Capítulo 2

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Luego de dos horas, decidí no ir a mí casa, solo fui a caminar un rato. Estaba muy desanimada, mi tío piensa que yo soy un juguete, me trata como si no valiera nada.
Solo me preguntaba en lo más profundo de mí corazón, sí podía aguantar más esta situación, sí un día podré librarme de este tormento.

Un fuerte ruido me sacó de mis pensamientos, ya que dos autos habían chocado justo al frente mío.
En el vehículo rojo podía notar que solo estaba una persona, pero en el auto azul se encontraban tres personas. Después note que alguien llamó a la ambulancia, estaba algo impactada, solo espero que por lo menos alguien siga vivo.

Seguí caminando y logré ver como un niño fue arrollado por una moto.
Dios mío, no entiendo cómo pudo atropellar lo ¿Acaso no lo pudo ver?
Una mujer salió corriendo, estaba llorando desesperadamente, me imaginé que podría ser la madre del pequeño.
Solo me pregunto ¿Qué hacía ella que no vio a su hijo que estaba en peligro?

Me estaba asustando, viví dos accidentes el mismo día y además de eso, a pocos pasos uno del otro. ¿Qué más podía pasar? Me preguntaba.
Decidí mejor ir a mí casa, no quería ver más accidentes. Solo quería estar tranquila, y pensar en otras situaciones que no sean momentos lamentables como los que logré ver hace unos minutos.

Mí celular empezó a sonar y atendí, ya que era mí prima Amelia la que me llamó.

—Hola, prima, ¿Cómo estás? Perdón por no haberte llamado antes, la he pasado muy ocupada.

—Hola, estoy bien, ¿Y tú?
No te preocupes prima, te entiendo.
Ya me haces falta, ¿Cuándo vendrás a la casa?

—Me alegro mucho prima, yo igual estoy bien, y de hecho de eso te quería hablar, ya que mañana estaré allá.

—Enserio prima. ¡Que bueno!, me has hecho muy feliz, ya quería que vinieras.

—Yo también ya quiero verte prima. Nos vemos mañana.

—Sí, hasta mañana.

Después de hablar con mí prima entré a la casa y me senté en el sillón a pensar. Solo quería pensar que mañana sería diferente, y que no me tendría que soportar a mí tío. Sí me llega a llamar, diré que tengo visitas en casa, solo espero que eso impida tener que ir a su casa y seguir siendo maltratada.

Desafortunadamente la vida que me tocó, en pocas palabras es horrible
Miré por la ventana, y noté que mi tío venía. No se que quiere, ya tuvimos lo que él quería.
Empezó a tocar la puerta, gritando con una desesperación que me asustaba.

—¿Qué sucede tío?— le pregunté algo confundida y preocupada.

—Tienes que esconderme aquí por un momento.

—¿Por qué?

—No preguntes la razón, solo debes hacerlo.

—Está bien, quédate aquí mientras tanto.

—Hazme café, por favor.

—Okey. —le respondí.

Mi tío rara vez decía por favor, ya que él es más de decir palabras como hazlo rápido, y apúrate. Me
Sin duda no lo entiendo, y en este momento menos.

Escucho a lo lejos la sirena de una ambulancia. Algo tuvo que haber pasado, me preguntó, ¿Qué sucedió?
Después de unos minutos, preparé el café, le di a mí tío y yo también me serví, para luego sentarme en uno de los sillones.

—Está muy bueno el café.

—¡Gracias!

—¿Y tú esposa cómo estás siempre trabajando? —pregunte con naturalidad. 

—Así es, después de que perdiera mí trabajo, a ella le tocó trabajar más, ya que no logré encontrar nuevo empleo.

—Tío, te diré algo y no se como lo vayas a tomar.

—¿A ver, dime qué quieres decirme?

—¿Por qué le haces esto a mí tía? Osea, abusas de mí, que soy tú sobrina y tienes mujer e hijos.

—No tengo por qué responderte. Por cierto, mañana no estaré en casa, así que te la vas a jugar por eso.

—Okey, la verdad es que eso me hace sentir mejor.

—Pero, después de mañana ya sabes. -- me dijo con cierto toque de maldad.

—No quiero ni pensar en eso.

—Bueno, ahora sí me voy.
Adiós. —mi tío se retiró de la casa.

Después de eso, recibí un mensaje de mí prima. Me informa que no viene sola, que su mejor amigo Mauricio, viene con ella. Y me pregunta sí no hay problema en eso. De lo cual le dije que obviamente no había ningún inconveniente.

Después de un par de horas más, llegan mis padres exhaustos y en sus ojos se notaba una gran tristeza.

—Padres, ¿sucede algo?
Mí padre me miró directamente a los ojos, y me respondió con voz delicada.

—Él señor Raúl murió, y ahora la pequeña niña estará sin su padre.

—No puede ser, enserio eso es una mala noticia papá.

—Sí hija, es muy lamentable.

—Bueno, les preparé una buena olla de carne.

—Que delicia, vengo muerta de hambre hija.

—Igual yo. Todo este trabajo agota.

—Ya les sirvo. Esperen un momento.

—Claro hija. —respondieron mis padres.

Me retiré, y mis padres continuaron su conversación.

—Cariño, ¿Cuándo le diremos la noticia a nuestra hija?

—Ya, ahorita le contamos.

—De seguro se pondrá feliz.

Volví a donde estaban mis padres, y exclamé ansiosamente.

—Aquí traje un plato de sopa y uno de arroz.

—Daselo a tú madre. —replicó mi padre.

—Está bien. Ya casi te traigo la tuya papá.

—Espero ansioso hija.

Me dirijo a traer la comida de mi padre.

—Yo esperaré que nuestra hija te traiga tú comida.

—Amor, no es necesario.

—Claro que lo es.

—Ya falta un mes para que nos den la semana de vacaciones.

—Así es.

Volví a la habitación y comenté.

—Aquí tienes papá. Por cierto, hace algunas horas mí prima Amelia me llamó y me informó que vendría, y luego más tarde, me avisó por un mensaje que no vendría sola, traerá a un amigo.

—Que bien, hija. Hace mucho que no la vemos. —respondieron mis padres, a punto de darme una noticia que iba a cambiar el rumbo de mi vida.

—Bueno, hija tenemos que decirte algo muy importante, y me imagino que te hará feliz la noticia que te diremos. —dijo mí madre con una sonrisa en su rostro.

—¿Qué noticia? —pregunté.

—Mira hija, no te lo dijimos antes porque estábamos esperando que lo que pensábamos era realmente eso. — contestó mí padre.

—Me están poniendo ansiosa. Díganme que es lo que tienen que decirme.

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