VIII

2.6K 235 59
                                    

Capitulo VIII

Observo el reloj.

Había llegado casi trece minutos antes de la hora pautada. Ahora se dedicaba a contar en silencio los segundos y minutos que quedaban, volvio a preguntarse por sexta vez si sus ropas eran acordes: una camiseta sin mangas color negra, pequeña y entallada a su torso delicado. Pantalones y botines de cuero negro, con cadenas plateadas colgando de su cinturon.

Volvió a mirar el reloj.

Quedaban once minutos antes de la hora acordada.

"¡Yugi!"  Una voz armoniosa le llama con gentileza. Se encuentra a Hathor, la hermosa matriarca venía a su encuentro del brazo de Mana y escoltada por Mahad. La matriarca lucía impecable y elegante con su camiseta blanca amplia de botones, color blanco con estampado de flores y una falda negra de tubo hasta por debajo de las rodillas, sandalias blancas de tacón alto, aretes extravagantes y impecablemente maquillada. "¡Mi cachorro!" La dulce mujer se lanza abrazarlo con familiaridad y besa sus mejillas. "Que gusto verte otra vez."

"Hathor-san." El pequeño le saluda con una sonrisa tímida y las mejillas rosadas. "Se ve preciosa." La hermosa Alfa se ruboriza para luego reir con ganas.

"¡Pero que cachorrito tan gallardo tengo!" La mujer le abraza con fuerza, como si nada lo carga elevándolo un poco del suelo.

"¡Yo también quiero abrazar a Yugi!" Y la inquieta mana se une al abrazo, ambas mujeres tenían al pequeño atrapado entre sus brazos.

"H-Hola Mana-chan…" Saluda tartamudeando, guia sus ojos hasta Mahad. "Hola para usted tambien Mahad-kun…"

"Hola joven Yugi." Se inclina respetuosamente. "Ama Hathor, hermana, ¿sería posible que pongan al pequeño en tierra firme?"

"Oh." Ambas sueltan al tricolor, con cuidado lo ponen de vuelta en el suelo.

"Lo siento querido, es que eres tan ligero y delgado." La mujer cruza sus brazos alrededor de su pecho, con una ceja alzada y una mueca de escrutinio. "¿Seguro Seth te alimenta apropiadamente?"

"Cla-Claro Hathor-san, yo siempre he sido de cuerpo pequeño y delgado." Se ríe un poco. "Sumado a que soy demasiado bajito, supongo que eso influyo mucho."

"Mi hijo mide lo mismo que tú y te aseguro que el no es nada ligero." La hermosa africana compone una sonrisa burlona. "Compensa lo bajo de estatura teniendo un cuerpo bien trabajado." El menor ahoga una risa y se tapa la boca. "Oh pequeño rie tranquilo, mi hijo ya no es un niño para que le moleste el hecho de que es un enano."

"¡Ama Hathor!" Mahad no pudo contener una sonrisa divertida, pero intento mantener la etiqueta.

"¡Pero si esta enano!" Dice la mujer alzando sus hombros. "Desgraciadamente, saco mucho de mi y poco de su padre." Pone las manos en sus caderas. "Saco mi belleza, mi encanto, mi carisma, mi amor por los juegos y por desgracia, mi baja estatura."

"Y lo humilde también." Complementa Mana en tono bajo, ganándose un ligero zape por parte de Mahad. "¡Ouch!"

"Pero Hathor-san." Dice el pequeño sonriendo, tratando de ahogar la risa en su garganta. "Usted no se ve bajita."

"¡Son los tacones mi cielo!" Ríe entre dientes, sonriendo amplia y orgullosa. "Mido uno con cincuenta, mas diez centimetros que me dan los tacones paso de chaneke a Hobbit." Ahora si el pobre muchacho estalla en risas acompañado de la propia Hathor, Mana y hasta Mahad que no pudo mantener mas la etiqueta, así que se entrego a lo absurdo de la situación.

Yugi se permitió relajarse y sentirse cómodo. A pesar de que Seto tenía sus dudas sobre la manada, nuestro tricolor no podía evitar sentirse como en su hogar al estar rodeado de ellos. Paso la tarde mostrando los lugares que podían interesarle a la matriarca, museos, reposterías, cafeterías y finalmente el gran invernadero de ciudad domino.

Casualmente comprometidos (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora