Un Amor Invisible

Un Amor Invisible - Capítulo 5

CAPÍTULO 5:

Me sonrojé, le “pegué” en el hombro y él se rió entonces se para de la hamaca, me alza, me da vuelta y caemos en el pasto. Él me dijo si quería que vayamos a su casa porque se hacía de noche y acepté.

Fuimos hacia su hogar y estaba su madre con sus hermanitos, saludé y su mamá me preguntó si me quedaría a cenar y no quería rechazarla entonces dije que sí, me quedaría. Después fuimos hacia la habitación de Manuel, él me ofreció si quería tomar algo pero le dije que  no gracias, me senté en su cama y él junto a mí, me quedé mirando el suelo, perdida en mis pensamientos. En ese momento, sentí cómo él me empezó a acariciar el pelo, yo sonreí, y me empezó a dar frío y como que él lo notó entonces me abrazó, y me dio un beso en la mejilla; pero de todos modos, a pesar de lo que pasaba no podía sacarme los pensamientos de Catalina y él besándose, y como si él me leyera los pensamientos me dijo:

-Sabias que te quiero mucho Juli ¿no?

Todavía abrazándome por la cintura, lo miré a los ojos y le dije:-“Yo también Manuel”. Se empezó a acercar a mi rostro pero yo aparte mi cara

-Hey preciosa, te pasa algo, te conozco- me dijo.

Yo solamente asentí con la cabeza, no quería hablar

-Es Catalina-agregó él

Él me entiende, aunque no le giga lo que me pasa, él ya lo sabe, no le tengo que explicar nada. Se me empezaron a llenar los ojos de lágrimas sabiendo que nosotros nunca vamos a estar juntos.

-Hey hermosa no llores, eres muy importante para mí

Cada palabra que decía me gustaba más. Le doy un beso en la mejilla rápidamente y él me mira a los ojos, “chocamos” las narices pero ese momento fue por unos segundos porque su madre nos llamó que estaba la comida, yo me levanté y salí corriendo evitando ese incómodo momento. Fui hacia abajo y había unas pizzas caseras con jugo de naranja, se sentía un olor riquísimo; me senté y al lado mío se sentó Manuel, lo miré y sentí la incomodidad entonces miré hacia otro lado, y comí mi porción de pizza, cuando me di vuelta después de un rato para verlo a Manuel, noté que él corrió la mirada y sonreí al saber que él me estaba mirando.

Terminé de comer y ayudé a Mariela, su madre, a lavar los platos. Luego, fui nuevamente con Manuel a su habitación, él me dijo que pensó mucho en lo de Catalina y me confesó que él “no se merecía a alguien como yo, pensaba que yo era demasiado para él”. No entendí lo que me quiso decir con ello, pero sentí escalofríos cuando me lo dijo.

Después de unas horas…

Volví a mi casa, deprimida, porque no lo había entendido, no sabía si era bueno o malo lo que me había dicho.

Al otro día…

Era sábado y mis padres no iban a estar en casa hasta el Domingo, me dijeron que tal vez podría ir el fin de semana a la casa de Manuel y que ya habían hablado con Mariela y dijo que  no había problema. Yo me sentía un poco incómoda por eso pero a la vez feliz porque iba a estar todo el fin de semana con él.