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El pueblo desprendía un aroma quemado. Más no sentía el fuego. Y apenas podía sentir su propio cuerpo realmente.

Temblaba de manera horrible, estaba completamente aterrado de como estaba terminando eso, no creía que Jhin tendría preparado aquel final para él. Quien lo diría incluso el se sacrificaría solo para matar a su enemigo y vaya que lo logro de maravilla. Había caído en su trampa de boca.

No podía levanrarse, las maderas aplastaban sus piernas. Cada movimiento dolía un infierno. Y sentía que le faltaba el aire.

De repente comenzó a reflexionar en su vida, ¿Cuántos secretos había ocultado? ¿Incluso hasta el final debió llevar su máscara falsa de orgullo?. No entendía la razón del porque el mundo era tan cruel, pobreza, tristezas, muertes y violencia.

¿Todo así acababa? En una muerte que nadie puede controlar o cambiar. Ahora que lo sentía en carne propia podía decir que la muerte era aterradora, ¿Pero cuando no? Los humanos le temen a lo desconocido y la muerte es un punto sin retorno. Dolorosa. Cruel. Difícil. Para nada como en las películas donde la muerte es mostrada como una liberación y podías hacerlo con una sonrisa.

No

Eso era simple fantasía. Todo en la vida implica dolor, sin darnos cuenta estamos rodeado de el.

Ja

Ja

¿Realmente podía ponerse a pensar en esas estupideces en sus últimos momentos de vida?. Ah, era patético...

No creía poder hacer nada. Pero al menos desearía haberlo visto una última vez. A él. A su querido maestro. Quien le enseñó a vivir... Quien le enseñó a amar de manera correcta...

Busco desesperadamente entre la madera quemada algún indicio de Shieda

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Busco desesperadamente entre la madera quemada algún indicio de Shieda. Nada. Comenzaba a temer por su alumno. La desesperación consumió su mente completamente, intentando buscar algo que le asegurará que su alumno este completamente bien, que haya escapado del fuego.

Más toda ilusión se perdió. Encontró a Kayn... A su Kayn, sin vida. Era una escena desgarradora cuánto menos, sus piernas rotas, quemado, con cicatrices en todo el cuerpo... Pero lo peor fue ver las lágrimas secas en su rostro.

Golpeo el suelo con fuerza. Las lágrimas se derramaron de sus ojos sin poder evitarlo. Había perdido a su pequeño rayo de sol y nunca más lo vería.

Se sentía angustiado. Triste. Pero más que nada enfadado. Con Jhin por arrebatarle a su alumno y consigo mismo por no llegar a tiempo a salvarlo.

Sin darse cuenta lo había perdido. Había dejado que muriera. Sin darse cuenta nunca de la máscara que su alumno sostuvo por tanto tiempo. Una máscara que incluso lo escondió mejor que la suya... Una máscara que al final se quebró junto a su ser.

Quizas pasaron horas desde su muerte. Pero aún continuaba abrazándolo, llorando a mares, no podía sentir aún más dolor. Jamás se había sentido así, incluso ahora continuaba amándolo y sin poder habérselo contado antes de morir.

Ah. Era estúpido, debía largarse de ahí cuánto antes. Pero claro no sin antes enterrar al joven en aquellas tierras santas de Jonia. Quizás la magia del lugar nunca lo aceptarían por la oscuridad. Más su corazón era lo suficientemente puro para que pudiera descansar por la eternidad ahí

Lamentando que no pudieran chocar su mirada rojiza con la azulada por última vez...

Poison and TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora