Capítulo I

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El joven Bakugo por fin salía de su hogar y subía rápidamente al carruaje, este partio y el joven se encontraba sentado frente a sus padres con los brazos cruzados y es seño fruncido.

–Si que te conseguiste un linda chica, hijo– dijo el mayor de los Bakugo con voz tierna y delicada, tratando de aligerar el espeso ambiente.

–No vallas a arruinarlo mocoso–amenaza esta vez Mitzuki, mientras levantaba su mano un poco, cerrado su mano en forma de puño.

–Cállate vieja bruja!! ¿Quien crees que soy?

–Un mocoso mal educado tal vez, así que arruines la oportunidad de poder estar al nivel de los Yaoyorozu.

–En primer lugar, te pudiste tu sola cuando me dijiste mal educado, la que me educó fuiste tú– contesta con algo de vurla para hacer enojar a su ladre, cosa que logra.

Así, comenzaron una pequeña discusión hasta que la tos del viejo y enfermo hombre que dirijia el carruaje los interrumpió.

–Oye Torino, deja de toser que fastidias – grito algo molesta ya por la conducta de su hijo, mientras se sentía el carruaje parar.

En la gran mancion, los señores Yaoyorozu se encontraban en la cima de sus escaleras, diciendo que el matrimonio era como un "intercambio", consolandose para darse fuerza y unir su prestigioso apellido con el de unos pescadores. Gentuza para ellos.

Mientras tanto, afuera frente a la puerta, Mitsuki se encontraba tratando de alinear un poco a su rebelde hijo, la puerta se habrio la puerta dejándola las familias expuestas.

–Acomosate la corbata mocoso, mira nada más como luces, pareces muerto de hambre, ¿acaso quieres...– la rubia no termino ya que se dio cuenta que la familia contraria los miraba, rió un poco algo avergonzada y entro por delante, seguida por marido, quienes no dejaba de admirar la "belleza de la mansión", mientras Katsuki los seguía aún con el seño fruncido, el mayordomo apareció y los presento.

–Mira eso Masaru, que gusto tan exquisito en las decoraciones– comenta emocionada la rubia.

–Es casi tan grande como nuestra casa– dice en voz baja ahora su esposo –aún que luce un poco deteriorada.

–Cállate– le ordena su esposa dándole un leve golpe con el abanico de mano que a cargado todo este tiempo y no es que ella no piense lo mismo, lo piensa, pero no quiere ser descortés y arruinar su oportunidad de estar entre la alta sociedad por un comentario.

–Oh usted debe ser la señorita Momo– habla el Bakugo mayor, levantándose el sombre con cordialidad –luce como toda una señorita.

Fue lo único que alcanzó a decir antes de que su esposa le diera un codazo por haber confundido a la madre con la hija, si embargo, el hombre solo sonrió y se excusó de su equivocación con la vieja frase de que lucía muy joven para su edad.

–Señor y señora Yaoyorozu, ellos son el señor y la señora Bakugo– se retiró y quedaron saludandose. El señor Yaoyorozu aún seguía observando a los Bakugo con aires de superioridad, así que su esposa le dio un codazo, gorzandolo a sonreír y en un intento de esto, hizo una expresión un tanto grotesca y les dio la bienvenida

–Tomaremos el té en el salón principal, siganme porfavor– anunció la señora Yaoyorozu y comenzó a caminar hacia la habitación en su derecha, siendo seguida por su marido y el matrimonio Bakugo.

Katsuki rodo sus ojos y después de unos segundos dio pasos lentos, dispuesto a seguir a los adultos hasta que un viejo piano llamó su atención; al ver que la puerta frente a él se cerraba y los adultos había desaparecido tras esta, tocó y acarició con sus manos las teclas del piano.

Tomo asiento y comenzó a tocar una vieja canción conocida solo por él, con nostalgia y tristeza las notas comenzaron a brotar de las teclas del piano, Katsuki no tardó en envolverse en la tonada que salía y la tristeza que llevaba consigo, aquella delicada canción no tardó mucho en llegar a los oídos de la joven Momo Yaoyorozu, quien aún se encontraba en su habitación terminado de arreglarse, pero al ser sus oídos invadidos por tales notas, salió y se dirijio a las escaleras principales, bajo y se encontró un joven rubio cenizo de espaldas, tocando el piano, el joven seguía sumergido en sus recuerdos y en la melancolía que brotaban al igual que las notas del piano, no se había percatado aún de la presencia de la joven de pelo azabache y ella aprovechó para acercarse y seguir deleitandose con la perfección con la que interpretaba una canción desconocida por ella.

Al estar suficientemente cerca, Katsuki pudo mirarla de reojo, cosa que le sorprendió –¿Que mierda? No llegues así de repente– gritó Katsuki mientras se paraba rápidamente, a consecuencia del pequeño susto que la chica le había sacado, la chica río un poco y colocó delicadamente sus dedos en sus labio, ocultando un poco su sonrisa.

Katsuki se inclinó y enderezó el banquillo que quedó volteado al pararse tan brusco, entonces la chica habló por primera vez.

–Mi madre no me deja acercarme al piano, dice que no es de señoritas, que levanta pasiones– confiesa mientras se sentaba y volteaba a ver al rubio ceniza

–Como sea– contestó su ahora conocido prometido, dándole una respuesta seca mientras se quedaba de pie y cruzaba sus manos.

–De niña soñaba con el día de mi boda, enamorarme y casarme, ¿que tontería no?– a pesar de que el Bakugo menor se mostrara indiferente, la chica cotinuo con algo de tristeza y Katsuki la escuchó.

–Ninguno de los dos queríamos esta jodida boda, lo entiendo señorita Yaoyorozu– confieza tratando se ser lo más civilizado posible, sin embargo suelta un manotazo sin querer y termina tumbando un florero con una pequeña flor que se encontraba encima del piano, ambos jóvenes intentaron atraparlo, sin embargo, las florecillas se escaparon de sus manos y terminaron en el suelo.

–¿Sabes? a estas alturas tal vez podrías llamarme por mi nombre– propone algo tímida la joven, si no pudo tener un romance como ella siempre lo imaginó, entonces por lo menos pondría de su parte.

Por su parte, Katsuki la observó a detalle y al ver a aquella timidez no pudo evitar sentir algo tan familiar que le lastimaba, un sentimiento que no lograba reconocer y una memoria perdida en su cabeza amenazando con salir.

–Bien, puedes llamarme igual por mi jodido nombre, no me interesa– igual decide ignorar su sentir, dirigiendo su mirada hacía otro sitio mientras Momo se ponía de pie y se acercaba a Katsuki, en ese momento la señora Yaoyorozu llegó a donde estaban los jóvenes

–Pero que imprudencia la suya, no deberían estar juntos a solas antes de su boda– gritó algo alterada la madre de la joven y continuo –falta un minuto para las 5 p.m. y no están en el ensayo– los regañaba mientras agitaba su mano frenéticamente y los chicos solo la observaban –el pastor Aisawa los esta esperando ahora, dense prisa– diciendo esto se giró y volvió a entrar.

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Edit: bien, de aquí de 800 pasamos a 1000

No está mal.

Corpse Boyfriend.》Katsudeku《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora