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Narra mauro

Eran las tres de la tarde cuando salí del colegio. Sin ganas apoye el skate en el piso, y comencé a empujarme con la poca energía que tenía. Había salido más cansado de lo habitual, y estos eran los momentos donde deseaba tener un auto.

Después de hacer las dos primeras cuadras en dirección a mi casa, decidí frenar y ponerme un gorrito negro en la cabeza. Porque para colmo, me estaba re cagando de frío, y la única campera de abrigo que tenía estaba para lavar.

-Ey mau- escuché la voz de la morocha cerca de mi.

Deje de acomodarme el gorro y centre mi atención en cata, la cual se encontraba dentro de su propio auto. Había bajado la ventanilla para poder hablarme, a la vez que descendió la velocidad haciéndose a un costado del paso de los autos.

-¿Queres que te lleve? -Me pregunto, y no me dejo mucho tiempo para decidir, porque abrió la puerta del acompañante antes de que pudiera responderle.

-Dale wacha, me re salvas-Dije sentándome y aceptando su invitación-Pero vos no tenías que ir a dar clases hoy? -pregunte una vez que pude acomodar mi skate debajo de mis pies y cerrar la puerta del vehículo.

Catalina era una de mis mejores amigas, que en realidad, en este punto de mi vida creía que no tenia muchas. Con el mambo de mi hermana me había alejado de muchas personas, y la gran mayoría de mis amigos en este momento eran todos hombres.

Cata y su prima luli, habían sido las únicas dos que había conservado, y a ellas hace aproximadamente un año y medio se les había sumado Nicole, cuando se cambió de colegio y se nos unió al grupo.

A la morocha la conocí cuando éramos muy chicos, básicamente porque éramos vecinos y mi vieja se llevaba muy bien con la suya. A veces venia a casa a jugar conmigo y mi hermana, salíamos a boludear en la calle, íbamos a la plaza juntos, o hasta me invitaba a merendar a su casa. Por eso conocí a Lucia mucho antes de que se pusiera de novia con paulo, porque normalmente las primas estaban juntas, como si fueran hermanas, y yo siempre me lleve muy bien con ambas.

De chicos no fuimos al colegio juntos, porque ella es más grande que yo, pero repitió cuarto de secundaria y terminamos yendo al mismo curso. Con tan solo 18 años ya tiene su propio departamento, su propio auto, y también su propio trabajo. Da clases de danza en un lugar muy cheto de buenos aires, por eso es que tiene la posibilidad de manejarse sola.

-No voy, porque se ve que se cortó la luz y suspendieron las clases-me respondió ella retomando el camino hacia mi casa.

-Ah bueno mejor, tenes el día libre- Dije yo viéndole el lado positivo a la situación- Yo no tengo ni ganas de ir al skatepark hoy.

-¿Y no te da suspenderles la clase? te veo re cansado- Dijo mirándome algo preocupada.

-No ya está, ahora llegó me hago un buen café y salgo. Además también organice con valen para que vaya a la plaza, y si quiero ir a Córdoba tengo que juntar unos mangos- Respondí yo mientras me refregaba el ojo derecho.

-Bueno si queres te espero y te llevo, así no vas caminando hasta la plaza. Yo estoy al pedo- Se ofreció cuando frenamos en un semáforo.

-Tranqui catis, voy en bondi, no te compliques-dije con media sonrisa, me ponía contento saber que contaba con ella.

-No me complico salame, te estoy diciendo que no tengo nada que hacer- Insistió mientras miraba atenta la calle, y frenaba lentamente frente a mi casa. Ya habíamos llegado.

Darkness |Lit killah|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora