Reencuentro

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Sin duda era difícil reorganizarse, había estado lejos de París por casi un mes mientras se aseguraba de haber dejado completamente limpia la escena del crimen.

¿Pero realmente había sido un crimen? 

Su vida si, esa vida de abandono, miseria, odio, temor... Los recuerdos de su juventud lo perseguían dolorosamente, y aun ahora con todo el dinero, el éxito y el poder alcanzado... vivía oculto en lo profundo del hermoso teatro.

Se encontraba agotado, física y mentalmente.

Ahora había perdido lo único que le era importante, aquel ángel que considero diferente le había abandonado en su corta ausencia.

¿Qué hay de esos amores que aguantan años de ausencia? ¿Dónde quedaron esos sentimientos ardorosos que no merman aún ante la adversidad? La respuesta era simple: en los libros.

Observó con desdén aquella enorme colección de literatura en su habitación, había crecido como un animal de exhibición, pero tan pronto como obtuvo su libertad el conocimiento fue como una luz que atrajo a la polilla que era él.

-Oh vida, por que te tornas tan severa... ¿Acaso no he tenido ya suficiente? Tanta tragedia, tanto dolor...- suspiro con tristeza, esta noche era inevitable, la tendría que ver, debía asegurarse que sus producciones seguían manteniendo la calidad, ahora más que nunca era imperante mantener el flujo financiero estable; ningún buen plan se lleva a cabo sin consecuencias; a menos que tengas los fondos suficientes para encubrirlo. Sí, el era consciente del poder del dinero en la corrupta sociedad parisina, y hoy era el momento de hacer uso de esa cruel ventaja.

Itachi Uchiha y Hinata Hyuga caerían. 

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-Oh mon doux doux amour*- una dulce voz canturreaba en los oscuros pasillos. -Pourquoi as-tu quitté mon amour?*- no había duda, esa voz le era muy conocida, pero aquello... simplemente no podía ser. -Mon handicap vous a-t-il autant offensé?*- ¿Acaso le estaba cantando a él? Que absurdo, totalmente absurdo... ella era quién le había cambiado al tan solo encontrar otro mejor. -Peut-être que vous avez déjà trouvé quelqu'un de mieux pour vous.-  aquello era el colmo, y decidió salir de su oscuro pasaje... ¿Cómo había llegado ella allí?

-¿Qué demo...- su pregunta quedó ahogada en sus labios, la pequeña mujer que le había roto el corazón días atrás se lanzó a su encuentro, le vio cerrar los ojos con fuerza, aquel dulce sonrojo adornando sus mejillas; y sus carnosos labios estrellándose contra los propios.

-Pen...pensé que tú... que tú no vendrías a mi encuentro- Obito aún no lograba procesar aquella información. -Pensé que te habías marchado por siempre hasta que...- cayó de inmediato consciente de la confesión que estaba a punto de hacer, recordando la condición que él puso a su amor, a su identidad: "Prometo decírtelo si tu prometes amarme sin conocer mi rostro" Cómo podría confesarle que él trajo de vuelta la luz a sus ojos, como confesarle que ella le amaba desde que lo conoció en aquella deplorable condición a la tierna edad de ocho años.

-No creo que mi ausencia le importara madame...- su voz era grave, áspera, distante, tan pero tan fría.

-Cla...claro que me importa.- sintió dolor, quizá el había decidido alejarse de ella, quizá no estaba dispuesto a seguir frecuentando a una pobre inválida.

-Vaya que eres cínica- se aproximó a ella de forma abrupta, capturando a la chica contra la fría pared del pasillo. -Acaso no te es suficiente con un Uchiha, madame.- acarició con su nariz el largo, delgado y pálido cuello de la mujer, debía confesar que su aroma era totalmente embriagador. 

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