Capítulo 3

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—Hija, estoy embarazada. —me dijo mí madre con una gran sonrisa.

—¿Qué? —respondí preocupada.

—¿Pensábamos que lo ibas a tomar bien? —dijo mi padre algo triste.

—Claro que me alegra tener un hermanito o hermanita en casa, solo que me sorprendió.

—Está bien hija, ya tengo tres semanas, estamos muy emocionados.

—Ojalá sea niño, quisiera un hermanito.

—Yo quiero una niña. —exclamó mí madre.

—¿Otra niña mamá? ¿Y tú, papá, qué opinas?

—Me gustaría un niño, pero si es niña igual estaré muy feliz.

—Hasta los nombres tenemos, si es niño se llamará Keylor, y en caso de ser niña se llamará Alondra.

—Lindos nombres. Bueno me iré a mí cuarto —sin más que decir me dirigí a mi habitación.

—Está bien hija —respondieron mis padres al unísono.

—Nuestra hija cocina muy bien.

—Demasiado diría yo. —mencionó  con una enorme sonrisa a mi esposa.

—Sabes, he estado considerando dejar el trabajo, sería lo mejor.
Recuerdas que después de una semana de que Cristina nació, yo seguí trabajando en el hospital y tu madre la cuidaba.
Yo me ponía muy triste, ya que quería pasar siempre con mí hija, pero al mismo tiempo no quería dejar de trabajar, porque quería darle una buena vida a nuestra hija, y los dos le damos esa buena vida, solo que yo perdí muchos buenos momentos con mí hija.
Sus primeros cumpleaños no los pude pasar con ella, ni siquiera tú pudiste, por ese motivo quiero dejar el trabajo, para que no pase lo mismo con nuestro nuevo bebé.

—¿Estás segura amor?, recuerda lo que me habías contado, después de tres años de terminar tu carrera, te costó mucho conseguir el trabajo. Imagínate tres años sin poder trabajar en lo que te apasionaba.

—Lo sé, pero no quiero volver a vivir todo aquello que pasó con Cristina desde que era una bebé.

—Está bien amor, si realmente quieres dejar el trabajo, hazlo, entiendo tu decisión.

—Tres meses antes de que nazca él o la bebé, me retiraré del trabajo.

—Amor, pero recuerda que normalmente, tres meses antes del nacimiento, las mujeres embarazadas tienen el derecho de no trabajar y le pagan algo, aunque no esté trabajando. ¿Qué te parece si después de que nazca nuestro bebé te quedas un mes más y luego abandonas el trabajo?

—¿Un mes más?

—Sí, cariño, solo un mes más.

—Lo pensaré, te avisaré en cuanto lo haya decidido, igual todavía faltan varios meses.

—Papá, mamá, voy a salir un rato, si no les molesta.

—¿A dónde irás hija? —preguntaron mis padres con un tono de sorpresa.

—Iré a casa de Lupita, ya saben, mi mejor amiga.

—Nos la saludas de parte de nosotros  —dijo ya más feliz mi madre.

—Por supuesto.

Ya teniendo el permiso de mis padres, salí de casa para por fin ir con Lupita.

—Nuestra hija quiere mucho a esa chica.

—Es un hecho, desde que la conoció a la edad de siete años, se han vuelto muy buenas amigas.

Narra Cristina:

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