✢V.- Amor paternal.✢

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El insistente golpeteo en la puerta principal del departamento, fue el motivo por el cual Liam se despertó tan temprano aquella mañana. Estaba exhausto mental y físicamente, por lo que si hubiese dependido de él, se habría levantado hasta el medio día y no a las nueve como el despertador marcaba.

Se removió en la cama, gruñendo un poco por la interrupción de su pesado sueño, y talló sus ojos con las manos echas puños antes de poder decidirse a abrirlos y retirarse las sábanas. Apenas hizo aquello, Zayn y la noche anterior vinieron a su mente, haciéndolo girar de manera veloz hacia el lado en el que se supone el moreno debería estar acostado.

Aquel espacio de la cama estaba tan vacío como sus ilusiones... pero la esperanza es lo último que muere. Con aquel estado de fé, se levantó rápido de la cama, causandose incluso un mareo y sintiendo algo pegajoso/seco entre sus glúteos, tenía claro lo que era, por lo que sin darle mucha importancia se colocó los boxers y fue en dirección al baño; Zayn tampoco estaba allí. El departamento no era muy grande, por lo que no tardó mucho en revisar las tres habitaciones y decepcionarse cada vez al no ver al azabache.
Con la última pizca de ánimo, fue hasta la cocina; tampoco.

Pasó una mano por su cabello, frustrado con la situación. Esa no era forma de iniciar el día.
Estaba a punto de salir de la habitación, cuando un pedazo de cartón –de lo que había sido una caja de cereal– atorado en la puerta del refrigerador llamó su atención. Se apresuró a tomarlo y se encontró con un mensaje escrito con lapicera azul.

Tus mentiras son lo más real que
he tenido, gracias por permitirme probar la felicidad una última vez. Sinceramente espero que seas feliz.

Zayn.

No estaba seguro de cuánto tiempo se quedó mirando aquel delgado trozo de cartón, pudieron ser segundos o quizás hasta minutos, pero no podía saberlo. Los toques en la puerta tornándose cada vez más fuertes lo devolvieron a la realidad, al presente.
Dobló el cartón por la mitad y lo metió en el tarro de café antes de apresurarse hacia la puerta principal.

—Por Dios, Liam, al fin me abres —dijo Allyson, pasando por un lado suyo y entrando directamente a la sala—, llevo más de diez minutos tocando —comentó, dejando su bolso sobre la mesilla ratonera y tomando asiento en una esquina del sofá de tres espacios.

El entrecejo del castaño se frunció, mientras trataba de reacomodar todo en su mente para poder concentrarse.
—¿Q-qué haces aquí?

El entrecejo de la rubia también se frunció.
—Um, ya es el día, hoy te casas —respondió con obviedad, llevando ambas manos hasta su bolso para sacar su celular de esta—. Ven rápido —ordenó, palmeando el espacio a su lado—, hay que a practicar tus votos —Lo miró de arriba a abajo—... aunque preferiría que primero te dieras una ducha y te pusieras algo de ropa —Rió.

Liam se mantuvo neutro, ahí estaba de nuevo aquel vacío, aquella montaña de sentimientos aplastantes en su interior. El dolor de "lo que pudo haber sido" con Zayn, aumentaron considerablemente por supuesto, ahora sabía que todo se terminó por completo. No existía un "y si algún día...",ya no había oportunidad de nada después se la despedida de anoche.

Suspiró con pesadez y dirigió su apagada vista hacia su prima.
—Odio esto con toda mi alma, Ally.

La fresca expresión de la rubia pasó a ser una de compasión, colocándose de pie y llendo hasta donde el castaño para poder envolverlo con sus brazos en un cálido abrazo. Liam se derrumbó, rompiendo en un llanto silencioso pero doloroso.

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1:57 p.m.

Todos los invitados se encontraban expectantes en silencio en aquel gran salón, observando con adoración la "mejor parte" de la ceremonia. Los novios ya estaban juntos al frente desde hace un buen tiempo, ambos luciendo realmente apuestos con sus trajes: Grayson portaba uno negro, y Liam uno blanco.

Engáñame dos veces (mpreg) || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora