EL FANTASMA DE LOS CAMIONEROS

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Soy trailero y desde pequeño me inicié en este oficio. Mi padre en paz descanse me llevaba a sus viajes por las carreteras de México y aprendí a conducir un camión apenas alcance los pedales.

Con el tiempo me volví camionero experimentado como mi papá y trabajé en muchas compañías. Nunca me pasó nada extraño, nada que no fueran todo tipo de accidentes por la imprudencia o la estupidez de algunas personas, llevé a mucha gente en mi cabina de la que aprendí cosas y me contaban historias sobre carreteras y leyendas que podías encontrar en pueblos por los que comúnmente pasaba; pero a mí no me pasó, ni vi nada durante muchos años, pero la suerte se me acabó y experimenté algo que me dejó marcado durante mucho tiempo y aun lo recuerdo y me inquieta.
En ese entonces vivía en Linares, Nuevo León. Empecé a trabajar para una línea cañera que transportaba azúcar. Tripulaba un Kenworth con el remolque lleno de producto, salí desde Tantoyuca, Veracruz con rumbo a Laguna del Mante, el camino estuvo tranquilo y sin ninguna novedad, ya casi llegado al punto de descarga, había un reten militar en donde había una larga fila de camioneros esperando a ser revisados. Era inevitable, así que me relajé para esperar el turno, afortunadamente pasamos rápido.

Cuando estuve en el retén, un soldado me pidió bajar mientras que otros revisaban la cabina. Al preguntarme hacia donde me dirigía le dije que a Laguna a descargar azúcar, revisó mis documentos, el manifiesto y continué mi Avancé unos 6 kilómetros y vi algo que venía por la orilla de la carretera, era de noche así que le aventé las luces altas. Mientras me acercaba me di cuenta que se trataba de una mujer, con un extraño cabello rojo y un vestido blanco floreado y una chamarra de mezclilla. Al iluminarla pude ver que sus zapatillas tipo flats brillaban de una manera peculiar. Lo más raro es que parecía estar de pie a la orilla de la carretera sin moverse y viendo hacia el frente, sentí algo de temor porque cuando veías gente así corrías el riesgo que se aventaran a las ruedas del camión, así que empecé a hacer cambio de luces varias veces como señal de advertencia. Aminoré la velocidad para prevenirme. Cuando pasé a su lado vi que estaba de espaldas y me pareció extraño porque antes la había visto mirando al frente, solo pude ver su cabello rojo y el vestido ondular con el viento.

Pensando que quizás necesitaría ayuda ,hice lo que se suponía no debería; pero me ganó la curiosidad y me detuve metros más adelante, no había tanto trafico así que no hubo problema en pararme. Bajé de la unidad y corrí hacia la muchacha. Al verla noté que estaba con la cabeza agachada en señal de tristeza o alguna tribulación, al acercarme le pregunté si estaba bien, que si la podía llevar. Al decir esto último la muchacha volteó de una manera muy extraña, fue bastante rápido como si la realidad se viera cuadro a cuadro y en un instante lo que debía ser el rostro de una joven bonita resulto ser, nada. Un enorme hueco se podía ver en medio de aquella cabeza, obscuro e inquietante. Al ver esto el terror me invadió de una manera tal, que me hice para atrás intentando alejarme de esa horrible visión, y me caí de sentaderas en el pavimento, mientras veía a aquella cosa con su “rostro” apuntando fijamente hacia a mí , me arrastré sin dejar de ver eso y al incorporarme corrí lo mas rápido que pude con el corazón saliéndoseme del pecho. Me subí a la unidad y le metí marcha, no quise voltear; pero en el retrovisor sentía que de pronto aparecería la joven sin rostro, me concentré y revolucioné el motor al máximo para imprimir velocidad y alejarme.

Era imposible, era algo que no podía creer, pero lo había visto y sentí tanto frio que comencé a temblar y a sentirme mal de la panza. Cuando por fin llegué a Laguna, ya estaban varios camioneros esperando descargar, estacioné el vehículo y bajé vomitando de la unidad. Me sentía terriblemente mal y temblaba copiosamente. Algunos choferes que estaban cerca, se acercaron al ver mi estado y me preguntaron que me pasaba.
Sin poder hablar, me senté y tomé un poco de agua que me ofrecieron, luego de que me calmé empecé a platicarles lo que vi en la carretera antes de llegar. Yo esperaba que me vieran extraño o me tildaran de drogadicto o loco; pero en vez de eso, me miraron condescendientes y uno de ellos, el de más edad. Dijo que efectivamente, siempre se aparecía en ese tramo, según se sabía por dichos de la gente, que a esa muchachita la atropellaron, haciéndole pedazos la cabeza. Sin embargo otros tenían una versión mas creíble y era que a esa joven la habían abandonado ya muerta y que el trailero que la mató, utilizó un marro para aplastarle la cabeza, quizás por eso esa apariencia. La verdad es que nadie me dio una razón convincente para que pudiera aparecer eso, no quise saber más del asunto y luego de entregar la mercancía tuve que regresar a la compañía.

Dure muchos días sin poder dormir, tenia pesadillas e incluso sentía que la muchacha se subía a la cabina y de reojo podía verla ahí por un lado mío. Eso me tenía bastante tenso y mi familia tuvo que curarme de espanto. Aparentemente me tranquilizó un poco; pero después me volvieron a mandar al ingenio para llevar azúcar a Laguna del Mante. Eso me puso nervioso; pero no quería entrar en pánico, así que me calmé y manejé sin más problemas. Serían como las 10 de la noche cuando de nueva cuenta me paré en el reten militar. Un soldado que me fue a revisar me hizo lo misma pregunta que el anterior y le respondí lo mismo. Pero al decirle mi destino me miro sorprendido y dibujo una sonrisita que me incomodó y más cuando me dijo que si me había persignado antes de salir para Laguna. Le conteste que sí, pero sentía que temblaba. Le comenté que siempre lo hacía porque sabía que había muchos problemas de delincuencia en el área, a lo que el soldado me respondió con una escalofriante afirmación:

–Pues si delincuentes, pero además de eso, ya han pasado varios camioneros y autobuses que nos han reportado ver a la joven muerta que se aparece en el tramo más adelante. Ya se mandó una patrulla; pero pues que haces con eso.

Sin decirle más, el se quedó riendo mientras yo comencé a sudar de las manos, no quería ver de nuevo a aquello, Arranque y me fui manejando rápido. Cuando apenas iba a cruzar el tramo donde había visto al ánima, vi con alivio que no había nada ahí, pasé sin voltear y agradecí a Dios por haberme evitado ver eso. En eso pensaba cuando por el retrovisor vi que se asomaba en la parte trasera del remolque la cabeza agujerada de la joven, al verla di un leve “volantazo” que casi me saca del camino, volví a ver y ya no estaba. Al llega a Laguna de nueva cuenta estaba muy mal, el terror me nubló la mente y no podía siquiera maniobrar la unidad, por lo que unos compañeros tuvieron que ayudarme. Después de esa noche no quise regresar de inmediato, esperé al alba para poder retornar y en cuanto lo hice, renuncié a la compañía. Jamás volví a manejar por esos rumbos, por el temor que algo se me apareciera en el camino.

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