Angeles
Viola House...
Ángeles por primera vez se había dejado absorber por el calor de hogar, que era tan nuevo como gratificante para su persona.
Ese entusiasmo, que no sintió hasta que apareció su gigante obsequiándole una vida.
Blair y Elsbeth alegraban sus días con cada cosa nueva que hacían.
Cada gesto, sonrisa, balbuceo pudo presenciarlos de primera mano.
Estaba con ellas en todo momento, pese a que se ocupaba de seguir impartiendo clases a los pequeños hijos de los sirvientes que amaba con su vida.
Duncan cada vez que podía las acompañaba, disfrutando plenamente como familia.
En las noches cuando ya se encontraban completamente solos se sumergían en la magia, la pasión y el deseo dejándose arrastrar por la vorágine de sentimientos que cada segundo se acrecentaba tomando más fuerza.
No utilizaban a sus ayudas de cámara, ya que entre ellos se prodigaban las atenciones requeridas terminando enredados en las sábanas de seda, en el duro suelo o en caso urgente en la tina sin culminar con el baño.
Lo cierto es que no podían tener sus manos lejos del otro por mucho tiempo.
Siempre que estaban a solas no importando el lugar o la hora del día, aprovechaban al máximo ese tiempo para demostrarse lo que sentían el uno por el otro.
Ya para ese entonces no había parte del semejante que no conocieran, pues solo con sentirse suponían lo que el otro diría.
No solo eran esposos, amantes, o padres. También eran mejores amigos.
Se comentaban desde el tema más simple, hasta el más complejo.
Se aconsejaban y tomaban decisiones juntos, sus disputas terminaban en risas y una que otra jugarreta que los sacaba por un rato de sus perfectas vidas, que lejos de aburrirlos les daban ese toque de equilibrio que necesitaban.
Eran como una parte vital de su cuerpo, una extremidad.
Donde iba el, Ángeles con sus hijas le seguían y viceversa.
Nunca se separaban, solo para lo estrictamente necesario.
Y ese día en particular era una ocasión especial.
La cámara de lores requirió la presencia de su esposo, catalogando su citación como de suma urgencia.
No hubo muchos detalles, pero no se sintió tan vacía porque de alguna manera lo vería pronto.
...
Para esa época estaban departiendo unos días en Londres con su suegra, tras habitar todo ese tiempo en Escocia.
Ese paraíso verdoso, que sencillamente se convirtió en parte esencial de su existir.
Los dos amando la tranquilidad que les transmitía.
Sus interminables prados, sus noches estrelladas, nada del ajetreado ritmo de Londres con sus salones atestados de gente, ni eventos sociales a los cuales acudir, ni matronas, ni chiquillas irrespetuosas tratando de conseguir un marido o en el peor de los casos convertirse en la amante de turno de los Lores más calaveras y deseados.
Las pocas invitaciones que llegaban eran las que verdaderamente requerían de su presencia, y negarse era imposible.
...
Mientras disfrutaba de los frondosos jardines de su residencia en Londres, sentada en una manta observando como Honoria y la Duquesa viuda, que tenía como vivienda permanente esa propiedad, iban detrás de las pequeñas que para ese entonces estaban soltándose a caminar.
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UNA OPORTUNIDAD PARA AMAR (LADY ESPERPENTO) © || Saga S.L || Amor real I
Ficción histórica«Lista para ser la candidata ideal y futura duquesa de Rothesay. 1. Un título familiar de por lo menos tercera categoría. 2. Exquisitas formas a la hora de tratar con sus iguales, y con otro rango superior o inferior. 3. De carácter dócil. 4. Bellez...