Capítulo 2

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Los días pasaron, Jimin ya había superado la muerte de su padre, ya no lloraba todas las noches a causa de esto, pero seguía yendo diariamente a la tumba de su madre donde junto a ella, fue enterrado su padre, les contaba a cerca de lo que le había ocurrido en su día y les decía cuanto los extrañaba.

Por otro lado, dentro de la casa era donde lo más difícil se vivía, su madrastra le había encomendado las tareas del hogar, lavar, planchar, cocinar y demás cosas que mantenían la casa en buen estado.

Le habían quitado su habitación para llenarla de ropa y cosas lujosas que ellos se compraban, él fue enviado al ático junto las cosas de sus padres, demostrando que la mujer solo se había casado por interés económico.

A pesar de ser él quien se encargaba de cocinar, no lo dejaban comer con ellos, él tenía que esperar a que terminaran para así poder sentarse a comer y enseguida debía limpiar la cocina dejándola impecable.

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Un día Jimin había terminado todas las tareas del hogar, por lo que tuvo tiempo para descansar, decidió ir al establo donde montó a su caballo, un bello corcel blanco como la leche, que había sido un regalo de navidad por parte de su padre.

Salió en dirección al bosque que estaba algo retirado de su hogar, solo quería tomar aire libre y sentirse cómodo consigo mismo, aunque fuera por unos momentos.

El joven rubio iba con su caballo a una velocidad lenta solo disfrutaba del paisaje algo que amaba hacer siempre que tenía tiempo, un fuerte sonido proveniente de un arma retumbó en aquel espacioso lugar, asustando al corcel quien corrió desbocado sin poder ser controlado por el chico.

El joven y apuesto príncipe iba disfrutando el pasatiempo que tenía, cabalgar por las tierras de su padre sin ser interrumpido por nadie, es decir siempre solía ir solo, escuchó un fuerte estruendo proveniente de algún cazador, logró calmar a su caballo antes de que saliera corriendo ya que estaba acostumbrado a esto, pero al levantar la vista observó como una persona corría sobre un caballo el cual parecía bastante asustado, iba a ignorar esto hasta que escuchó la voz de un chico pedir ayuda por lo que decidió ir a su rescate.

El príncipe logró llegar donde el joven rubio persiguiéndolo hasta alcanzarlo y correr a su lado.

- Toma las riendas y jala hacia atrás - Gritó el mayor viendo como el chico se veía asustado, se acercó más a este y tomó las riendas del corcel ayudando así al rubio haciendo que el caballo fuera más lento, hasta que de un jalón logró detenerlo.

El menor soltó un suspiro de alivio y bajó del caballo tomando aquel bolso que traía consigo, de donde sacó una manzana, se puso frente al caballo y la colocó cerca de su boca observando como comenzaba a comer, sonrió dulcemente y acarició el pelaje del animal.

- Muchas gracias - Comentó sonriente a la vez que llevaba su mirada al chico que le había salvado. - No sé qué hubiera sido de mi si no hubieras llegado, tal vez estaría tirado con algún brazo o pierna rota - Dijo seguido de una suave risa. El mayor rio junto a él y bajó de su caballo acercándose, al contrario.

- No agradezcas, es un placer ayudar a otros - Dijo sonriente viendo al caballo blanco alimentarse, Jimin sacó de su bolso otra manzana y se la entregó al chico.

- Para tu caballo, como muestra de agradecimiento - El contrario tomó la roja manzana observando con admiración lo hermosa y roja que esta era, agradeció y la llevó hacia su caballo quien, sin dudarlo, la comenzó a comer. - Veo que le gusta. -

- Si, es sorprendente ya que Trueno solo come de las mejores cosechas -

- Lo coseché yo, aprendí con mi madre a plantar y cuidar de los cultivos, debes hablarles bonito ese es el secreto... Por cierto, ¿Trueno? - Preguntó a la vez que llevaba su mirada al joven a su lado.

- Trueno, sé que es algo infantil, se lo puse cuando pequeño, fue un regalo de navidad por parte de mi padre - Al decir esto Jimin se sorprendió bastante viendo la similitud de historia con él. - ¿El tuyo como se llama? - Preguntó sonriente.

- Pio - Dijo seguido de una risa. - También fue un regalo de navidad cuando era pequeño, es mi mejor amigo. - El príncipe sonriente llevó su mano al caballo blanco acariciando su suave pelaje.

- Se ve que lo cuidas mucho, es hermoso - Mencionó riendo un poco al escuchar al caballo relinchar.

- Le agradas - Comentó el rubio llevando a la vez la mirada al caballo negro del contrario. - El tuyo no se queda atrás, también es hermoso. -

Ambos chicos se quedaron platicando a cerca de caballos sin llegar a ver que el tiempo se había ido volando, Jimin se asustó al recordar que debía preparar la cena, debía llegar antes de que su madrastra viera que no estaba preparando nada, por lo que rápidamente subió a su caballo.

- Debo irme, se me hace tarde - Habló el joven a la vez que comenzaba a avanzar con el caballo alejándose del apuesto joven.

- ¡No me dijiste tu nombre! - Gritó el príncipe con la intención de escuchar, al contrario, pero no fue el caso, el chico solo levantó su mano en forma de despedida y avanzó más rápido desapareciendo poco después de la vista del chico. - Yo soy Yoongi - Susurró el joven riendo poco después, llevó su vista al suelo y notó algo brillar entre la hierba, por lo que se puso de rodilla y tomó aquel artefacto, era una cadena con una letra J como dije. - Con que J eh, ¿Cuál será tu nombre? - Preguntó en voz alta negando con la cabeza, puso la cadena en el bolsillo de su pantalón. - Andando Trueno, dijo sonriente subiendo a su caballo para avanzar en dirección opuesta al joven manteniendo la imagen de su rostro en su mente.

Este joven era de preferencias sexuales distinta a la mayoría, le gustaban los hombres y por suerte su padre, el rey, lo aceptaba, pero sabía que muy pocos hombres del reino eran de esas preferencias, por lo que, si no conseguía un chico digno de ser su pareja, debía casarse con una mujer, no podía dejar al reino sin rey o reina y él era el heredero de la corona.

Cinderella Guy ||Yoonmin [+18] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora