PRÓLOGO

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Siempre fue un chico incomprendido. Su áspero carácter le impedía convivir con las personas y crear vínculos con algunas, sin embargo, estába más que bien refugiado en su soledad.

La tinta y el papel son sus únicos y fieles acompañantes, los trazos en su cuaderno crecen y su musa de ese día revolotea inquieta en el frasquito donde la aprisiona para plasmar su belleza.

Tarateando una vieja canción hace que su pluma vaya de aquí a allá, con el seño fruncido y una paciencia que no aparenta tener, el dibujo toma forma y una vez que su obra está completa, libera a la criatura cautiva.

Una vez se vio libre, la pequeña y bella criatura revoloteó por aquel pequeño pueblo, un pueblo cubierto de sombríos tonos grises, con personas con semblantes aburridos, siguiendo su aburrida rutina de todos sus aburridos días, cada uno con su aburrido trabajo de siempre que tienen que realizar para poder llevar pan a su hogar, sin embargo, las formalidades no se hacen aún lado y las personas llegan a saludarse cordialmente, mas ninguna emoción se refleja en sus rostros, como si vivir se tratase ya se una aburrida rutina.

–ATENCIÓN!!ATENCIÓN!, 10 MINUTOS PARA INICIAR EL ENSAYO DE LA BODA DE KATSUKI BAKUGOU– gritaba el pregonero del lugar que lleva las noticias que, supuestamente le interesaban al pueblo.

Desde su ventana, el joven escucha con molestia aquel anuncio y puede distinguir la carroza estacionarse frente a su hogar; sus padres ya estaban en la entrada y él era el único que faltaba por bajar.

Katsuki Bakugo, hijo único del matrimonio Bakugo, una familia bien acomodada gracias al negocio de pesca de su padre.

–Pequeño bastardo ¡¡¡date prisa!!! ¿Que no ves que se hace tarde?– gritaba una madre enojada por lo poco tarde que era, mientras su esposo seguía tan calmado como siempre –arruinaras un día perfecto para una boda– seguía gritando Mitsuki Bakugo, la mujer de aquella familia.

–Ensayo, querida– corrigió la cabeza de la familia, Masaru Bakugo, mientras se dirigía al pequeño carruaje frente a ellos. El hombre mayor abrió la puerta a su esposa y esta entró.

Katsuki realmente odia todo ese show, si bien es el ensayo de su boda, él detesta esa idea, pues lo han comprometido con una joven con la que no a convivido nunca, sabe que es de una de las familias más importantes del pueblo, pero de ahí en más, no se conocen en absoluto.

Su madre le siguió gritonenado que bajara o llegarían nas tarde. Lanzanzando al aire palabras altisonantes, ninguno se dio cuenta que los padres de su futura nuera los observaban con desagrado, pues el hogar de la familia Yaoyorozu no se encontraba muy lejos de la residencia Bakugo.

–Detestables pescadores– expreso indignada la señora Yaoyorozu, dejando de observar el pequeño show de los que serían parte de su familia.

–No seas así– dijo con sarcasmo su marido, reflejando en su rostro el mismo desagrado al igual que su esposa.

–Es un día terrible para una boda– continuó la señora ignorante a las palabra de su marido, pero este continuo.

–¿En qué momento terminamos aquí? Casando a nuestra pobrecita hija con gentuza– se preguntan en voz alta al unísono.

Pues si bien se conocían por ser una de las familias más prestigiosas, por azares del destino terminaron perdiendolo todo y quedando en bancarrota. Ahora su única solución eracasar a su única hija con una familia bien acomodada y da la casualidad de que la familia Bakugo lo es en aquellos momentos.

–No podría ser peor– continuó la señora haciendo un gesto dramático y su marido hizo una irónica cara de confusión.

–¿No podría ser peor? Por lo menos nos sacarán de la ruina, no están en bancarrota como tú y como yo– dijo abriendo una caja fuerte, dejando ver un interior vacío y lleno de polvo, con un suspiro llamaron a la sirvienta de la casa, quien limpió el espacio vacío.

Ignorando a la servidumbre, el matrimonio se dirigió a la habitación de su hija, dando un largo recorrido por un pasillo manchado de colores grises, mostrando en las paredes los cuadros de pinturas de sus ancestros y aún seguían quejándose de la desdicha de tener que mezclarse con aquella gente que según ellos, no eran de su clase.

Ignorante a esto, la hija de los Yaoyorozu se encontraba en su cuarto, frente a un espejo mientras una joven sirvienta la ayudaba a prepararse, soltó un pequeño jadeo al sentir como su corsé se ajustaba aún más. Su pequeña cintura se marcó y la muchacha castaña que la acompañaba le terminó de ayudar con el vestido.

–¿Ochako? Y si...¿ y si Katsuki y yo no nos gustamos– preguntó con tristeza la joven a su amiga, quien con toda la compresión del mundo intentaría animarla, sin embargo, sus palabras jamás salieron de su boca, pues justo en ese momento aparecieron sus padres en el marco de la puerta

–Como si eso tuviera que ver con el matrimonio– dijo su madre haciendo un gesto de disgusto, la joven la volteó a ver con tristeza en sus ojos y no dijo nada –¿acaso piensas que tu padre y yo nos "gustamos"?–pregunto la mujer sin ninguna explicación en su rostro

–Supongo que.... un poco– aún era fiel creyente de aquello que leyó en los libros que le gustaban. Casarte por amor, eso que ella siempre añoró.

Pero sus padres se vieron entre sí y dieron una respuesta firme. Cruda y sin tacto.

–Claro que no– dijeron ambos al unísono. Pues ella sabe que al igual que esta pasando con ella, el matrimonio de sus padres fue un arreglo. Simple conveniencia. Sin sentimientosde por medio –Y que te ajusten bien el corsé, no quiero que hables sin jadear– finalizó la mujer saliendo de la habitación de su hija junto a su marido, dejando que esta continuase arreglandose.

Y ahí quedó ella, suspirando con resignación y aceptando lo que se aproximaba, solo pedía que su futuro prometido fuera buena persona.

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Edit: Bueno, esto lo comencé hace casi un año y estaba horrible XD por lo menos lo acomode un poco.

De 700 palabras que eran, ahora aumentó a 1000 :)

Corpse Boyfriend.》Katsudeku《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora