CAPÍTULO 12 : INVIERNO SIN TI

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Al día siguiente fue el velorio de Sol, yo aun no podía creer lo que pasaba. Todos estuvimos muy tristes, ese día su mamá dejó “sus cenizas” en el Mar de Colán, donde ella nació y creció, yo sabía que cada vez que viniera a Paita tenía que pasar a ésa playa, que tiene algo de lo que fue mi Sol en vida. Ése día intenté ser fuerte y no llorar, pero los sentimientos me ganaron; después de tal día nada volvió a ser igual para mí…

Ya han pasado siete años de tu partida, y aún siento la herida como si fuera el primer día viviendo sin ti; seguía viviendo en la casa que compramos juntos, pero me hacía mucho daño vivir ahí. Todo me recordaba a ti, pero no quería salir de ahí, te sentía conmigo en realidad, juntito a mí; ya que en ese lugar vivimos nuestros bellos momentos de convivencia antes de casarnos, no logramos consumar el matrimonio y fue aquí donde me dijiste que seríamos papás… Recibía visitas constantemente, pero éstas cada vez se hacían menos frecuentes, ya que la mayoría hizo algo que yo aún no pude, avanzar… mi hermana al año tuvo a Santiago, mi sobrino, que llegó a llenar de alegría a mis papás que siempre quisieron tener nietos; mis sobrinos ya estaban grandes, Serena la nieta mayor tenía seis años. Mis sobrinos me decían el tío fantasma, ya que casi nunca me veían, mi hermana cuando podía venía a visitarme; pero yo ya no era el mismo de antes. Otros que también una vez por semana me llegaban de visita para distraerme eran Erik y Rosa, que venían con mis hermosas ahijadas, Dalesca y Daniela las gemelas. De mis primos no sabía mucho, cada uno estaba en el extranjero, Víctor vivía en España al lado de mi buena y dulce amiga Luna con su pequeño hijo Manuel. Mi prima Ana se encontraba radicando en Brasil con Renzo y su pequeña Mía. Juan y Angie vivían en Argentina con su pequeño Daniel.

 Antonella se caso con Ángel y ahora tienen un niño de la edad de mi sobrino llamado Gabriel; a ella si la veo constante, ya que soy su paciente y sus terapias me han ayudado bastante para superar la pérdida de Sol y aprender a vivir sin ella; no se qué hubiera sido de mi sino tomaba esas terapias.

Fue así que cada uno hizo su vida y siguió adelante menos yo, que me quede estancado por aún no superar del todo la pérdida de Sol y mi hijo. En una de las tantas terapias que tuve con Antonella me volvió a tocar el tema de que necesitaba un cambio de aires, que estar encerrado buena parte del día en la casa solo me trai recuerdos y bloqueaba intentar hacer y seguir una nueva vida; después de pensarlo tantas veces decidí dejar aquella casa por un tiempo con el dolor de mi corazón, pero era por mi bien e iría a Italia. Así que tomé la decisión de irme a vivir allá, pero antes de todo iría a Paita, para despedirme e intentar encontrar a doña Soledad, no sabía nada de ella, es como si hubiera desaparecido junto con Sol, esperaba saber de ella y de paso para recorrer todas las playas que vieron crecer mi fuerte amor con Sol y cada una de ellas tenía algún recuerdo muy especial de los bellos momentos que vivimos. Terminé en Colán, esa playa tenía algo que la hacía distinta a las otras, en ella la conocí y es aquí donde fueron echadas sus cenizas. Cada vez que venía, me quebraba en llanto y se me venía la imagen de la primera vez que la conocí. El sol se ocultaba entre la arena, poco a poco se iba alejando ese recuerdo, lo tengo muy presente cada vez que vengo a esta playa que al parecer sería la última, hasta una nueva oportunidad, ya que pensaba pasar una buena temporada en Italia y  no sabía cuándo volvería a Perú.

Al siguiente día conduje hacia Lima para poder tomar mi vuelo a Italia, que salía por la noche; ya en la tarde vi a mi familia y a Rosa, Erik con mis ahijadas que se pusieron a jugar con mis sobrinos, al rato llegaron Antonella y Ángel con el pequeño Gabriel que se unió a los juegos con los niňos. Conversamos un buen rato hasta que llegó la hora que tenía que partir, me despedí con un fuerte abrazo de cada uno de ellos y luego pase a retirarme. Siete años… como pasaba este  último duro y frío invierno sin ti, lo bueno que allá  en Italia era primavera y no me esperaba este clima de estación de invierno, que desde que no estas, me dejo de gustar; ya que un invierno me separo por completo de ti.

Y fue en ese momento que sentí una a corazonada, fue igual como cuando tuve la pesadilla que se convirtió en realidad, acabando con la vida de Sol; pero ésta era diferente, no sabía en sí qué era, no tenía a nadie en Italia esperándome, como si alguien me estuviera llamando y esperaba que fuera a buscarla…

Y en realidad Arán no estaba tan equivocado, ya que en Italia se encontraba una niña escribiendo una carta a Dios para que pueda conocer a su papá que decía:

-          Querido papá Dios, se que te escribo muy seguido con  el mismo tema, pero algo en mí me dice que mi papá no está muerto, ni nos abandono como dice mi mamá y mi nona. Sé que él está vivo, sólo que aún no lo encuentro, por favor Diosito ¡Ayúdame a encontrarlo!

                                                                   Maricielo

Si te gustó esta novela no te pierdas el gran final de esta cautivadora historia de amor…:

“RENACER DE PRIMAVERA”

¿Podrá conocer esta tierna niña Maricielo a su padre? ¿Qué será de esa corazonada que sintió Arán? ¿Alguien lo estará llamando en Italia? ¿Qué habrá sido de la vida de Sol?

Lo sabrás en la siguiente novela…

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2020 ⏰

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