dιecιɴυeve.

12 7 0
                                    

Llueven hojas naranjas, y yo me encuentro allí: mirando a la nada. Pienso para que mi mente se quede más tranquila, pero aquellos pensamientos me gritan que me rinda de una vez por todas. Las lágrimas corren, huyendo de lo que sería la muerte. El reloj grita las horas que pierdo en ésto, aunque ya no importa en lo absoluto. No lo entiendo, no entiendo por qué el amor me acompaña en este día. Está en frente mío, observándome mientras mis recuerdos desean salir de esa zona. Cada chiquilla de los recuerdos, que se imaginaba un futuro con la persona que más amaba, me pide que edite el pasado y quite de los recuerdos a aquella persona que se encuentra con ella. No la quiere ver, su pecho le duele de tanta maldad. La melancolía de los recuerdos ataca mi historia, además de mi mente y pensamientos. Ojalá pueda haber algo que pueda salvarme de esa miseria, no importa si es la lluvia de hojas naranjas. Algo me tiene que salvar. Ya no quiero arrastrarme en el suelo, mientras mi corazón vomita un líquido carmesí y me pide a gritos que lo cure para seguir con la historia. Una parte de él se fue con el segundo protagonista que, sin darle importancia a lo demás, superábamos los remolinos de viento e hielo juntos. Lo hacíamos para escribir una historia unidos, que luego se detuvo y se pausó, quedando allí: en la nada misma. El dolor y sufrimiento come mis entrañas por dentro, hace que mi existencia sea en vano y que ya no encuentre esperanza en seguir viviendo por aquí. El carmesí tiñe el suelo del jardín y, el naranja, se coloca encima de éste. El rojo suele representar al dolor en el pecho; el naranja, representa al sufrimiento que sale por mis lágrimas, se arrastra por mis mejillas e intensifica el dolor que tengo justo en mi pecho y corazón. Los suspiros, luego de mis llantos, se escapan de una boca llena de mentiras. Unos labios que pretenden estar bien, pero en realidad no lo están. Unos pedazos de carne que pretenden y prefieren vivir una vida de dolor, porque es lo más fácil de llevar y lo más conveniente, antes de tratar de buscar la felicidad para vivir en paz, tranquilo y en armonía. Si deseas seguir con el lado oscuro, debes prepararte para la guerra. Ésto no será fácil, lucharás por tu vida para que, aquella pizca de esperanza, siga en tu pecho para curar todo ese dolor que llevas dentro. En nombre de la vida, diría que es absolutamente difícil llevarla a cabo por mucho tiempo si no tienes las herramientas necesarias. Además, en el nacimiento, no te entregan ningún manual de como manejar cada aspecto de ella. ¿Cómo le harás? ¿Cómo la tratarás? Sin que te lo digan, todo esto es simple. Tendrás que aprender solo, sin que nadie te ayude. Así es como la vida lo quiso, y así es como será a partir de ahora.

eѕcrιтoѕ del corαzóɴ. | edwαrd o'ѕυllιvαɴ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora