Capítulo IV

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Mientras tanto en el mundo de los vivos, la más joven de los Yaoyorozu se encontraba preocupada por su prometido, pues después del ensayo, este no había sido visto; por nadie, en ningún lado.

-¿Que estas haciendo en la ventana Momo? Aléjate de ella- ordenó con voz firme la madre de la joven, sin protesta alguna, la chica de cabello azabache obedeció y se acercó a sus padres, quienes se encontraban tomando el té junto a los Bakugo.

-No te preocupes linda, seguro aparece pronto, le aterra la obscuridad- Dijo en un tono de burla Mitsuki, mientras servía su taza de té, en tanto la señora Bakugo exponía aquella anécdota vergonzosa de su hijo, fue interrumpida por el sonido de la puerta al ser tocada, a lo cual el señor Yaoyorozu le otorgó permiso para entrar, sienso nada más y nada menos que el lord Todoroki el que atravesara la puerta.

-Joven Todoroki, espero que su habitación asignada sea de su agrado.

-Estoy muy agradecido, son excelentes anfitriones y es por eso que me apena ser portador de esta desagradable noticia- se hacerco a los presentes y llamó al pregonero, quien apareció de inmediato al escuchar su llamado-Vamos, repite de nuevo lo que pregonaba hace unos minutos.

El pregonero no dudó ni un segundo y gritando y agitando su campana, volvió a anunciar aquellas palabras -¡Atención! ¡Atención! Se le ha visto al joven Bakugo en el viejo puente acompañado de un misterioso joven de cabello verde y se le ha visto desaparecer a ambos- Touya le hizo una señal para que se retirara y así mismo lo hizo el pregonero.

-¿Misterioso joven? Mi hijo no es de eso "raros" que andan por ahí- recalcó la rubia tratando de explicarse y convencerse de que quisas no era su hijo quien había sido visto.

Raros.

En ese mundo donde no se te permitía amar a quien tú decidieras, siempre comprometiendo a los más jóvenes como si una moneda de intercambio se tratase. Donde te quemaban o colgaban simplemente por amar.

-O quizás eso les hizo creer- con lentitud, sus pasos avanzaron, mientras a sus espaldas dejaba un silencio abrumador entre los presentes -llamenme si necesitan algo- terminando sus palabras, este sale de la habitación y cierra la puerta.

-¡Oh por Dios! ¿Que haremos ahora?- escandalizó la señora Yaoyorozu.

-Guardar la calma, porfavor, seguro y el pregonero no tenía nada que pregonar y así...-

-En cualquier caso, nos falta un novio para la boda de mañana- el señor Yaoyorozu había interrumpido brutalmente el hablar de Masaru, de ahí en más, las quejas y dudas no tardaron mucho en llegar, inundando aquella habitación y por fin logrando quedar en un acuerdo ambas familias, pues los Bakugo tenían hasta el amanecer para encontrar a Katsuki.

Lo que no sabían es que Katsuki se encontraba huyendo de lo que ahora era su esposo.

-¡Kacchan! ¿Donde estás?- el peliverde vagaba por aquellas calles de lo que parecía ser un alegre pueblo, mientras gritaba el apodo puesto por él mismo, esperando respuesta.

-No es por nada, pero tu novio pare muerto de mierdo- dijo en tono burlón aquel rubio que antes cantó, seguía de cerca a Midoriya, después de todo, Denki e Izuku se conocían desde que el peliverde había llegado.

-Denki, no es mi novio, es mi esposo- bajo la mirada un poco avergonzado y con una sonrisa nerviosa en su rostro y se dispuso a continuar buscando al rubio.

El mencionado se encontraba oculto tras una gran estatua, pero de algún modo, Denki logró visualizarlo -¡Izu, ahí está! Corre que se te escapa- Katsuki comenzó a correr, llendo de una calle a otra a paso veloz, mientras Izuku y Denki lo seguían caminando tranquilamente, pues cada "persona" que se encontraban les señalaba por donde se había escabullido el rubio. Mirándose atrapado, decidió esconderse en un ataúd, pasando desapercibido por el par de chicos por los que era perseguido.

Corpse Boyfriend.》Katsudeku《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora