Capítulo IV

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Después de unos minutos en silencio, Candy rompió este.

—Me cae bien Terry; tengo la sensación que es bueno y ademas muy apuesto
—rió con tristeza —aunque al decir verdad desearía poder verle para confirmar mi teoría.

—No quiero parecer presuntuoso, pero la verdad lo soy —respondió él con una sonrisa por demás arrogante.

—No solo es presuntuoso —Candy rió con ganas y Terry se sintió en las nubes. Cuanto había extrañado aquella risa cantarina —presiento que es además bastante engreído.

—Y usted una Pequeña Pecosa entrometida

—Está celoso porque no tienes ninguna —lo apuntó con la punta de su dedo índice y se echó a reír

Terry sonrió —Sera mejor que se siente —sugirió. —necesitaba detenerla, el efecto del alcohol era mas que evidente.

—Lo haré si usted se sienta conmigo.

—No creo que sea prudente.

—Ah claro, olvidaba que usted es un Duque y yo una simple plebeya

—Creí que ya habíamos traspasado la barrera de la cortesía —Terry la ayudó a sentarse y se sentó junto a ella —y no lo decía por eso, sino .....

—Porque le da vergüenza que lo vean con una joven que además de ciega es muy torpe y fea —dijo ella interrumpiéndolo

Terry apretó los puños. Se daba una idea quienes eran los culpables de que Candy se sintiera fea y torpe.

—¿De donde saca que es fea y torpe?

—Escuché que Elisa y Niel lo decían.

<<Miserables >>

—No tengo idea que concepto tienen ellos de la belleza —respondió él acariciando con su dedo pulgar la mano de ella —Porque la joven frente a mi es la mas hermosa entre todas las damas dentro de aquella velada.

—Mentiroso —las palabras de Terry le hicieron reír.

—Es la verdad Candy, jamás en la vida creí ver a un ser tan bello como usted . —Aquella, era la primera vez que Terry decía lo que por años calló con respecto a ella.

—Hace un poco de frío —Candy se abrazó —creo que sus brazos podrían darme calidez.

<<Es el efecto del alcohol >> se repitió el joven Duque agradeciendo que Albert lo hubiera seguido y lo pusiera al tanto de la condición actual de Candy algo que le valió para regresar al salon de baile justo a tiempo o de lo contrario además de ser humillada frente a todos, Candy habría quedado expuesta a que cualquier sin vergüenza se aprovechara de su estado de embriaguez.

Terry se removió los botones de su Frack y se lo colocó cuidadosamente. Eso debía ser mas que suficiente para que su cuerpo entrara en calor.

Candy sonrió dulcemente y sin poder evitarlo, extendió una de sus manos que fue a dar directo a la cabellera castaña del guapo Inglés.

Los dedos de ella se movían suavemente en medio de su cabello. Terry sintió deseos de ronronear un un pequeño minino. Era la primera vez que alguien hacía eso y saber que se trataba de  Candy, hizo que una parte de su anatomía despertara de un largo sueño.

Necesitaba detenerla. Tenía que apartarse. Pero su traicionero cuerpo le pedía a gritos que se quedara quieto.

—Candy —dijo haciendo uso de todo el autocontrol que le fue posible —debe detenerse —La tomó de la cintura para alejarla. Un error garrafal. Sintió deseo de apretarla a él, de la manera como siempre quiso hacerlo

Recuperando El PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora