Prólogo

1.3K 62 11
                                    

Lo miré suplicante, y por primera vez desde que lo conocía, pude distinguir algo en sus ojos: miedo. No sabía a qué le temía, si a nuestra penosa situación o a nuestro intimidante carcelero. Me apoyé de la fría pared de piedras, antes de que mis piernas terminaran por ceder. Habían tantas cosas que no sabía de él, y sin embargo, a la luz de las opaca antorchas, lo veía tremendamente vulnerable, como si por primera vez me permitiese ver detrás de sus barreras.

—También me aterra —dije casi en un susurro—, me aterra no saber qué me espera ahí —confesé bajando la mirada.

Escuché cómo Killian cambiaba de posición, el rumor de su espalda deslizándose por la pared.

—No me asusta lo que hay fuera de éstas paredes. —Su voz era firme como siempre, pero esta vez no era seca o indiferente—. No me preocupa lo que pueda pasarme.

Ante esto levanté la vista del piso, ¿cómo no podía tener temor ante lo que nos esperaba?, o bueno, a mí.

—Deja de hacerte el duro, Killian —espeté, no era posible que aquella situación le fuese indiferente—. Todos podemos sentir algo de vez en cuando —solté con todo el rencor que le guardaba.

Me miró fijamente, sus ojos eran tan oscuros que pensé que si llegase a perderme en ellos jamás lograría salir de la penumbra.

—No le tengo miedo a lo que pueda pasarme, Grace Beckett —dijo aún más firme—, lo que me ocurra no me preocupa, la probabilidad de morir no me estresa. —Esa última afirmación encendió algo dentro de mí, no era posible que no estuviese preocupado, ¡cualquier persona lo estaría!, pero...—. Pensarás que estoy loco, quizá —dijo, interrumpiendo mis pensamientos—, pero nada de eso ronda por mi mente.

—Entonces, ¿qué es en lo que tanto piensas? —inquirí.

Mi pregunta quedó colgando en el silencio de la cueva, Killian esperó un tiempo antes de responder, que bien pudieron haber sido segundos o minutos, incluso horas, pero yo había sentido como si fuesen años.

—Tengo miedo de...

Pero nunca lo sabría porque confesión fue interrumpida por uno de nuestro captores que entró sin reparos en nuestra pequeña cárcel, haciendo eco de sus estruendosos pasos.

—Vienes conmigo. —Era obvio a quién se refería.

Círculo de Brujas© #WYNA2016 #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora