Capítulo II

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Después de terminadas las clases en la academia, Zenitsu pudo terminar al fin sus bostezos, ya que se había aburrido bastante en la clase de ciencias. Se despidió de algunos compañeros algo cercanos, hablando un poco de las tareas que tendrían que hacer más tarde en sus casas. Ya que Zenitsu era bueno haciéndolas, algunos de ellos le pedían ayuda.

ㅡ Bien, bien... ¡Pero hablemos por mensaje! Cuando llegue a mi casa, hacemos un grupo y les ayudo ahí. ㅡ Le iba a dar mucha flojera hacerlo, pero ahí estaba, intentando ayudar y serle útil a otros. Los demás, felices, le agradecieron.

Cuando fue saliendo de la academia, cerca de la entrada, donde estaban las rejas que protegían aquellas construcciones, ahí estaba Tanjiro, hablando con su hermana Nezuko. El chico de la cicatriz no tardó en notar que Zenitsu llegaba hacia ellos, y su sonrisa se amplió.

Tan pronto el mayor llegó a ellos, acarició el cabello y frente de Nezuko, y ella sólo cerró sus ojos con emoción. Esta era la única excepción de la molestia que Tanjiro sentía, pues al fin y al cabo, sólo es su hermana.

ㅡ ¡Hola, Zenitsu! Tardaste un poco en llegar, ¿no crees? ㅡ Y soltó unas risas después de decir eso, de manera bromista.

ㅡ ¡Perdóooon, chicos! Estaba tratando de ayudar a unos compañeros, ¡pero hola! Nezuko, ¡sigues viéndote hermosa, como siempre!

ㅡ ¡Ay, muchas gracias, Zenitsu! ㅡ Y la jovencita sonrió ampliamente también, igual como su hermano mayor. ㅡ ¡Vámonos ahora!

ㅡ ¡Sí, vámonos! ㅡ Exclamó Tanjiro.

Y así, los tres fueron caminando tranquilamente, siendo Zenitsu el que está en medio de los hermanos Kamado. Este chico y la muchacha no dejaban de conversar qué habían hecho durante los recesos, lo aburridas que son algunas clases... y por supuesto, Zenitsu le recalcaba a Nezuko la admiración que sentía por ella, por lo buena que era en los deportes.

Por alguna extraña razón, Tanjiro apenas hablaba, y eso lo notaba el de ojos miel. También pudo oír los latidos del contrario, todo gracias a su oído, el sentido más desarrollado que tiene, siendo mucho mejor que el de cualquier persona. Sabe que todos tienen latidos únicos, y el de Tanjiro siempre ha sido constante... pero últimamente, ya no es tanto así.

ㅡ Y... Tanjiro, ¿qué tal tú? ¿Tu día fue aburrido? ㅡ Como Tanjiro no hablaba casi nada, Zenitsu quería atreverse a sacarle conversación.

ㅡ ¡Bien, no fue aburrido! Aunque me he sentido algo desconcentrado, creo que tenía sueño. ㅡ Esa respuesta le había parecido algo extraña a Zenitsu.

ㅡ Hermano, ¿no tendrás muchas cosas que hacer...? ㅡ Su hermana menor sonaba bastante preocupada, claro que no quiere que Tanjiro se estrese de más. Él sólo negó con la cabeza.

ㅡ ¡No te preocupes, estoy bien!

Y Zenitsu lo observaba... ¿de verdad era cierto que le costaba mucho pedir ayuda? Él tenía intenciones de decirle que le podía ayudar en cualquier cosa, pero... se sentía un tanto inseguro. ¿Y si hace el ridículo? ¿Y si realmente Tanjiro no necesitaba ayuda? Ah... Tantos pensamientos que tenía, y no sabía cómo expresarlos todos... así que sólo se mantuvo así, siguiendo la conversación con la chica de cabello oscuro.

Al rato, Zenitsu ya tenía pegado a Tanjiro en su brazo. No supo en qué momento ya lo tenía así, pero al parecer, el menor estaba demasiado cómodo, así que no le iba a decir nada; tal vez sólo estaba cansado. Sin embargo, no negará que eso le provoca un poco de... nervios...
Pero intentó no pensarlo mucho. Por fin, después de otro buen rato, llegaron a la casa de Tanjiro.

Zenitsu se despidió de ambos chicos, como siempre, y entonces se preparó para irse a su propia casa. Nezuko se había ido de inmediato adentro de su hogar, y el chico de cabellos burdeos se quedó viendo a Zenitsu, teniendo unas ganas inmensas de ir tras él.

ㅡ ¡Zenitsu! ㅡ La exclamación llamó la atención del rubio, quien se dio la vuelta para mirarle.

ㅡ ¿Qué sucede, Tanjiro...?

Y se produjo un silencio, el menor parecía estar avergonzado. Sus mejillas se adornaron con un pequeño rubor.

ㅡ Uhm... Cuídate mucho, ¿bien? ¡Nos vemos mañana...!

Y así es Tanjiro, diciendo esas cosas de manera más cariñosa de lo normal. Pero como Zenitsu seguiría pensando que no es más que palabras amistosas, le sonrió, y se despidió.

ㅡ ¡Tú también cuídate! ¡Hasta luego!

Ahora sí se fue caminando tranquilamente. Tanjiro veía cómo se le estaba escapando de las manos, sintiendo mucha envidia de los demás que viven tan cerca de Zenitsu, su preciado motivo para estar tan contento. Deseaba, en ese momento, perseguir al rubio y poder tenerlo entre sus brazos, sin dejarle escapar, y sin dejar que nadie más lo viese... solamente él.

A cada paso que daba Zenitsu, Tanjiro sentía más ganas de tenerlo en su posesión. Sabía que su amigo sólo lo vería de esa manera, como un amigo... no obstante, a él no le importaba para nada eso, pues sólo con verle, está bien... ¿o no? No tanto, está desesperado. Quiere sentir su piel, quiere tocar su ropa, y quiere verle más seguido... No solamente cuando están en la academia, que además, para mala suerte, ni siquiera eran de la misma clase.

Simplemente, Tanjiro no podía estar tranquilo si no veía a Zenitsu todo el tiempo, y es por eso mismo que... en ese mismo momento, le tomó una foto, y le daba igual si sólo estaba dando la espalda... Si era una foto de su amado, le gustaría.

Mientras tanto, la víctima ni siquiera sabía de las intenciones de su mejor amigo...

Celos ocultos - TanZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora