regreso a mis memorias

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Su nombre era Brandon.

Su autodenominado nombre: Davies.

Tenía 17 años cuando comenzamos una conversación. Él, no yo. Yo tenía 12.
Pero el caso no es ese.

El tema a tratar sería ¿cómo es que accedí a enamorarme de alguien que me llevaba por 5 años?
A estas alturas realmente creo que no cuenta tanto, ya no tiene importancia. Pero estamos hablando de que esto sucedió en 2014, un año en el que era demasiado influenciable; yo no tenía muchos amigos, y los que tenía eran gracias a internet.

A Davies lo conocí porque uno de los siete artes existente hizo que coincidieramos en un actor, mi doble D.

Lo conocí a él, junto con otras muchísimas personas (que justo en este momento en el que escribo esto no sé qué sea de su vida).

Ya no era solo mi doble D, ahora era de él, de Brandon Davies.

Llegó como calma a mis demonios.
Como si fuera Jesús apaciguando la tormenta y caminando sobre las aguas de mi baja y dañada autoestima.
Llegó a mi de una manera en la que aún me sorprende..., con tanta clase y tanto anhelo.

Ambos sabíamos que nos estábamos esperando.

Era músico reconocido en su ciudad, también estaba en un equipo de lucha. Había dejado la escuela hace unos meses por cumplir su sueño de ser famoso y lo estaba logrando. Pero al ver una película también cayó rendido ante la actuación de nuestra doble D.

Curiosamente.

Sin forzarlo tanto.

Solo se dió. De la nada.

Comenzamos a hablar a principios de Noviembre del 2014, pero teníamos pequeñas interacciones desde Junio de ese mismo año.

Nuestros temas de conversación no tenían nada qué ver con nuestro doble D —(quizá sea hora de decir el nombre del tan aclamado doble D; su nombre es Dane DeHaan)—. Tenían más qué ver con su vida, con la mía, con lo más nos mantenía afligidos de este imperfecto mundo.

Brandon era mi paz.

Una paz muy narcisista.

Muy vanidosa.

Tan mentirosa.

Pero mi paz.

En un mundo en el que yo no tenía ni la más remota idea de lo que eran los sentimientos verdaderos, encontré en él un amigo real en unos pocos días, y en tan solo unas semanas, el 30 de noviembre del 2014 encontré a mi primer amor.

O él me encontró a mi.

Aún no lo sé, solo soy consciente de que ya estábamos más que unidos. Aún a la distancia, aún por los kilómetros que nos separaban de extremo a extremo.

Mi única D se volvió mi prioridad.

Recuerdo con claridad como al salir de la escuela guardaba mis pocas monedas para ir al ciber y rentar una computadora para poder hablar con Davies.

Las primeras tres semanas de diciembre de ese año fueron maravillosas.

Es vergonzoso muchas veces tener que decir que mi primer amor fue a través de una pantalla, y que mi primer beso se lo di a una pantalla del mismo modo. Pero no lo cambio por nada del mundo. Fue precioso, emocionante y a su vez muy temerario.

No era un secreto para nadie que a mí no me estaba permitido estar en una relación porque claramente "no estaba en edad".

Pero, ¿cuándo la es?, ¿cuándo es esa dichosa edad correcta?

Ya tenía 13 recién cumplidos.  Solo quería enamorarme por primera vez.

Aunque me enamoré de Davies más de una.

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