Aún recuerdo la primera semana que él apenas había llegado a la orden. Estaba tan roto, desechó, no había muchas emociones pasando en su rostro más haya del trauma y el odio hacía quienes le causaron tanto daño. Yo lo había encontrado, entonces yo me hice responsable de arreglarlo hasta que se convierta en el arma perfecta y así vengarse.
El chico ya tenía el talento, solo hacía falta apoyarlo. Claro que al principio fue complicado, no sabía hablar joniano y era el mayor de los problemas. Además tampoco es como si yo supiera tanto de su idioma natal, así que la comunicación era complicada.
Así que antes de entrenar físicamente, se preparó mentalmente. Me había sorprendido tanto que el mismo se haya puesto a estudiar con todas sus ganas. Durante las clases era participativo y se perfectamente que hacía oídos sordos a las burlas que recibía de sus compañeros. Incluso yo pensaba meterme para que lo dejarán, pero al ver qué el decidía simplemente dejarlo pasar preferí callarlo.
Con el tiempo mejoro tanto su joniano como su socialización en la orden, le agradaba a algunos y los otros simplemente lo veían como otro acólito. Sin duda eso me hizo sentir muy orgulloso. Después de todo poco a poco mi arma deseada comenzaba a forjarse. Pero sin darme cuenta, mis sentimientos hacia el también lo hacían.
— Entonces, ¿El demonio dorado es quien buscamos? — hablo calmado observando a su maestro con cierta duda. Quien simplemente asintió con la cabeza ante está pregunta.Estaban en una misión peligrosa desde hace unos días. Solo Kayn y él. Después de todo solo ellos tenían la suficiente fuerza y habilidad para hacerla.
Aún así no dejaba de ser peligrosa, él ya conocía perfectamente a lo que se enfrentaban. No era fácil, para nada. Pero aún así si la cumplían por fin podrían dejar por un tiempo las misiones y descansar un poco.
— Suena como todo un mounstro... Me preguntó por qué será así — Hizo como último comentario el muchacho de hebras negras mientras se marchaba a sentarse en una de las ventanas. Su mirada volvía a perderse en la nieve, se notaba de lejos que el deseaba estar simplemente en la nieve divirtiéndose en vez de estar en esa misión.
Pero no tenía otra opción, los demás acólitos no eran aptos para enfrentarse al demonio dorado, y si era más fuerte de lo que fue antes, entonces no quería tener muchas bajas. Aún así tampoco deseaba sacrificar a su alumnos estrella. Era un arma de doble filo que se cerraba poco a poco y sin darse cuenta.
— Tranquilo, cuando acabemos esto podrás jugar en la nieve. — Tan pronto como terminó la frase un sonrojo apareció en las mejillas del pelinegro mientras giraba sus hermosos ojos azules hacía el albino con cierta vergüenza.
— ¡Maestro! — Gritaría completamente avergonzado mientras escondía su rostro en sus manos. Un gesto demasiado infantil. Pero demasiado tierno — No diga tonterías —
Comenzaría a lanzar varias excusas para evitar aceptar que realmente quería divertirse en la nieve. Excusas tan divertidas que incluso le sacaron una sonrisa al mayor. Ese chico siempre lograba alegrarlo demasiado con sus reacciones
ESTÁS LEYENDO
Poison and Tears
RomansaEl se había ido, no sabía en qué momento había pasado o como, solo sabía que nunca más vería aquella sonrisa altanera en sus labios. Si tan solo no lo hubiera descuidado, si tan solo lo hubiera abrazado por última vez y le hubiera dicho todo lo que...