Prólogo

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- Jimin no corras tanto cariño - La voz de una dulce mujer, de cabello pelirrojo y rizado que hacían juego con sus ojos color azul, fue audible para el pequeño de ocho años quien corría feliz por aquel campo que poseía su padre.

- ¡Atrápame mami! - Chilló emocionado el pequeño de mejillas coloradas, piel tan blanca como leche y unos hermosos ojos azules como el cielo.

La mujer apresuró lo más que pudo el paso hasta que logró alcanzar al pequeño quien se encontraba a unos pasos de llegar bajo aquel cerezo que era tan especial para ambos. Ella tomó en brazos a su pequeño hijo levantándolo del suelo y dio un par de vueltas con él en brazos, provocando que dulces risas salieran de sus labios.

- Mami me atrapó, me toca alimentar a los pajaritos - Habló el pequeño con esa dulce y tierna voz que lo caracterizaba.

Aquel hermoso niño fue dejado en el suelo y tomó la bolsa que su madre cargaba, al abrirla sacó un pequeño recipiente azul que contenía distintos tipos de semillas, con su pequeña manita tomó un puñado de estas semillas y luego imitó este acto con su mano contraria, al sacarla miró hacia arriba del árbol.

- Pajaritos bonitos, hemos llegado, bajen para que puedan alimentarse - Canturreó el menor viendo como poco después los pájaros del árbol bajaban, el pequeño extendió sus manitas al frente y observó como aquellas coloridas y diminutas aves se paraban en las manos del menor y comenzaban a comer el contenido de estas.

El pequeño sonrió observando como estos animales se alimentaban, la madre de Jimin se colocó a su lado y llevo su mano al sedoso cabello del pequeño comenzando a acariciarlo con cariño.

- Estos pajaritos se ven muy felices ¿no mami? - Preguntó sin quitar su mirada de sus manos. La mujer asintió con la cabeza y sonrió observando lo lindo que era su pequeño.

Un fuerte dolor hizo presencia en el estómago de la mamá de Jimin provocando que su mano que se hallaba en la cabeza del menor se dirigiera a donde el dolor estaba presente, un quejido salió de sus labios alertando al menor, quien volteó rápidamente a verla, los pájaros volaron de vuelta al árbol y el niño coloco sus manitas en los hombros de su madre quien ya se encontraba de rodillas en el suelo.

- ¿Mami? - Preguntó el pequeño sintiendo como su corazón se aceleraba, su mamá comenzó a quejarse más y eso hizo que el menor le gritara a su padre que se hallaba algo cerca, cepillando a los caballos - ¡Papi! - Gritó con todas sus fuerzas. Poco después el padre de la criatura llegó apurado observando a su esposa en el suelo a quien atendió de inmediato cargando en sus brazos para llevarla a la casa.

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- ¿Qué es lo que tiene mi esposa doctor? - Preguntó aquel hombre con barba de candado observando a su esposa recostada en la cama descansando plácidamente

- Lamento informarle esto señor, pero ella padece de cáncer estomacal, esta enfermedad ya está bastante avanzada por lo que sólo podemos esperanzarnos a las quimioterapias, pero hay poca posibilidad de que hagan efecto - Informó un hombre de bastante edad que portaba una bata blanca perfectamente limpia y planchada.

- Hagámoslo - Dijo el hombre más joven de la habitación observando con bastante tristeza y dolor a su esposa-Aunque haya una muy mínima posibilidad de que funcione, quiero tomarla, no puedo dejar que se vaya. -

- Está bien señor, informaré sobre esto en el hospital y le haré lugar lo más pronto posible, debemos tratarlo cuanto antes - El padre del pequeño Jimin asintió soltando un suspiro para pronto acercarse a su esposa y tomar su mano depositando un suave beso en esta.

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La enfermedad de la mujer había empeorado, ya se encontraba sin ese bello cabello que tanto la caracterizaba, pero aun así seguía luciendo hermosa y radiante a pesar de saber lo que padecía.

