𝐭𝐰𝐨 + ━━━━━ 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐒𝐂𝐇𝐎𝐎𝐋 𝐃𝐗𝐃

𝟐. 𝐇𝐨𝐧𝐞𝐬𝐭

┍━ • ❝ 𝕋𝕨𝕠 + ❞ • ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━┑

❝—Es solo una bestia pervertida, no llegara a más. ❞

     No entendía la razón del por qué le seguían tratando de la misma forma, quizá era por qué apenas había pasado un escaso mes desde que eso ocurrió, desde que no podía ni mirar a su madre por el simple hecho de que era una mujer, desde que la ansiedad crecía en su pecho nada más recordar que la población estudiantil no le favorecía a su estado mental y si era sincero está misma le odiaba.

Quizá hasta Rias le odiaba, pero también sabía que le tenía como un activo con gran potencial en el futuro, claro, ni siquiera podía mantener su Sacred Gear activo por mucho tiempo, no podía ni activar su magia. ¿y que había hecho Rias? ¡Pues entrenarlo! Que más le iba a hacer a un ocioso ser como a él.

Había creado un entrenamiento casi extremo —al menos para él, pues ella terminaba fresca como lechuga—, y una forma de motivarlo era haciéndolo con él. Issei de verdad quería convertirse en un miembro funcional para la familia Gremory, quería hacerlo con todo su corazón y poder proteger a su ama, darle una retribución por todo aquello que había hecho por él. Pero no podía hacerlo porque cuando ella se acercaba un poco a él, el pánico le atacaba, haciendo que su respiración se volviera irregular evitando que su cerebro se oxigenara de manera correcta, haciendo que su caja torácica se contrajera y doliera de forma descomunal, evitando que pudiera desarrollar las actividades de forma correcta, poniendo en el bonito rostro de Rias una mueca de disgusto, pero no como el de ella, no, Rias era elegante y tenía formas de tratarlo, sin comentarios hirientes como los que todos en la escuela le dirigía o gritos horribles como los ella, pero él teme que Rias se empiece a tornar un poquito como Reynare y de solo imaginarlo sentía sus extremidades tensarse, como estuviera a punto de huir de un enorme oso en medio de un bosque donde lo único que podía ver era oscuridad, corriendo hasta que el aire le quemara los pulmones y pudiera finalmente dejar de existir.

¿Dejar de existir? ¿Esa era la solución? Para los demás no, pero a él le parecía la forma más sincera de ponerle un punto final las incesantes risas que plagaban su cerebro, escogiendo que, por primera vez en su vida, nadie dijera malas cosas sobre él, podría detener el dolor que permeaba en su alma cada vez que alguien murmuraba insultos, esos que él se tragaba a diario, sintiendo que esa sensación de inutilidad crecía y se expandía por su venas a cada segundo que pasaba envenenando su existir y pudriendo todo lo bueno que podría entrar en su vida.

Dejar de existir no era una opción a menos que quisiera darles un motivo de risas al mundo entero por notar que ya no estaba en el mismo plano terrenal ese monstruo degenerado que todos odiaban. No, él no les iba a dar esa felicidad. La única felicidad que le debería de importar era la de su Rey.

Su Rey que no estaba seguro si tenía o no la misma capacidad de amar que él, quizá los demonios no tenían esos dolorosos preceptos que le ataban a la auto aceptación y al dolor que le envolvía cada noche antes de dormir, o en las mañanas antes de despertar, o a media tarde cuando cumplía sus deberes demoniacos o cuando a la estúpida ansiedad se le ocurriera aparecer.

Quizá si tenía los mismos sentimientos que él, pero había encontrado la fórmula correcta para evitar sentir, quizá no lo quería realmente o tal vez sentía mucho dolor por su causa. ¿Pero por qué ella sentiría tanto dolor por su causa? Quizá porque en los últimos días él la había rechazado en más de una forma, anhelando que le demostrara un poco de amor, pero con su mente y cuerpo lanzándole los recuerdos de Reynare y sobreponiéndolos en el rostro hermoso de Rias. Quizá ella si sentía dolor, y ese dolor que sentía a causa de su rechazo se lo cobraba a través del dolor causado por las rutinas de ejercicio.