Eran las doce del día cuando llegué a la estación de metro, y el viento primaveral movía mi vestido y el peinado que tanto me había demorado en armar. La gente pasaba a mi lado rápida, en menor cantidad que otros días porque era fin de semana, pero igualmente un tanto nerviosa. Mis uñas habían sido decoradas de nuevo (ésta vez por mi hermana menor), y ahora tenían estrellas y un tono blanco tornasol de fondo. Era muy consciente de ellas y lo mucho que contrastaban con mi mano pequeña, pero las personas ignoraban toda mi persona cuando pasaban caminando cerca mío. Quizás llamé el atención de un par de chicos de mi edad, pero por suerte, nada más allá. Me estaba aburriendo de esperarla, pero de repente, apareció.
Usaba ropa holgada y negra de deporte, más unas enormes zapatillas Adidas y la mochila colgada al hombro. Debajo de la gorra de visera plana, se podían ver sus ojos grandes y redondos intentando hallarme entre la multitud, la cola de caballo se movía graciosa, larga y rosa por encima de su espalda delgada y fuerte, como la de una deportista por hobbie. Algunas personas se le quedaban mirando y susurraban weas despectivas, y no entendí cómo podrían pensar así de una chica tan hermosa.
Cuando me vió, mi corazón se aceleró de lo rápido que su expresión pareció iluminarse, y nos sonreímos mutuamente. Se acercó a mí caminando más suelto de lo habitual, y cuando llegó a mi lado tomó mi mano de inmediato con un brillo en sus ojos bastante único. Fue como si me estuvieran entregando estrellas en bandeja de plata, ella tan preciosa como siempre teniendo ojos sólo para mí. La timidez del otro día se había desvanecido por completo, de nuevo tenía a mi JungAh.
— Hola, JiMin. — me saludó con un beso en la mejilla, tuvo que agacharse un poquito como siempre que lo hacía. Tomó mi mano con una ternura que adiviné era sólo para mí. O éso quería pensar. No sé. La observé de pies a cabeza otra vez y ella se rió a pulmón limpio, avanzando por la estación de metro.— No weí, siempre me ves en el liceo y soy igual de desastrosa.
— Es que te veís muy linda. — dije en voz bajita, sentí que mi cara se calentaba con sólo sentir su mano agarrarme fuerte por la turba de gente que amenazaba con alejarnos. Me acercó a su pecho y nos detuvimos por unos segundos, en los que parecíamos una roca desafiando al mar, quieta a pesar de la fuerza de las olas.
Antes de poder darme cuenta, ya estábamos en la línea azul del metro y cruzando un cuarto de Santiago para llegar a Tobalaba, donde nos bajamos para caminar por las escaleras mecánicas de la mano y esperar a salir a la superficie entre un montón de gente más que estaba webiando el finde. Su manota me hacía sentir chiquita mientras doblabamos por una calle adoquinada para luego ver el Costanera alto y reflejando el cielo de primavera cálida. Me sentía agustito, no mucha gente nos miraba en éste sector y el Sol no estaba tan fuerte como otros días.
Íbamos más o menos en silencio, a veces hablábamos para hacernos reír pero preferíamos observar porque disfrutabamos de nuestra cercanía. Mientras caminabamos por el puente ese que está por encima de la calle, nos encontramos con el Neopren y lo saludamos, él nos saludó y nos dijo 'por fin están pololeando, mi ship es real, soy feliz'. Nos reímos nerviosas pero bueno, todavía faltaba para saber si lo nuestro era real o no. Aunque yo le veía bastante futuro.
Subimos las escaleras mientras nos molestábamos con confianza, yo agarrando valor para coquetearle de vez en cuando y azorándome cuando ella se ponía coqueta de vuelta, tomándome de la cintura y sonriéndome con los dientes como si no fuera nada. El Sol alumbraba nuestras cabezas, y JungAh se quitó la gorra porque comenzaba a acalorarse más de lo debido gracias a la misma. Subir todos los pisos se nos hizo rápido, y cuando llegamos al Johnny Rockets no estábamos para nada cansadas; sólo hambrientas. Pedimos dos hamburguesas con carne vegetal y limonada con extra de azúcar.
— Entonces... ¿cuál es tu respuesta? — me preguntó cuando estábamos en el Parque Bicentenario, habiendo visto ya una película juntas y paseando con las manos unidas. Mi corazón revoloteaba, me sentía como los volantines que los niños encumbraban, ayudados por el viento alegre que era fuerte ahí arriba y tenue abajo. Agarraba la falda de mi vestido de vez en cuando, pero mi cabeza estaba llena de respuestas para JungAh.
— Siempre ha sido un sí rotundo, JungAh. Salir contigo sólo me lo ha corroborado una vez más.
Ella pareció sonreír como nunca antes, y se detuvo frente a mí. Era como ver a un ángel caído del cielo, adorable con todos sus defectos y virtudes. Con el pelo rosa y la mirada inteligente, afectiva. Con su personalidad vibrante y tímida si apretabas los botones correctos. Con las miles de palabras que me hacían recordar su presencia, las caricias a mi mano, la forma en que besaba, en que se entregaba a sus pasiones y artes.
Y no gastamos ningún momento en besarnos como era debido, haciendo que mi gloss lila pasara a sus labios y que su corazón latiera contra el mío.
cómo va la cosa ?? les gusta??
ojalá los últimos caps les gusten
TT les tqm
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PRÉSTAME TU GLOSS 𐙚 ユリ . FEM GGUKMIN.
Fanfiction« No entiendo tus nervios, corazón. Sólo somos tú y yo, ¿qué puede salir mal? ». Jimin es una chica cualquiera. Jungah... no tanto. ⋆.˚ 🍭 ᝰ.ᐟ No copiar ni plagiar. Escrito con chilenismos. Jimin y Jeongguk como mujeres. © azucarestelar 2020.