eѕcrιтoѕ del corαzóɴ. | edwαrd o'ѕυllιvαɴ. ©

cαтorce.

Cada vez que me siento mal, escribo. Esta es una de aquellas ocasiones. Aunque me tome medicamentos para luchar la melancolía, cierta parte de mi autoestima está para los suelos y me aferro a ella. No sé por qué, todavía. Es que... Comienzo a recordar todo lo malo que me ha sucedido, haciendo que me duela demasiado. Además, el estar encerrado me duele también. No puedo salir y no puedo distraerme; gracias a ello, me ahogo en mis propios mares de lágrimas. Me siento atrapado dentro de un cuarto de cuatro paredes, viendo que éste no tiene salida. Está muy oscuro, lo único que ilumina es una de esas lámparas que se utilizan en los sótanos. Corro hacia una pared y la golpeo, luego hago lo mismo con las otras tres. Al no haber salida, me desespero y comienzo a llorar, mientras me golpeo la cabeza contra una de las paredes y ésta sangra. Así de dañado me siento actualmente. Mimente está muy alterada, no piensa con claridad: quiere seguir débil y enferma, sintiendo aquella melancolía que mi ser no quiere sentir. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Me vuelvo loco o qué? ¿Cómo debo salir de ese cuarto que me daña a mí y a mis pensamientos? A veces, su estructura cambia: por un lado, es un cuarto oscuro sin salida y, por el otro, es mi jardín trasero de la casa que me calma demasiado, muchísimo. Es como... Mi loby.

Cada vez que estoy en ese cuarto, me revuelco al suelo y pataleo. ¡Quisiera que me sacaran de una maldita vez! Pero no se puede, algo dentro de mí se quedó estancado allí y no sé por qué. Pienso averiguarlo, será muy difícil y extremadamente peligroso. Odio tener que hacer esto, lo odio con todo lo que queda de mi alma. Si tengo que arriesgar lo que me queda de vida para sentirme bien de ahora en adelante, creo que tendré que hacerlo.  Al fin y al cabo, ¿cómo tiene que ser feliz un ser humano o ser vivo finalmente? Yo siempre digo que, las paredes de algún lugar aleatorio, guardan muchísimos recuerdos. Las paredes de mi jardín y de mis dos recámaras guardan los recuerdos de mi relación con el amor de mi vida, fueron momentos maravillosos y difíciles de superar: él ya no se encuentra dentro de mi vida. Es difícil superar una gran relación, pero siempre hay que intentarlo. No importa cuántas veces sientas que te rindas, intenta superarlo igualmente: debes vivir tu propia vida, como era antes de él o ella.