Acomodó su cabello por última vez, quería cerciorarse de que estuviera perfecto. Ella, tenía que verse perfecta.
Luego, se marchó. Y yo volví a formar parte de la oscuridad, sin voluntad.
Esto fue siempre, ella se arreglaba para estar perfecta y yo imitaba. Luego se iba, porque ella podía. Ella sí tenía voluntad. Pero no por mucho.
Porque, de una forma u otra yo saldría y ella imitaría.
03:36am.
Ella, volvió. Se desnudó y a paso cansado caminó hacía mi, observó. Ella me miraba, a pesar del alcohol en su sistema estoy segura que ella veía.
Me veía a mi.
Estaba asustada pero aún así, aludió su miedo y su instinto para acercar su mano lentamente. Puso algo de fuerza y yo, imité. Suspiró, aliviada al no sentir algo para catalogar cómo extraño.
No apartó la mano, la mantuvo ahí.Y vi mi momento, sabía que no habría próxima vez. Ella no tenía voluntad.
Tomé su mano, con fuerza. El contraste entre ambas era notorio, mi piel palida y casi transparente resaltaba de su mano morena, bella piel morena que cuidaba.
Tiré de ella con fuerza, y, asustada, lo hizo también. Estuvimos cara a cara, ya no era su reflejo.
Ella sería el mío.
Caí al suelo sin escándalo y miré al que ahora era mi reflejo.
Ella lloraba y pude apreciar cómo por un momento la vida se iba de ella, sólo era un alma.No pudo llorar más, ni sentir. Me miró y yo sonreí. Ella imitó.
Acaricié mi piel morena, bella piel morena que ahora yo cuidaría.
Con odio y karma.
As.
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INEFABLE ©
ContoDónde la imaginación trata de salir y el fracaso resaltar. Dónde las letras tocan y la incoherencia baila. Dónde hay un mundo de estrellas que pronto caerán y destruirá. Eso, es este libro, puras palabras sin sentido.