- Mami, hoy fui a cepillar a los corceles con mi papá, son muy lindos, hacen un sonido bastante fuerte, pero es muy bonito - El pequeño rubio como su padre estaba sentado en aquel lujoso sillón blanco junto a su madre quien poseía una pashmina rosa rodeando su calva cabeza.

- Me imagino que te divertiste mucho ¿o no amor? - Preguntó la bella dama a la vez que cargaba con cuidado al pequeño para colocarlo sobre sus piernas acariciando al mismo tiempo su pequeña mano.

- Si... bueno, algo así, extraño salir contigo - Susurró bajando la mirada a sus delgadas piernas.

- Jimin, quiero decirte algo-Comenzó a hablar su madre, sabiendo que pronto se iría de este mundo, las quimioterapias no iban mejorando su estado, solo parecía ir posponiendo un poco más la hora de su muerte - Quiero que sepas que aunque yo no esté aquí, frente a ti, siempre me tendrás cerca, ese cerezo que tanto amamos será aquello que te conecte conmigo, yo lo sé - Comentó con una dulce voz intentando no hacer llorar a su pequeño hijo, cosa que no fue posible ya que sus lágrimas ya rodaban por sus mejillas.

- No quiero que te vayas mami - Dijo con su vocecita quebrada a la vez que con sus brazos rodeaba el cuello de su madre escondiéndose en su cuello.

- No me iré Jimin, siempre estaré en tu corazón, velaré por ti y seré quien siempre te proteja, te lo prometo - Susurró con la voz cada vez más débil. Su pequeño hijo sintió como la, ya bastante, pálida piel de su madre estaba bastante fría.

- Espera aquí mamá, iré por una cobija para calentarte - Dijo con una muy ligera sonrisa, intentó separarse de su madre, pero ella lo aprisionó fuerte entre sus brazos.

- No cariño, quédate aquí, no te vayas, tu cuerpo me dará calor - Dijo la mujer sintiendo como sus lágrimas también se escapaban de sus ojos rodando por sus mejillas hasta caer en el suelo - No quiero que llores nunca, se feliz pequeño Jimin, prométeme que siempre mostrarás esa radiante sonrisa que tanto me gusta ver - Susurró cerca de su oído.

- L-lo prometo mamá, siempre mantendré mi sonrisa reluciente - Susurró de la misma manera aferrándose al cuerpo de su madre con la intención de darle calor.

- Te amo hijo mío - Las ojerosas orbes de la dulce mujer se cerraron con lentitud al mismo tiempo la fuerza de sus brazos comenzó a ser menor hasta que estos terminaron por caer a sus costados.

- También te amo - Susurró cerrando sus pequeños ojitos, pero estos se abrieron nuevamente al ya no sentir los brazos contrarios a su alrededor - Mami... ¿ya te dormiste? - Preguntó el pequeño separándose un poco para poder ver el rostro de su madre - ¿Mami? - Preguntó nuevamente esta vez sintiéndose preocupado, llevo su pequeña manita al pecho de su madre intentando sentir los latidos de su corazón, pero jamás los sintió - Papá... Papá - Gritó el pequeño sintiendo su voz desgarrase por la fuerza con la que gritaba - Mamá por favor, no me dejes, te lo suplico, tenemos muchas cosas que hacer, una vida por vivir, debemos alimentar a los pajaritos todas las mañanas, no podré hacerlo sin ti... por favor - Las lágrimas recorrían su rostro, tanto que parecían no tener fin.

El padre del pequeño entro a la habitación con rapidez, dirigiéndose velozmente a aquel sillón donde yacía el pequeño sentado en las piernas de su madre.

- Suni, cariño... por favor no te vayas así - Habló el hombre con la voz débil sintiendo como su vida se desplomaba ante sus ojos, rápidamente colocó sus manos en las mejillas de la joven y acarició estas con delicadeza amor y desesperación - Amor, no... todavía no... - Suplicó entre lágrimas viendo el rostro demacrado que alguna vez llegó a tener vida.

Cinderella Guy ||Yoonmin [+18] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora