fanatismo

9 0 0
                                    

Quién diría que mi ídolo adolescente
me haría perderme entre sus pupilas
llenas de vitalidad y juventud.

Quién diría que mi doble D me ocasionaría
un millón más uno de emociones.

Nadie lo sabía.

Creo que solo él.

Siempre lo creí desde aquel número par con un número primo  del mejor año de nuestras vidas.

Quizá solo mi vida.

Asumiendo el cargo de fanática desenfrenada admito que hice locuras por amor...

A mí doble D.

A él.

Los adolescentes de mi generación estamos ocupados en hacer, crear, expresar y callar.

En internet, a la distancia, detrás de los muros repletos de códigos.

Iniciando con historias llenas de tanto amor, tanto drama, tanta tragedia querramos.

Pero yo siempre quise ver todo rosita.
Todo de color azulito, mi color favorito.

Esperaba eso por todo el amor que le daba a mi ídolo, pero terminé dándole ese amor multiplicado por 30 a mi única D. O B. O J.

Realmente en ese entonces estaba confundida por tantas letras, pero con el tiempo comprendí que cada nombre tenía una historia nueva. Y yo tendría un nuevo ídolo.

Ya no sólo a doble D.

El Chico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora