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Narra Mauro

Me desperté a la una de la tarde por una alarma random que tenía puesta en mi celular. Después de bañarme lo primero que  hice fue mandarle un mensaje a Valentín para que cuando pueda se venga a casa.

Lo había pensado mientras me duchaba. Tenía que contarle todo lo que había pasado ayer, era un tema importante y no tenía que quedar en el olvido.

Quedamos que venía tipo tres de la tarde, y recién eran las 13:15, tenía bastante tiempo todavía.

Me puse una remera grande negra con letras violetas, unos jeans negros y unas vans negras. Lo primero que encontré, y lo que usaba usualmente.

Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina.

Cuando llegue, el sol del mediodía que entraba por la ventana generó un leve dolor en mis ojos, lo que hizo que me los tapara con mis manos.

Me los refregué un poco mientras me apoyaba en la mesada, y una vez que me acostumbre a la luz, puede ver una nota pegada en la puerta de la heladera.

La agarre y la leí por arriba sin ganas. Decía que mis papás se habían ido a trabajar temprano, y que no llegaban hasta la noche. Me olvide que ellos pensaban que me iba a quedar a dormir en lo de Paulo, y como tenía la cabeza metida en otra cosa no pude avisar. 

Maldecí, porque significaba que tenía que hacerme algo para comer. Tenía mucha experiencia en la cocina, ya que normalmente debía cocinar porque mis viejos laburaban bastante, pero aun así, siempre odie el hecho de tener que cocinar.

Antes Emi era la que se encargaba de la comida cuando no había nadie en casa, por eso tuve que aprender por las malas, sino me cagaba de hambre.

Me termine de hacer un sándwich y me serví un vasito de Coca-Cola, mientras esperaba a que él omelette se terminara de cocinar en la sartén.

Prendí la televisión y me puse a escuchar en youtube canciones en inglés, algunas eran de Eminem, otras de twenty one pilots, y otras de lil teca.

Termine de almorzar y subí a ordenar mi cuarto. Era algo que nunca hacía, pero como estaba aburrido esperando a que llegara mi amigo, fue mi única opción productiva. Además de que me ayudaba a controlar mis nervios y la ansiedad que sentía en ese momento.

Al rato escuché el timbre, baje rápido las escaleras y abrí la puerta encontrándome con Valentin. Parecía recién despierto, tenía el jopo despeinado y los ojos levemente hinchados.

Lo salude, lo dejé pasar, y nos fuimos al living. No sabía como empezar a contarle todo, porque no sabía como iba a reaccionar.

-¿Que onda ya almorzaste? -le pregunte sentándome en el sillón a la par que el.

-No, no tengo hambre-respondió casi haciendo una mueca.

-¿Tas seguro gato? mira que tengo comida-Advertí por las dudas.

-Si salame, gracia igual...¿Que me querías contar? -Pregunto y me miro serio, lo cual me puso algo nervioso. Esto no iba a ser tan fácil como pensaba.

-Eeh...nada, una cosa...algo qué pasó ayer-Dije arrastrando un poco las palabras inconscientemente, parecía que estaba balbuceando.

-¿Y porque estás tan nervioso pelotudo?-Me contesto, y pude ver como había juntado sus cejas, dejando en claro que estaba confundido e intrigado.

-Es que no se como te lo vas a tomar...Así que ya te digo que te tranquilices-Dije con algo de miedo.

-Sos un tarado. ¿qué pasó gil? -pregunto y yo lo miré indeciso-dale larga todo-Me apuró.

Darkness |Lit killah|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora