—Hija, por favor.— con pereza detengo la música de mi teléfono y guardo mis pequeños cascos en mi bolsillo trasero.
Matalos, matalos ¡Deben morir!
Sólo cierro los ojos con fuerza tratando de ignorar lo que escucho, sólo es mi imaginación, es el cansancio.
Mi madre sirve la cena junto con mi hermano pequeño que no ha parado de hablar de cómo le ha ido en el colegio, mi padre ríe y me mira.—¿Cómo te ha ido a ti? Una de tus profesoras llamó. Es la tercera vez en esta semana, no creo que sea buena idea que sigas llevando esos aparatos a tu lugar de estudio.— me remuevo incómoda en mi lugar.
—Ella me odia.— es todo lo que digo, él suelta un suspiro cansado y decide ignorar lo que dije. La cena terminó rápido y me encamine a velocidad a mi habitación.
Tienes que hacerlo, así todo parará. ¡Matalos! ¡Hazlo Bloody!
Sin perder mas tiempo me coloco los cascos dejando que así «Youngblood» apague esas voces. Decido dormir.
3:12am
Me despierto asustada y llorando, muy desorientada.
¿Que hago en la sala y en el suelo?
Camino en silencio, todo se siente terriblemente... macabro. No oigo voces.
Me asusto, alguien golpea la puerta con algo de violencia.—¿Hay alguien ahí? ¿Bloody, eres tu? Abre por favor, la policía está aquí— es mi vecina, Laura... se oye asustada.
No, no ¡No! ¡Jodida mierda ¿Que carajos he hecho?!
Corro escaleras arriba, hay... hay mucha sangre y empiezo a sollozar ¿Realmente he hecho lo que ellos me decían? Me detengo a observar mi apariencia; mis manos están manchadas de sangre algo seca y cuagulada, mi ropa esta desgarrada cómo si hubiera luchado con alguien. Inmediatamente empiezo a gritar, escucho un golpe fuerte y seco, la Policía acaba de tumbar la puerta.
Sigo corriendo mientras lloro con fuerza, todo el pasillo esta lleno de sangre, hay manos marcadas en las paredes. Mis manos. Con recelo abro la puerta de la habitación de mis padres, ellos están ahí tumbados cómo si aún durmieran, la imagen me deja en tal estado de shock que empiezo a entrar en estado de pánico.
Holly, hermanito mío.
Alguien me tumba al suelo.
—Despejado. Tenemos a la sospechosa, entren— empiezo a gritar.
—¡Yo no lo hice, fueran las voces! ¡Ellas gritaban mucho, tienen que creerme no fui yo! ¡Ellos están ahí! Están mirando. Tienen que ayudarme...— pierdo la conciencia lentamente observando esas sonrisas llenas de sangre.
Estación de Policía de Nueva Orleans.
6:23am. Agente especial Foster.—¿Qué tenemos?— me dirijo al oficial a cargo entrando a la casa repelta de Policías.
—Asesinato múltiple, un matrimonio; Richards Decker de 48 años y Penélope Decker de 45, también su hijo menor Holly Decker de nueve años. Tenemos a la única sospechosa y posible asesina. Bloody Decker, tiene 17 años. Fue hallada en el cuarto matrimonial en estado de pánico gritando incoherencias, dice que las voces lo hicieron. Su vecina dio aviso de que llantos y gritos se oían dentro de la residencia.— caminamos a la habitación dónde ya sacan los cuerpos los de la morgue.
—¿Esquizofrénica?— arrugo la cara ante la horripilante escena. Pobre niño. Se encuentra en el suelo, su ropa esta rasgada y fuera de lugar. Sus entrañas no están dónde deberían.
—Posiblemente así sea, aún no ha hablado, esta sedada ya que se encontraba muy inestable.— jodida mierda.
Hospital psiquiátrico Luna Roja.
Un año después.Camino en silencio, con la debilidad de mi cuerpo pesando a montones.
Hermanita.
No Holly, no quiero jugar. Ya basta.
Hermanita, ¿Vendrás? Estoy sólo aquí, ellos me hacen daño.
Sonrío, voy a descansar luego de mucho tiempo. Logro subir a la terraza, ya tengo todo planeado; a esta hora es el cambio de guardia, sólo tengo diez minutos para subir al piso prohibido. Dónde no hay rejas en las ventanas, nada que me detenga de ser libre, libre de los susurros. Miro hacía abajo ¡Estoy ansiosa! Empiezo a tararear la canción que mamá le cantaba a Holly para dormir.
Linda, linda... telaraña ¿Algún día me tendrás? Ya es hora de descansar... toma mi alma y hazla sentir en paz...
Siento cómo el viento cae en mi nuca, caía de espaldas al suelo. El impacto fue tan duro y doloroso ante las puntiagudas rejas, pero no dolió ¡Estaba feliz! Allá arriba se encontraban mi familia mirándome sonrientes. Pero... pero habían manos que me tomaban y tiraban hacía abajo con fuerza y odio, más y más...
—No... yo no...— me ahogo con mi propia sangre y trato de tocar mis heridas en un intento desesperado de detener el sangrado.
Te tenemos Bloody, es hora de pagar tus pecados.
Con odio y karma.
As.
ESTÁS LEYENDO
INEFABLE ©
Kısa HikayeDónde la imaginación trata de salir y el fracaso resaltar. Dónde las letras tocan y la incoherencia baila. Dónde hay un mundo de estrellas que pronto caerán y destruirá. Eso, es este libro, puras palabras sin sentido.