Capítulo VI

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Capitulo VI

La mansión era mucho mas silenciosa de lo que el recordaba. Observaba la espalda de Karim mientras este le guiaba hasta el fondo del pasillo, donde estaba la oficina del líder. Al llegar, el mayordomo se aparta y pega la espalda contra la pared con ojos cerrados y expresión solemne.

"Cuando este listo, pase."

"Ah." Toma aire, infla bien sus pulmones y luego suelta. "¿Debo temer por mi vida?"

"No, joven amo."

"Soy Yugi." Le dice en un tono suave. "No soy su amo."

"… No debe de temer, joven Yugi." El hombre le devuelve el gesto sonriendo amable.

"Le creeré, Karim-san."

Toma la perilla de la puerta y abre. Da un paso dentro de la habitación con los ojos fuertemente cerrados y apretados. El olor es lo primero que colma su nariz, un fuerte aroma a cacao ahumado. Abre poco a poco los ojos encontrando la imagen de Atem, sentado tras su escritorio de madera de roble observando atento al pequeño.

Atem, usaba una camiseta manga larga negra de botones con las mangas subidas hasta sus codos. Un chaleco blanco abierto, pantalones de vestir negros y cinturon de cuero marrón chocolate. Estaba a mitad de un trago de whisky.

"Yugi." Le llama en un tono suave y da un gran sorbo a su vaso acabando el trago, se levanta y extiende su mano. "Toma asiento, por favor."  Yugi obediente se acerca y se sienta del otro lado del escritorio, encarando Atem. El egipcio sonríe complacido y vuelve a sentarse. "¿Nervioso?"

"Un poco." Confiesa con la voz algo temblorosa. "Es la primera vez que hago algo así, se siente como una entrevista de trabajo."

"Ja, si tiene cierta similitud." Alza una ceja, sus labios gruesos componen una sonrisa diáfana pero ciertamente intimidante. "Pero relajate, prometo que esto acabara más pronto de lo que tu crees."

"De acuerdo." Se echa sus mechones rubios hacía atrás con una mano, tratando de librar su visión un poco para ver mejor el rostro de Atem. "¿Empezamos…?" Pregunta receloso, sin romper contacto visual.

"Por supuesto." Su mirada escarlata destella expectante, Atem era un jugador nato y aquello era uno de sus juegos favoritos, estaba emocionado y a la vez ansioso. "Comencemos con algo muy sencillo, ¿como conociste a mi primo?" Su voz sonaba con cierto tono juguetón, tal vez para no lucir tan intimidante. "Se que lo dijiste en tu presentación, pero quiero oir la versión extendida."

"Oh, claro… " Iba comenzar a hablar pero callo de pronto, de repente su corazón comenzó a latir frenético, entrando en taquicardia. Su respiración se torno forzosa, cada bocanada de aire era un esfuerzo sobre humano. "Qué-" Se lleva una mano al pecho, bastante aturdido de sentir su cuerpo colapsando tan repente.

"… ¿Sucede algo Yugi?" La voz aterciopelada de Atem retumba en sus oidos, su visión estaba algo borrosa pero podía aún ver claramente a Atem. El sonreía, con calma y serenidad pero sus ojos… Esos ojos escarlata intenso, estaban vacios. La pupila, aquel pequeño punto negro no se encontraba ya en sus iris ahora completamente rojas como la sangre más fresca.

Frente a ellos, en el escritorio una balanza dorada.

"… Eso no estaba ahí antes." Murmura Yugi observando aquel objeto.

"Oh, claro que no estaba." Atem seguía tan sereno. "Vela de cerca, ¿notas algo?"

" … " La sangre se congela en sus venas, en el platillo izquierdo de la balanza estaba una pluma dorado claro y en el platillo derecho… "Un corazón." Suspira sin aliento, observando un diminuto corazón palpitante. No sabía como, no sabía el por qué, pero sus entrañas le gritaban que ese pequeño corazón latente era el suyo.

Casualmente comprometidos (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora