Hasta las narices de la universidad y todo por culpa de mi profesora de fotografía.
- Alba, no veo nada en tu trabajo que exprese sensualidad y ese era el objetivo del taller - repetí como un papagayo las palabras de la asquerosa de Galera. Encima era la decana de la facultad. No solo tenía que repetir el trabajo, !yo, una negada para las nuevas tecnologías! Sino que encima tenía que hacer un trabajo escrito explicando el por qué de la obra.
Encima en el piso las cosas no estaban muy allá. Desde que Natalia me besara el día que lo dejó con su ex, no hemos vuelto a tener ningún contacto y eso me estaba empezando a mosquear. Ya había pasado más de una semana y la morena parecía como que me estaba evitando. Muchos de los días ni dormía en casa, y cuando si lo hacía, intentaba no coincidir con mis horarios. ¿Tan mal besaba para que de un momento a otro pasara así de mi? En esos momentos echaba de menos a la Mari y a Julia. Esta última seguía de vacaciones porque empezaba las clases mucho más tarde que el resto de los mortales. Faltaban aún algunos días para que volviera a la rutina.
En cuento llegué a casa solté la mochila en el salón y me tumbé esperando a que pasaran las horas. A ver si se terminaba este día de mierda y pronto llegaba el final del cuarto año de carrera. Graduada y todo sentada en el sofá. ¡Sería fantasioso!
Pensaba que estaba sola, pero con el silencio que reinaba en la estancia, empecé a escuchar el sonido característico de una vibración. Miré mi móvil y estaba bien. Me levanté es busca de ese ruido extraño. Conforme me iba acercando a la habitación de la morena empecé a escuchar suaves quejidos. Preocupada, entré sin llamar, encontrándome a Natalia masturbándose con el Satisfyer que le regalé. Se llevaba su otra mano a sus pezones, pellizcándolos y gimiendo de placer.
- !Ah, Alba...! - gemía con los ojos cerrados. No se había dado cuenta de que estaba allí observándola. Inconscientemente llevé mi mano derecha a mi entrepierna, me estaba encharcando por momentos y pedía a gritos que la liberara del calor que emanaba de esa parte de mi cuerpo. Estaba pensando en mí mientras se masturbaba. La escena era tan sensual que ojalá tuviera la cámara para retratar ese momento. Galera no tendría excusa para suspenderme el trabajo. ¿Por qué demonios estoy pensando en la uni cuando estoy viendo a una diosa a punto de explosionar?
-!Alba, joder! - gritó y di por hecho que se había corrido-. ¿Alba, me oyes?¿Qué coño haces ahí parada? - me recriminó y yo abrí los ojos. Me acababa de pillar no sólo en su habitación sino también con la mano en mi intimidad. Mientras tanto se intentaba tapar y ocultar el vibrador.
-Yo... - estaba muerta de vergüenza. Salí de allí acojonada, encerrándome en mí habitación. No podía dejar de pensar en cómo sus manos recorrían su cuerpo, como gemía mi nombre... Pero seguía sin entender por qué estaba tan rara conmigo. Ahora la situación iba a ser mutua. ¿Con qué cara la miro yo ahora?
Llamaron a la puerta pero no respondí.
- Alba, por favor, tenemos que hablar de lo que ha pasado... - dijo a través de la puerta. Me escondí debajo de las sábanas. Al no tener respuesta pasó a la habitación. No le podía recriminar nada cuando yo había hecho lo mismo antes-. Alba... - dijo sentándose al lado de mi espalda.
- Déjalo Nat, no quiero hablar... - susurré muriéndome de la vergüenza.
- ¿Por qué? - insistió poniendo su mano sobre la cara externa de mi muslo. Una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y tuve que coger aire para poder pensar con claridad.
- Por la misma razón que tú no lo has hecho esta semana - le contesté con rencor.
- Lo siento, ¿vale? Fui una gilipollas... - se disculpó-. Tenía que haber hablado contigo y no pasar de ti - reconoció apenada-. Me agobié y no supe gestionar lo que me estaba pasando - se defendió y yo me reí cínicamente.
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Moonlight (one-shots Albalia)
FanfictionPequeñas historias independientes de Alba y Natalia y de Natalia y Alba