Tinder III

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POV NATALIA

- !Nooo, Dobby! - por centésima vez volvía a llorar con esa escena. Nunca iba a superar la muerte del elfo doméstico.

Pensaba que era una friki de manual, pero Alba lloraba desconsolada a mi lado. Éramos dos intensas. Después del día del concierto nos dimos los números de teléfono y no llegamos a más que un par de besos tontos. Nuestros amigos se cagaban en nuestras respectivas estampas, pero íbamos a ser fieles a nuestros principios. Nada de rollos de una noche. Tras varios días hablando a todas horas, quedamos en casa de Alba una semana después para disfrutar de una sesión de Harry Potter. Había que aprovechar que Marina se iba unos días a Elche. Llevé palomitas de varias clases, un gran surtido de gominolas y refrescos varios. Nos esperaban muchas horas de entretenimiento mágico.

- Nat... estoy triste - dijo Alba al terminar la octava película en un puchero y restregando su preciosa carita contra mi brazo. Parecía una linda gatita.

- ¿Quieres mimitos? - le propuse acariciando su espalda.

- Chi... - contestó. Lo que no esperaba era que se sentara a horcajadas sobre mi. Mi gaypanic fue de campeonato. La rubia estaba desatada y empezó a besar mi cuello-. Jamás pensaría que diría esto, pero bendito Tinder y bendita Marina por crearme un perfil a mis espaldas... - reconoció lamiendo mi lóbulo derecho.

- ¿Y... eso... por qué? - intenté indagar mientras intentaba mantener la cordura-. 

- Pues, porque gracias a ello he conocido a una mujer maravillosa, que canta como los ángeles y es más friki que yo... - sonreí ante sus palabras y cogí confianza. Apoyé mis manos sobre su precioso culo y la junté más contra mi-. !Ahhh! - la rubia dejó escapar un gemido de su garganta cuando su entrepierna chocó contra mi cuerpo. Mi corazón empezó a latir de forma desbocada y estaba a punto de sufrir un paro cardiaco-. Me gustas mucho, Nat... - me confesó ahora sin perder contacto visual con mis ojos. Me ruboricé y la besé.

- Tú también me gustas mucho, Albi - dije después de despegarnos y coger aire. Colé mis manos por debajo de su camiseta a lo largo de toda su espalda. 

- Nat, necesito sentirte... - susurró con los ojos cerrados al notar mis caricias.

- ¿Estás segura? - le pregunté dudosa.

- No he estado más segura de algo en la vida, cariño... - la rubia enredó sus manos por detrás de mi cabeza y esas fueron las palabras que necesité para dejar atrás mi miedo a mostrar mi intimidad.

- Enséñame donde está tu habitación - le dije cargándola como un koala.

- Al fondo a la izquierda... - me contestó mordiendo mi cuello y haciendo que me tambaleara por lo que me estaba provocando solo con un mordisco. Por suerte la puerta de la habitación estaba abierta. Con mucha dificultad, conseguí pasar, chocándome contra todo lo que había por medio y provocando la risa de mi acompañante. Miss Torpeza tenía que salir a flote y de la forma más cutre.

- ¡Ahhhhhhh, me cago en la puta...!- grité cuando le di un puntapié a una de las patas de la cama-. !Joder, joder, cómo duele! - lloriqueé del dolor. 

- Nat, que nos caemos... - dijo con miedo la rubia. Cojear con alguien en brazos era complicado y caímos sobre la cama, al final iba a tener suerte.

- Me duele mucho... - me quejé como una niña pequeña. Alba viendo mi cara de compungida me quitó la zapatilla para ver si me había hecho algo.

- Nat, está rojo... - dijo con algo de preocupación-.

- Seguro que me lo he roto... - me maldije por ser tan torpe.

Moonlight (one-shots Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora