JURAMENTO

154 17 3
                                    

Apagó la luz de la vela tal y como lo había hecho al principio; su joven ama que debía de estar acostada... No, miraba a la ventana aún con todas las luces apagadas y el frío entrando por su pijama.

Su mayordomo dejó el candelabro a un costado y se aproximó a su lado.

La luna era la más hermosa que ninguna que se había atrevido a ver. Al fin la fiesta de Navidad había terminado y los dos habían vuelto a la habitación. Tal como todos los años lo había hecho, arropaba a su ama antes de irse a dormir y él quedara toda la noche despierto hasta que la luz del sol le diera a la mansión. En los días nublados siempre iba mucho antes que apenas el primer rayo se aproximara. En las noches lúgubres y frías la abrazaba dándole calor y todo el apoyo que ella necesitaba... En pocas palabras, NUNCA la había dejado sola. Y hasta que el contrato se consumiera, jamás lo volvería a hacer. La miró.

-Joven ama, ¿no debería estar en cama ya?- Inquirió.

Ésta suspiró sonriendo.

-No...- Susurró- La noche es tan larga, que parece eterna. Sin embargo, siempre que estás junto a mí parece que el tiempo vuela. Muy rápido.

Éste sonrió y la cargó. Karin se recostó en su pecho acurrucándose y cerrando sus ojos. Sebastian apoyó su cabeza en la de ella simulado un abrazo. Se sentía realmente cómodo, sin embargo, su joven ama terminaría dormida a su lado y no quería despertarla cuando la acomodara.

-Está cansada. No puede engañarme.

Se dirigió hacia su cama y la recostó. Tomó las sábanas y la acobijó. Se sentó a su lado. Se miraron a los ojos. Sebastian sacó una caja debajo de la almohada de ella y se la mostró. Karin abrió los ojos curiosa y su mayordomo la dejó en sus manos.

Miraba con atención.

-¿Qué es esto, Sebastian?- Le preguntó.

Éste aun se preguntaba lo mismo desde que Undertaker había traído esa caja.

Karin la abrió. Era un ataúd.

Se sintió algo entrañada pero a la vez le dio gracia ver ese objeto tan preciado que sería para ambos.

-Es gracioso, ¿no? Darme este objeto como regalo de navidad. Otro símbolo de "ataúd a la medida".- Sonrió.

Sebastian presintió que eso no terminaba ahí; tomó la caja y jaló. Se abría.

Karin se sorprendió al ver lo que había dentro.

Una muñeca idéntica a ella.. La misma muñeca que Undertaker le había dado justo en esa habitación y misma posición que con Sebastian.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Sentía un profundo dolor, pérdida, melancolía y profunda herida que tenía desde que sus padres habían sido asesinados brutalmente. Ese asqueroso recuerdo de su padre muerto por un balazo en la cabeza y después al cuerpo; su madre salvajemente golpeada y después violada; ella siendo vendida y tiempo después siendo abusada sexualmente por el maldito de Ricardo.

Ella jamás se atrevería a hablar al respecto de ello, más parecía que sus pensamientos le hablaban solo a ella de eso.

Suspiró y dejó caer una lágrima casualmente justo en el ojo de la muñeca.

-Esto.... Esto....- Sollozaba.

Sebastian abrazó fuertemente a su joven ama mientras ésta desahogaba sus penas correspondiendo al abrazo. Sollozaba a gritos todo ese dolor que por muchos años llevaba dentro, ninguna criatura podía sentir la tremenda herida aun no sanada que cargaría por siempre. Jamás lo olvidaría, y si lo hacía, la herida continuaría ahí, los sucesos que se le presentarían serían igualmente recordados y con fobia, temor o hasta paranoia tendría al verlos.

No perdía más el tiempo. Ya iba siendo hora que todos sus miedos se vieran presentes y sabía que eso lo podía lograr siendo fuerte y nunca, nunca dejándose vencer. EL contrato que había realizado con Sebastian era significado de ello: El miedo sería el peor enemigo, por eso, no podía darse el lujo de rendirse tan fácilmente o perder el juego, la concentración y no tener dudas era fundamental en la jugada... Tal como el ajedrez.

Comenzó a calmarse poco a poco. Sebastian le había otorgado la fuerza de voluntad para liberarse y percatarse de lo que en realidad valía la pena seguir.

-Esto me lo dio Undertaker. Cuando era pequeña me lo obsequió como promesa que siempre seguiría a mi lado. Lo prometió.- Dijo conmovida.

Sebastian la miró con ternura. Tomó su rostro suavemente y asintió.

-Y jamás estará sola. Siempre a su lado estaremos, pase lo que pase.

Karin se acercó a Sebastian hundiéndose en un delicado y profundo beso. Esa promesa que ambos realizaban también era para Karin. Valía tanto, que dejaría todo, renunciaría a todo sólo por ver el contrato cumplido.

Después de todo... Pertenecía única y exclusivamente hacia Sebastian.

Éste sentía sus labios como una sensación de adrenalina y hermoso sentimiento para satisfacer... Su profundo hoyo negro.

Al levantarse, tomó el candelabro y abrió la puerta.

-Sebastian...- Ella susurró.

Éste la miró

-... ¿Qué fue lo que te dije hace algunas horas?- Inquirió.

Éste sonrió.

-Yes... My Lady.- Realizó una reverencia más significativa.

Lo que en realidad había querido demostrar con esa misma reverencia, era el "te amo" tan esperado que Karin nunca se había querido atrever a decir. Y Sebastian tampoco... Ambos, habían dicho esas 2 palabras tan significativas que querían dar a conocer el juramento que recientemente acababan de pactar.

La estrella del pino - OVA 1era temporada (Tan sólo soy... Yo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora