Capítulo 5

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El hielo también quema
Capitulo 5

Cuando Elsa se despertó el sol aun no se había levantado de detrás de las colinas del este.
Sin saber bien que hacer, la reina buscó alguna clase de cura para la ansiedad que la había despertado, acercándose a la ventana a tomar algo de aire fresco.
Era demasiado temprano y habría sido una crueldad levantar a Anna, solo para tener alguien con quien charlar y así sosegar las ansias que la invadían.
Aunque no quería admitirlo, la historia de aquel hombre, Sam, le había dejado los pelos de punta. La chica no sabía donde empezaban o terminaban sus dudas, ni cual acudir a solucionar primero.
Por suerte, al llegar a este momento, el control sobre sus poderes era casi total, así que por más ansiosa que se encontrará por hallar las respuesta a sus preguntas, no temía lastimar a nadie con su magia.
Aunque desgraciadamente para la chica, en aquella habitación no había balcón alguno al cual acudir para serenarse, sin embargo, el frío viento proveniente del norte fue suficiente para tranquilizarla al menos un poco.
Cuando sus ideas por fin fueron apaciguadas, la chica decidió cerrar aquella ventana, pues notó lo gélida que se había puesto la temperatura en el interior. Y muy a pesar de que el frío no le molestase en lo absoluto, sabía bien que su hermana no toleraba las bajas temperaturas que ella si.
Una vez cerrada la ventana, Elsa decidió que volver dormir sonaba como una buena opción. Después de todo, eran como máximo las seis de la mañana y aquel día no había ningún evento especial que atender.
Justo cuando iba camino a su cama, al otro lado de la habitación, a la chica se le vino a la mente el pensamiento de que hacia años enteros que no se dormía junto a su hermana.
Tal vez aquella sería una buena ocasión para retomar aquel gesto que no hacían desde la infancia.
Sin dudarlo un segundo más, la joven tomo rumbo hacia la cama donde yacía su hermana, aún dormida.
Al llegar al borde del colchón, se tomó un segundo para mirar a Anna dormir.
Una mano bajo la almohada y la otra ligeramente acomodada bajo la mejilla.
La reina sintió que un nudo se formaba en su garganta.
Había pasado un año y medio ya desde que su hermana pequeña formaba parte activa de su vida y sin embargo, en ese tiempo aún no había tenido oportunidad de retomar todo lo que habían dejado inconcluso hacia tantísimos años. Después de todo, no era posible compensar todo ese tiempo perdido en un año y medio.
Ya se había escabullido dentro de las cobijas de la cama de su hermana, cuando al echarle un ultimo vistazo a Anna, la reina percibió un detalle que no había visto nunca antes.
En el dedo anular de la mano derecha de su hermana, había puesto un hermoso aro dorado. Tan fino y delicado como la misma Anna.
Al verlo, el sentimiento de arrepentimiento se sembró en el pecho de la reina.
Anoche, ese anillo había sido el motivo por el cual Anna había llegado tarde, y ella, sin saber de que se trataba, la juzgó y terminó arruinando el momento presentándole a Sam.
Anna ni siquiera tuvo tiempo de contarle a su hermana acerca de la propuesta, porque Elsa no le había dado ese tiempo.
Antes de cubrirse con las cobijas, la chica lanzó un resoplido, preguntándose porque siempre tenía que hacer que las cosas sucedieran en el momento más inoportuno, cambiando los planes de los desafortunados que se cruzaban en su camino.

Al despertar, Anna estaba en su cama, sin llegar a saber como había llegado hasta ahí.
A un costado de ella, Elsa estaba todavía dormida plácidamente, como si nada de lo que había pasado un día antes hubiese tenido lugar.
La princesa se levantó sigilosamente y se dirigió al cuarto de baño, con el fin de tomar una ducha que la tranquilizase. Desde hacia horas que por mucho que la chica intentara, no podía sacarse de la cabeza la trágica muerte de sus padres.
Había sido un accidente. O al menos eso era lo que se había dicho.
Pero, ¿que ocurriría si en realidad no lo había sido? ¿Si Sam tenía razón y alguien había planeado ese suceso con anterioridad?
¿Quién habría querido hacer algo así? Y lo más importante: ¿Qué fines tenía esa persona?

La joven se planteó todas esas cuestiones, sin poder resolverlas, mientras dejaba que el agua tibia que le habían preparado, enjuagara sus penas.
Al salir de la ducha, se encontró con que Elsa seguía dormida en su cama y decidió que era mejor dejarla dormir un rato.
Ayer debía de haber sido un largo día para ella y Anna seguía sintiéndose culpable por no estar con ella a la hora acordada y dejar a su hermana enfrentar todo por sí sola.
La princesa dio media vuelta y se dirigió a su tocador, de donde saco un cepillo para después empezar a cepillar su húmedo cabello.

Un instante más tarde, Elsa se estiró en la cama, esperando encontrar a su hermana al otro lado del colchón, decepcionándose al no hallarla.
Se levantó, con algo de angustia, la cual se disolvió al ver a Anna frente al espejo de su habitación, trenzando su pelirrojo cabello con expresión lúgubre.
-Buenos días-saludó la reina, tratando de sonar animada.
-Oh, Elsa... buenos días-respondió Anna, dejando de lado su labor momentáneamente-¿Cómo dormiste?
-Bien- mintió la reina-¿Y tu? - Y se levantó de la cama, dirigiendose a su hermana. A quien le quitó el cepillo de las manos, apenas la hubo alcanzado y empezó ella misma a cepillarle el cabello pelirrojo.
-Creo que bien... Si a "bien" se le puede decir no pegar un ojo hasta tarde. No podía pensar en nada más que en nuestros padres... ¿Y si realmente alguien planeaba... Ya sabes, ¿asesinarlos?
Elsa dejó el cepillo sobre el tocador, y soltó un suspiro.
-Tal vez... pero, ¿en realidad importa?- respondió con un ligero toque de desgana.
-¿A ti no?- preguntó extrañada, Anna.
-Solo es que me parece que... no deberíamos de darle tanta importancia a ello. Al final de cuentas, nuestros padres... están muertos y descubrir la verdad detrás de su muerte no los revivirá. ¿Por que atormentarnos con ello?- dijo con una sonrisa melancólica, mientras empezaba a trenzar el cabello de su hermana.
Y luego, pareció reparar en algo que le era indiferente hacia solo un segundo- Además, cambiando de tema, veo que has obtenido joyería nueva.
Comentó, dejando escapar una sonrisa traviesa a sus reflejos en el espejo.
-Elsa, yo quería decirte pero...- empezó la chica, pero su hermana no le dió chance a terminar, pues había tomado ya la mano de su hermana y se encontraba admirando la joya con una gran sonrisa en el rostro.
-¿De dónde lo sacaste?-preguntó la reina. Anna se levantó del banco en que se encontraba sentada.
-Responderé esa pregunta cuando tu respondas ésta: ¿Que pasaría si... Pff... Tu sabes... si yo... -empezó a caminar por la habitación sin rumbo alguno, mientras seguía divagando en voz alta, enredando un mechón de cabello en su dedo distraídamente- Si-yo-tal-vez-me-hubiera-comprometido? Y no es que lo haya hecho... Solo es por fines informativos... A menos que estés de acuerdo en cuyo caso, tal vez si lo haya hecho - dijo atropelladamente.
La reina rió.
-Anna, ¿Kristoff al fin te lo preguntó?
-¿Eso estaría bien? -quiso saber la princesa, ya sin tanto pánico.
-Más que bien- aseguró la reina, sonriendo ampliamente.
-En ese caso: ¿¡Acaso no es increíble!? Elsa, ¡voy a casarme con Kristoff!
Exclamó, emocionada, mientras recibía un abrazo de su hermana.
-¡Lo sé! Y, Anna, ¡no sabes cuanto gusto me da!
-Aguarda... ¿No estas molesta?- preguntó la princesa, alejándose un poco para alcanzar a mirar a los ojos de su hermana-¿Tu lo sabías?
Elsa intentó disimular una sonrisa.
-¡Si que lo sabías!- dijo con emoción la chica-¿Por qué no me lo contaste?
-Hey, no iba a arruinarle la sorpresa a Kristoff, además... Él me pidió mi bendición hace ya un buen tiempo. ¿Qué crees que hubieras pensado si yo te hubiera dicho que te iba a proponer matrimonio y el no hubiera mencionado el asunto en meses? Hubieses empezado a desesperar. Sé lo nerviosa que eres- confeso, soltando una ligera risa.
-De acuerdo- reconoció Anna - y bien, ¿ahora qué?- preguntó, sentándose en la mullida cama.
-¿Ahora qué?- le arremedó Elsa, risueña- Hermana, hay mucho que preparar- se acercó a la ventana y sujetó una cortina, antes de estirar la tela y comparar el tono con el de su hermana- ¿Qué opinas acerca de empezar por el vestido?

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