Un Amor Invisible - Capítulo 3

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CAPÍTULO 3:

Ahí fue cuando se miraron a los ojos y… se besaron; dolió ver cómo sus bocas estaban pegadas y cómo esa chica no era yo; quería pero no podía ser yo. En ese momento, me di cuenta que Flor me estaba preguntando qué me pasaba, porque, no me había dado cuenta, y ya estaba en un mar de lágrimas.

Mi amiga al ver que no reaccionaba y me quedé paralizada al ver cómo se besaba, me tomó de la mano y me llevó a la cocina; allí me volvió a preguntar qué era lo que me ocurría, saqué mis manos de la cara para responderle y le dije:-“No sé, la verdad, no sé, desde que lo conozco a Manuel y estuve con él, me siento confundida, siento que cuando sonríe, me mira o simplemente…”Mi amiga terminó la frase perfecta, ella dijo:-“Simplemente sos feliz con él, lo amas, nunca sentiste algo así, verdad?”. Yo pensé que esas palabras fueron perfectas y asentí a lo que dijo ella; en verdad lo amaba, me gustaba, nunca me había pasado algo así, antes era totalmente fría y cuando estoy con él… no sé, me contiene, me escucha, simplemente lo amo, pero llegué tarde, él ama a Catalina; volví a escuchas cómo se me estrujaba el corazón y se rompía poco a poco, lloré más fuerte y Flor me abrazó, definitivamente no quería un abrazo de ella, quería un abrazo de él, de Manuel; al único que necesitaba conmigo era a él, él me alegraba los días, me entendía; pero ella era mi amiga y la quería y sabía que Manuel estaba con ella, entonces me resigné a abrazarla. Luego de unos minutos la solté y me lavé la cara en el grifo; tenía tal vez un poco corrido el maquillaje pero qué más da? Ni se notaba. Flor al verme tan mal me ofreció saludarlos a Catalina y a Manuel y luego ir a su casa; acepté pero parecía estar extremadamente mal por lo que me dijo, me preocupe por pensar que me veía tan mal para decirme eso, pero no presté mucha atención a eso, porque enfrente mío los tenía a Manuel y a Catalina; ellos notaron que estaba mal y Catalina me preguntó si me pasaba algo y le contesté un –“No”, cortante y seco. Manuel me miró preocupado pero tampoco le dí mucha importancia porque ahora me había dado cuenta que en realidad la que le importaba era Catalina. Cuando iba a levantar la mirada para darles un beso en la mejilla a los dos, me detuve en la altura de sus manos, estaban agarrados y parecían encajar perfectamente una con la otra, entonces decidí decirles: -“Chau”, e irme y así lo hice, sus ojos de confundidos se clavaban en mi espalda.

Cuando llegamos a la casa de Flor me tumbé en su cama boca arriba y volví a recrear en mi mente cómo se besaban, sus manos, el vals y allí me quedé aturdida por mis pensamientos; no pude dormir en toda la noche ese día.

Al día siguiente, llegué al colegio con ojeras, ojos rojos e hinchados, totalmente desarreglada. Cuando caminaba por los pasillos, no había nadie, entonces bajé la cabeza y me hundí en mis pensamientos hasta que me choqué a alguien, y ese alguien era Manuel.

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