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Olvidar a alguien es difícil, no ha pasado un solo día en el que no piense en SeungJi. En las cosas que hicimos y en el tiempo que pasamos juntos, pero en este momento la olvidé por unos segundos. En el momento en que SoRa me miró fijamente a los ojos y me sonrió dulcemente fue en ella en todo lo que pude pensar, en lo hermosa y perfecta que era su sonrisa y en cuanto amor me estaba brindando.

Miré por la ventana del autobús y observé el paisaje que el bello bosque lleno de árboles frondosos me brindaba y me permití detenerme a pensar por unos segundos en como sería si mi corazón pudiera latir de nuevo con ilusión ante esa oportunidad que me estaba dando la vida.

Llegamos y ni siquiera me di cuenta de que nos habíamos detenido por estar tan metido en mis pensamientos. Sentí la voz de TaeHyung y SoRa diciéndome que reaccionara.

— Creo que le gusta mucho el asiento — lo miro y frunso el ceño, él solo ríe por mi cara y se dispone a bajar junto con nuestra amiga.

— ¿Cuál es nuestra casa? — pregunto algo confundido.

— Es lejos, tenemos que caminar.

Suspiro y luego de tomar nuestras cosas comenzamos a caminar por la arena, camino despacio detrás de ellos dos y me río cada vez que a Tae se le voltea la maleta por las montañas de arena.

— ¡Ah! — se queja y la carga para evitar que eso pase.

— Hubieras traído un bolso como yo — me alzo de brazos.

— Es que Tae tiene que empacar bastante ropa y sus cosas locas, creo que hasta trajo un salabavidas.

Reímos por su comentario y nuestro amigo sigue caminado sin prestarnos atención pretendiendo que no escuchó lo que dijo la pelinegra.

Al fin llegamos y observo la casa, es bastante linda y grande. Adentro nos esperaba la dueña, la menor es la que se encarga de hablar con ella mientras nosotros miramos la sala sonriendo.

— Me gusta — digo y él asiente.

— Listo, vamos a subir a nuestras habitaciones — nos mira y de pronto se echa a correr — ¡La mía es la más grande!

Reímos y corremos también para elegir, escogí la última habitación. Es la más pequeña pero la más agradable.

Luego de acomodar mis cosas salgo ya cambiado y me paro en medio de la sala.

— Tengo hambre...

Voy para la cocina y veo fideos y carne. Preparo la salsa mientras los fideos se ablandan y la carne se haza. Termino y los doy un grito para que bajen.

— Vaya — la chica mira el almuerzo con ojos brillantes.

— JungKook está listo para casarse.

— ¡Sí! — sonríe amplío y se sienta — ¿Te casas conmigo Kookie? 

Remedy; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora