Stalingrado V

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POV NATALIA

Poco a poco fui despertando e inevitablemente entré en tensión sobre lo que venía ahora. Seguramente fue la euforia del momento pero estaba claro que Alba me seguiría odiando por los siglos de los siglos. El frío de la soledad del camastro auguró mis sospechas. Un polvo más y encima podría fardar de haberse follado a la comandante Lacunzarova. Suspiré y me levanté buscando mi ropa. El uniforme estaba roto, así que tendría  que ir hasta mi tienda e intentar que nadie me viera para no tener que dar explicaciones de por qué salía de los dominios de la comandante Rechosvki.

Después de cambiarme y beberme un trago de vodka a palo seco para aguantar la situación, escuché las voces de María y Alba. Aquello no evidenciaba nada bueno.

- ¿Cómo que han apresado a Marquev, Villarova? - preguntaba la voz de Alba preocupada a través del auricular de la radio y que llamara a Maria por su apellido es que era muy grave.

- Como oye, comandante, les han tendido una emboscada y la han secuestrado... - informó la capitana y yo me esperé lo peor. Lo que hubiera pasado entre nosotras anoche ya había pasado a un segundo plano. 

- ¿Qué piden por ella? - contestó la comandante decaída.

- Te quieren a ti - contestó casi en un susurró y la rubia bajó la cabeza-. 

- Voy para allá... - confirmó y yo me quedé en shock. 

- ¿Estás loca, Alba? - le recriminó Villarova y la comandante suspiró-. Von Rubira está obsesionado contigo...

- Tengo que dar la cara por mis tropas, Villarova. Lo prometí al jurar el cargo y así lo haré... - le informó duramente y su subordina no pudo refutarle nada. Era una orden directa de un superior. Colgó y volvió a coger aire. 

- Te prohíbo que te entregues, comandante - le dije seriamente dándole un pequeño susto porque no se esperaba verme allí.

- No me puedes prohibir nada, comandante. Tenemos el mismo rango y son mis tropas... - me contestó con galones.

- No puedes hacer esa locura, Alba... - le pedí con semblante preocupado.

- Tengo que salvar a Mamen - confirmó que sus ideales estaban por encima del valor de su vida.

- Vamos a salvarla, pero no dejaré que te entregues - la animé y mi cabeza empezó a elaborar un plan sin fisuras para que ninguna de las dos saliera dañada y pudiéramos acabar con Von Rubira y Granch.

- Nat, sabes que si no acepto la matarán, no tienen escrúpulos...  - las lágrimas de Alba empezaron a escaparse de sus ojos.

- Vamos a viajar hacia el Frente del Don, junto a Villarova y Medinova - la abracé para repartir suaves caricias sobre su melena rubia-. Vamos a pagarles con su propia moneda... - dije observando el mapa. Alba conocía esa zona como la palma de su mano y ese era un buen hándicap para anticiparnos a los alemanes. En cuanto a tropas, les ganábamos en número, no en arsenal, pero por algo se empezaba.

- No te entiendo, Natalia - dijo sorbiéndose la nariz e intentando mantener las formas. Una comandante del Ejercito Rojo no podía verse así de debilitada.

- Si te quieren a ti, pediremos que Marquev esté en el intercambio y que Von Rubira sea el que haga los honores... - dejé caer.

- Van a ir armados hasta los dientes, Natalia y no creo que estemos en las condiciones de negociar - ignoré completamente sus trabas a mis planes.

- Tenemos al mejor escuadrón de francotiradores del mundo, ¿lo recuerdas? - le recalqué y ella asintió y negó al mismo tiempo.

- No puedo correr el riesgo de que a Marquev le pase algo - confesó derrotada.

Moonlight (one-shots Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora