Un Amor Invisible - Capítulo 2

66 7 0
                                    

CAPÍTULO 2:

Después de unos días, me hice cada vez más amiga de él, además en estos días también he conocido a su familia y a sus hermanos, pero sólo eso. Hoy tendré que ir a su casa porque lo ayudaré a cuidar a sus hermanos, que por cierto, me caen demasiado bien; de paso él me dijo que podríamos ir a algún lado, tal vez cine o… no sé, quizás comer algo.

Llegué a su casa y me recibió él, y luego aparecieron sus hermanitos y me abrazaron con mucha emoción. Lo mire a él y me sonrió. Después de un rato que jugamos con sus hermanitos, vino la madre de él y nos dijo que ella se ocuparía de los niños, que vayamos al parque si queremos o algún otro lugar. Él me propuso ir a una cafetería que estaba a unas tres cuadras de su casa; cuando salimos de su hogar, hacía tanto frío que me abracé a mí misma, él lo notó entonces me abrazo, cuando hizo eso me sonrojé y él me levantó el mentón, ya que yo estaba perdida en mis pensamientos viendo un punto bajo de la vereda; cuando me levantó el mentón me miró a los ojos y sentí como el fuego rojo se apoderó nuevamente de mis mejillas, él sonríe y me quiña el ojo.

En el camino hablamos sobre lo que nos había pasado estos últimos días, pero no dijo nada sobre ella, Catalina, mi mejor amiga.

Llegamos a la cafetería y una chica morocha delgada, muy linda, nos tomó la orden, noté que lo miraba mucho a él, a Manuel, pero no presté mucha atención a ello, la chica después de tomarnos la orden se fue hacia la cocina y nos quedamos solos; o tenía posada mi mano sobre la mesa, y sentí un escalofrío cuando él me la agarró.

 Hablamos un rato mientras tomábamos y comíamos lo que habíamos pedido; después de ello, volvimos a su casa y se ofreció en alcanzarme hasta la mía y acepté; no quedaba muy lejos entonces fuimos caminando.

Al otro día, yo estaba con otra amiga, Flor, y en eso se acerca Catalina y nos invita a su fiesta, que por cierto, por todo lo que pasó casi me había olvidado que cumplía quince; nos dio la invitación, pero nos dijo que iba a ser en su casa, muy chiquita la fiesta pero formal. Pensé que seguramente lo había invitado a Manuel y lo vería con traje seguramente. Después recordé que yo no tenía ningún vestido para ponerme entonces le pedí a Flor si me podía prestar uno.

Pasaron los días y por fin llegó la fiesta. Fui a la casa de Flor, ella me maquilló, me peinó, me prestó un vestido hermoso y luego fuimos a la fiesta. En la puerta había alguien parado y no era nada ni nada menos que Manuel, mis sospechas de que iría eran ciertas, pero no quería que me viera tan arreglada llena de cosméticos en mi rostro, parecía de plástico, YO NO ERA ASÍ! Odiaba todo eso. Cada paso que daba y me acercaba a él, más lento iba, más temblaba por lo que podía llegar a pensar o decirme. Cuando por fin llegué a la puerta con mi amiga, agaché la cabeza y escuché como mi amiga lo saluda; cuando lo termina de saludar ella, Manuel me agarra del mentón y me dice: - “¿Y quién es esta hermosa chica?”. Ahí fue cuando levanté la mirada y me encontré con su sonrisa y sus ojos color miel – avellana; al verme, contemplé cómo le brillaba su mirada, le sonreí tímidamente y dije:-“Hola”. No sabía qué decir, por un lado porque por un momento me paralicé al penar que estaba muy lindo y por otro lado, al decirme que estaba hermosa pensé que nunca me lo había dicho cuando no estaba maquillada y toda así… arreglada, seguramente le interesaban “chicas de plástico”, no una chica desarreglada como suelo ser yo misma; cuando pensé eso se me llenaron los ojos de lágrimas, al darme cuenta que él se fijaba en ellas y no en mí, pero por qué me importaría a mí que él se fije en mí, esa pregunta me estuvo dando vueltas unos minutos, hasta que paró la música y el padre de Catalina, tomó el micrófono y dijo:-“Demoles un aplauso a la quinceañera, a la princesa de esta noche”. Yo estaba al lado de mi amiga Flor, la que me había prestado el vestido, paradas, esperando a que baje las escaleras Catalina; y allí apareció, con un vestido de gala, morocha, maquillada, el vestido un color amarillo muy claro casi blanco; en verdad se veía hermosa cuando bajaba las escaleras; antes de que bajaras las últimas dos escaleras restantes, vi como una mano se estiró desde abajo de las escaleras y tomaba lentamente la mano de Catalina, y me decepcioné al ver que era él, era justamente el único que soportaba lo que le contaba de mis días, tal vez, las penas, era él, con el que sentía cosas hace unos meses, era él, era nada más ni nada menos que… Manuel. Cuando la tomó de la mano pensé en ese día en la cafetería cuando él me tomó de la mano a mí y sentía como que no tenía problemas, éramos solo él y yo. Cuando volví a la realidad noté que “yo”, ahora era Catalina; mis ojos juntaban “agua” y me ardían, sentía que en algún momento iba a caerme al suelo, iba a no se… ¿desmayarme?, no había sentido tanto dolor desde no hace mucho tiempo cuando ellos se abrazaron, también había sentido dolor antes pero ahora sí sé de verdad lo que se sentía; empezaron a bailar el vals y veía como sus cuerpos estaban juntos y casi escuchaba cómo mi corazón se partía en millones de pedazos.

Un Amor InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora