Peonies VII/2

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"Creí que quería saber sobre su maldición..."

El salón principal se llenó de risas traviesas. Jumin desenvainó su espada y volteó a todos lados, sin embargo no fue capaz de encontrar el origen de aquella voz femenina.

"Si así lo quiere, es libre de irse..." Al terminar esa oración la gran puerta volvió a abrirse "Aunque me hubiese gustado mucho hablar con usted..."

El príncipe no sabía si atravesar la puerta o quedarse.

"¿Qué sabe sobre la maldición?" Le preguntó al aire

"Lo suficiente como para ayudarle..." Nada de aquello le producía confianza, sin embargo por alguna razón su intuición le ordenaba permanecer allí. "La verdadera pregunta es ¿Qué está dispuesto a pagar por curarse?"

"Lo que sea necesario" Respondió sin pensar.

"Excelente..."

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Una luz lo había cegado temporalmente, y al abrir los ojos, Jumin ya no se encontraba en la entrada de la mansión.

Se levantó y observó aquel lúgubre lugar. Un bosque denso cubierto en neblina espesa lo rodeaba. No podía distinguir el sol, o la luna, o las estrellas; solo un brillo antinatural alumbraba el único sendero que se perdía entre la maleza.

"Vamos, no sea tímido, solo siga el camino..." La voz volvió a molestar.

Jumin con precaución avanzó, con la espada en la mano, atento a cualquier peligro que pudiese acecharle. Pronto, pudo divisar el final del camino, para su sorpresa ahí lo esperaba un gran trono de piedra, en el cual bella chica de cabellos dorados se encontraba sentada, completamente encadenada. La reconoció inmediatamente gracias a los recuerdos de Yoosung.

"No se ve impresionado, Su Alteza..." Jumin no emitió sonido alguno, su rostro siguió impasible como siempre "Supongo que mi querido Yoosung y el cretino de Luciel ya le han hablado sobre mi..." Jumin siguió sin decir ni una palabra "Rika... una bruja poderosa, experta en las Artes Oscuras pero con buenas intenciones, 'El Salvador' me llaman algunos..." Ella lo miraba fijamente mientras sonreía. "Pero no estás aquí para oír de mi... no, no. Desde que entró a mi mansión pude percibir que había algo inusual rodeándole..."

"¿Qué sabe sobre la maldición?" El príncipe preguntó de manera firme

"Vaya, no se anda con rodeos, nuestro príncipe es toda una joya..." La bruja soltó unas risillas "Me encantaría ayudarte, sin embargo como en todo negocio, se necesita un pago..."

"¿Qué quiere, oro, joyas...?" La bruja volvió a reír

"Oh no, mi príncipe, no necesito algo tan banal... De hecho, lo que quiero es más sencillo, mucho más sencillo. Solo tiene que levantar esa bonita espada y romper las cadenas que me atan a este incomodo asiento..." Jumin la miró de manera dudosa

"Debido a su mal historial, no creo conveniente hacerlo. Si su gente ha decidido castigarla de esa forma no veo porque tendría que intervenir..."

"No se preocupe majestad, solo deseo poder estirar las piernas un poco, usted sabe, mantenerse sentando todo el tiempo no es bueno para la salud... De cualquier forma no puedo salir de esta dimensión..." La bruja no dejaba de sonreír. "Un pequeño precio a pagar por la salud de nuestro futuro rey. Últimamente no ha sido tan eficiente como antes ¿Qué pensaría su padre en esta situación? ¿Qué haría él?..."

Jumin, manipulado por las palabras de la bruja, asintió.

"Está bien, con una sola condición. Si la libero de esas cadenas, no podrá atacarme..." La sonrisa de Rika se hizo más grande

Peonies {JuminxZen}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora