🖤#1❤️

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—¡YA BASTA!— el rugido de Asmodea penetró en mis oídos, sus manos se alzaron a ambos lados de Leandra generando unos movimientos dramáticos. Sería lo más extraño a la vista de no ser porque Leandra detuvo el ataque contra su madre, y cayó a un lado de esta agonizando.

—¿Que no hay manera de que los elimine?— una sonrisa se formó en el rostro de Asmodea, quien se levantó y miró a su hija con malicia —¡Perra ingenua, se te subieron los humos por un momento pero eso se acabó!

—¡Leandra!— Mi grito de desesperación irrumpió la escena, una débil súcubo me miró con tristeza mientras imploraba con susurros.

—Por favor... Vete...— La escuché susurrar, mis ojos se llenaron de lágrimas ante la escena, sin saber qué hacer, intenté levantarme casi con éxito, necesitaba que los chicos me ayudaran.

Empecé a subir las escaleras como pude, hasta que sentí como una mano me daba la vuelta con brusquedad y me tomaba del cuello con fuerza, me levantó del suelo y me llevó escaleras abajo como si fuese un pequeño animalillo recién cazado.

—Le-Leandra...— Me costaba pronunciar una sola palabra, intentaba quitarme la mano de la súcubo, pero de nada servía, entre más intentaba apartar sus manos más presión hacía, los ojos de Leandra ya no eran verdes, eran completamente negros, de los cuales resbalaban un par de lágrimas junto que colocaba una daga justo en mi abdomen para que dejara de moverme tanto.

—Le-leand...— Apenas podía pronunciar palabra alguna, todo se volvió borroso.

—Buena niña— Logré escuchar la voz de Asmodea acercándose a nosotras —Ahora entrégamela— de repente mi cuerpo fue estrellado contra una pared junto que escuchaba a lo lejos el grito de Leandra. —¡¿Qué haces?!— Gritó Asmodea, empecé a toser con fuerza intentando recuperar el aliento, intenté levantare, pero un pie fue colocado en mí espalda devolviéndome de golpe al suelo, intentaba moverme, pero se me era imposible.

Meses antes.

Caminaba por el pasillo directo a la biblioteca, tenía que regresar un libro, pasé por el frente de la habitación de Beliath y vi como la puerta se abrió de repente, una mano salió del interior de la habitación, tomó mi brazo y me jaló al interior haciendo que se me cayera el libro.

La puerta se cerró junto que mi cuerpo chocó con otro y al alzar la mirada me encontré con la sonrisa de Beliath, la cual le correspondí, no se debía de ser un experto para saber que Beliath tenía hambre, sus manos pasaron por mi cintura y mi cuerpo fue elevado en el aire y rápida pero a la vez delicadamente me recostó en su cama.

Con dulzura sus labios se posicionaron encima de los míos, moviéndolos suavemente, sin esperar correspondí, delicadamente los dejó y sentí como sus labios y el filo de sus colmillos pasaban por mi cuello, sentí como estos últimos se clavaban en mi garganta lo más lentamente posible para que no hacerme daño.

Ese líquido rojo y espeso era succionado gentilmente, sentía un cosquilleo en mi vientre, mi corazón latía a gran velocidad al estar tan cerca de Beliath, algunos mechones de su cabello caían por sus hombros y aterrizaban en mi frente y pecho, una gota caliente de mi sangre resbaló por mi yugular, esa misma gota fue atrapada y limpiada por la lengua del vampiro provocándome un cosquilleo.

La mano de Beliath pasó por mi cintura y atrajo más mi cuerpo hacia él para succionar con más ganas.

—¿Interrumpo algo?— Una voz femenina se escuchó a nuestras espaldas, el pelinegro se separó de mí y volteó rápidamente levantándose de la cama, yo hice lo mismo y me quedé estupefacta por lo que veían mis ojos.

Había una mujer, un poco más alta que yo, era muy atractiva, tenía unos ojos verdes iguales a los de Beliath, pero lo que más me llamaba la atención, eran unas alas casi demoniacas en su espalda, unos cuernos y marcas rojas y naranjas en sus piernas y brazos.

Ruta Leandra [Moonlight Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora