7.

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Las iris grises se reflejaban de los pequeños ojos del pelinegro que se abrían cada vez más cuando el contrario se aproximaba a su rostro.
Los ojos verdes trasladaban el filo de su mirar, como si fueran capaces de cortar inclusive el aire invisible.

Eren se veía diferente de ser el muchacho de hace unos minutos el cual la consternación no le dejaba artícular ni siquiera alguna palabra.
El chico que estaba acorralado de Levi, poseía un aura que si bien desconocía no ignoraba que sentía una especie de terror.

¿Qué ocurre, Levi? Parece que tuvieras miedo.

La voz de Eren era juguetona con tonos subjetivos y de seducción. Los encantos de Eren Jeager podrían conquistar a cualquier mujer, pero lamentablemente ese no era el caso de Levi, esos encantos del castaño, le parecían extraños y para nada inocentes.

Harto de su posición lo único que pudo alcanzar a hacer fue empujar con todas sus fuerzas para alejarse del ojiverde, una vez que se libró de los agarres torpes del más alto, se dió a la fuga, saliendo por fin del instituto y echarse a correr a cualquier dirección de la calle.

Las personas golpeando al chocar contra suyo debido a que no era consciente de correr entre las multitudes de gente yendo y viendo por las calles. La ansiedad del momento contra Eren fue demasiada para provocar que ojigris huyera del lugar sin poder enfrentarse.

El chico de cabellos negros se refugió en algún callejón del distrito, trató de controlar su respiración agitada, cuando logró calmarse se aseguró de que el castaño no lo hubiese seguido.

Al parecer así fue, no había rastro de Eren.

Eren Jeager...

Pronunció el azabache recordando el oscuro color verde de los ojos del mencionado.

Levi sabía quien era Eren Jeager, por su puesto que sabía. Era el hijo único de un prestigioso doctor, cuyo doctor había desahuciado a su madre debido a su cáncer, la falta del dinero hizo que prácticamente la echaran del hospital sin recibir al menos los servicios básicos gratuitos. Grisha Jeager, un hombre con demasiado poder e influencias en la zona de Japón.
Era también consciente que al ser un médico de tanta alcurnia se la pasaba fuera del país, eso lo sabía porque siempre había ese tipo de noticias en la TV.

Así que Eren siempre fue un chiquillo de buen dinero, buena posición sin falta de necesidades. Y en el instituto siempre fue alguien simple sin llamar la atención, un chico ordinario que siempre se las andaba con sus amigos, no causaba problemas, tanto era que pasaba por desapercibido para Levi.
Hasta ahora, la imagen que tenía del castaño había cambiado repentinamente, de ser una persona inocente pasó a segundos a parecer algún loco.

Dando unos pesados suspiros, Levi recordó la realidad del tiempo y sacó de su teléfono.

Tenía llamadas perdidas de Erwin.

Por todo lo que pasó no pudo reunirse con el hombre rubio.

Decidió llamarle devuelta. Esperó unos segundos mientras la línea telefónica de su director sea atendida.

Vaya... Creí que mi muñequito favorito ya se había olvidado de nuestro acuerdo.

La voz de hombre a través de la línea le provocó aún o más asco de lo podría transmitirle en persona.

Lo siento, tuve un problema y no pude encontrarme contigo.

La explicación de Levi era simple ya que fue un verdadero problema lo que había ocurrido el día de hoy.

Mmmh... Todos tienen problemas, Levi pero creo que tú no tienes excusa, me quedé esperándote en la oficina.

Ya dije que lo siento.

Bueno, un "Lo siento" no arregla las ganas de quererte follar. -Erwin hizo un pausa en su contestación. 一 Mañana te quiero terminando las clases en mi oficina y te quiero preparado.

El pelinegro interrumpió al rubio.

Erwin, tengo que hablar de algo importante contigo.

Eso puede esperar para mañana, después de que me hayas servido, ¿de acuerdo?

Erwin, escucha.

Levi quería poder al menos compartir la preocupación que temia con el tema de Eren.

Ya te dije, mañana, ahora tengo que ir desearles dulces sueños a mis hijas.

Y con eso, la línea del rubio se cortó.

El de ojos grises sentía tanta repulsión de Erwin. Un hombre que aparentaba ser intachable, un buen esposo y padre... Era toda una facha, puesto que Erwin Smith era una escoria que que siempre estaba hambriento de sexo, que faltaba el respeto a su esposa y a la unión de matrimonio, siendo Infiel de varias formas y con varias personas y en en esas personas Levi estaba incluido.

Él mismo era un asco de la humanidad, terrible.

Ahora lo que Levi necesitaba era ir a casa, limpiar de toda la mugre que hubiese dentro y tomar al menos un baño para poder limpiarse asi mismo, aunque eso fuera completamente imposible.

[...]

La mañana de un nuevo día se avisó para todos, pero para Levi deseaba que las horas, minutos y segundos fueran lentos, muy lentos.

Pero él no podía controlar del tiempo por lo que tuvo que quedarse en el pasillo de la escuela, después de que la hora marcará el final de las clases, mirando como todos los estudiantes se iban con montones de trabajos y tareas por realizar, siendo tal vez sus únicas preocupaciones.

Que envidia...

Lo único bueno que había pasado, fue que Eren no estuvo presente todo el día.

Ojalá ni se aparezca otra vez. - se dijo para si mismo.

Notando que ya no estaba ningún estudiante, supo que ya era tiempo de ir a la oficina del director. Con el pesar de sus pasos se dirigió hacia dicho lugar.
A estas alturas, Levi ya debería estar acostumbrado a estos encuentros con Erwin, pero algo le decía que esta vez no sería una simple jornada de sexo.

Tenía un mal presentimiento.

Frente ya de la puerta de la oficina, dio unos cuantos golpes a la superficie y esperó.

Como era de esperarse después de unos segundos la puerta de abrió, dejando a la vista el rostro de Erwin.

Erwin, terminemos rápido con esto. -pidió el pelinegro entrando de una vez a la oficina.

Oh, Levi, que bueno que llegas, te estábamos esperando.

¿Estábamos?

Ahí Levi cayó en cuenta que Erwin no era el único quien estaba, sino otras tres personas más.

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