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Dos pares de pies chocaban contra el pavimento de la carretera. Ambos hermanos temblaban de frió, era noche, estaba lloviendo y, como si fuera poco, ellos aún cargaban con su ropa de "hospital" y descalzos. El, unos centímetros, más alto abrazaba a su hermana menor -por algunos minutos- por los hombros, manteniendo un poco de calor corporal.

—En estos momentos si echo de menos al estúpido de Isaac. —Habló la menor con sarcasmo—.

—Claro... como el idiota nos podría hacer una fogata. —Rieron—. Podrías darle con una honda eléctrica a unas ramas, y hacemos una cuando se prendan en fuego.

—Obvio, para hacer luego un incendio forestal. —Contestó la gemela y volvieron a reír—.

—Me alegra que hayamos escapado. —Dijo, con sinceridad, el castaño—.

—¿Crees que nos encuentren? —Preguntó la chica—.

—No lo creo, Once y Ocho escaparon igualmente y nunca las encontraron.

—Sí, pero a nosotros nos trasladaron a un edificio con mayor seguridad.

—¿Con mayor seguridad, dices? —Se burló el mayor— Somos dos adolescentes de 14 años en medio de una carretera vacía a media noche mientras ese laboratorio de "gran" seguridad se quema. ¡DOS ADOLESCENTES SOLOS! —Gritó a todo pulmón, provocando que unos cuervos que se hallaban cerca salieran volando—.

—Kendall, nos pueden oír. —Se quejó con inseguridad la ojiverde—

—Ay vamos ¿Quien nos va a...-?

—¿Que hacen unos niños por aquí solos? —Interrumpió un hombre, saliendo de una camioneta, un poco pasado peso, pelicafé y ojiazul— ¿Están bien?

—Aléjate de nosotros. —Vociferó el varón y detrás suya puso a su hermana, protegiéndola—.

—¿Porque traen batas de hospi..-? Oh mierda. —Se acercó a ellos y los separó, sólo para mirar sus muñecas—. No me jodas... Otros dos ¿enserio? No, Hopper, no los vas a ayudar... no...

(...)

Estaban sentados en los asientos de aquel carro, mientras "Hopper" se tocaba la barba con desesperación, preguntándose el porque quería dos nuevos integrantes a la familia. Ambos gemelos se estaban abrazando, buscando, aún, calor en el otro. Jim los vio a través del espejo y suspiro para luego hablar.

—Abajo del asiento hay una chaqueta, pueden abrigarse con eso.

La menor se estiró y agarro aquella parte del uniforme oficial. Miró asustada al hermano, quien se sobre saltó y dejó que sus pupilas se volvieras de gato ante el terror.

—¿E-eres policía?

—Soy el Jefe de policía, el Sheriff de Hawkins.

—¿Que hacías en las afueras del pueblo? —Cuestionó, ahora, el mayor de los gemelos—.

—Un caso de peste, nada más. Ahora ¿Como se llaman?

—Nueve y Di...—Intento responder la femenina, pero fue interrumpida por el adulto—.

—Nombre reales. —Exclamó con fuerza, como consecuencia consiguiendo que ella se encogiera en su asiento con miedo—.

—Yo soy Sam, el mi hermano gemelo Kendall, pero puedes decirle Ken. Ambos tenemos 14 años.

—Somos ratas de laboratorio —Informó el castaño—. Logramos escapar.

—¿Tienen poderes? —Preguntó el más viejo haciendo que los ojiverdes asintieran— ¿Telequinesis?

—¿Qué? No. Esos eran los de Once. Sam tiene electroquinesis y teletrasportación, en cambio yo soy un cambia formas animal y puedo sanar cualquier herida en segundos, mía o ajena.

—Vaya... —Alargó Hooper, abriendo de más sus ojos al saber que ellos eran experimentos más desarrollados que su hija, ya que tenían dos poderes cada uno y no tuvieron necesidad de raparlos—. ¿Conocen a Once?

—Sí, era nuestra amiga. Cuando nos portábamos bien podíamos jugar juntas antes de se escapara. —Conmemoró con melancolía, Sam—

—Jane nunca me contó de ustedes.

—No tendría el porque. —Habló el gemelo— ¿Para donde vamos? Si conoce a Once debería estar enterado de que...

—No pueden llamar a nadie, lo sé. Vamos para mi caballa, mañana hablaremos con Joyce, juntos sabremos que hacer.

—¿En su cabaña esta Once?

—Sí, es mi hija adoptiva. Seguramente también estará el estúpido de su novio...

—Debería respetar la decisión de su hija si esta saliendo con alguien y ese alguien la esta haciendo feliz. —Hablaron juntos los adolescentes—.

—Eso me dijo Joyce. —Saco un cigarro y empezó a fumar sin dejar de conducir— Pero, no me cae para nada bien... es... es molesto.

El resto del camino fue en silencio, hasta que llegaron a una cabaña casi en medio del bosque, parecía estar bien cuidada. Bajaron aún con la chaqueta y entraron silenciosamente, Jim se acerco a una puerta y la abrió con enojo para luego gritar.

—¡Dije que diez centi...! oh, hola chicos ¿Que hacen aquí tan tarde?

—Los invite a dormir hoy, espero que no te moleste —Dijo una chica desde adentro—

—¿Que pasa, Jim? —Cuestionó Ken—.

—Nada, solo, hay amigos de Ce aquí. Vamos a mi habitación, dormirán ahí por hoy.

—¿Quienes son Papá? —Se oyó esa voz femenina nuevamente—.

—Nadie Jane, descansen.

Hopper cerró la puerta y caminó para luego entrar los tres mencionados a su recamara, sacó dos camisas del armario y se las paso a los menores. Ambos dieron media vuelta y se quitaron la bata para ponerse la camisa que quedaba como vestido, a los dos. También sacó un pantalón de pijama para Ken y un short para Sam.

—Duerman juntos, yo dormiré en el sofá. Mañana los despertare temprano, después de que se vayan todos los amigos de Jane a la escuela, sacaré las primeras horas libres para explicarles un par de cosas. Ahora, descansen.

Dicho eso, el adulto salió y ambos gemelos se acostaron el la cama, para luego dormir juntos, como nunca antes lo hicieron.

009 ━━ will byers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora