Huracán

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Esa noche pensé que mi cama se partía en dos.
Que las paredes cedían ante los golpes del cabecero.
Creí oír al vecino del A quejandose y a la abuela del segundo alarmandose ante los gemidos que inundaban el edificio.

Esa noche no sabia si tocaba el cielo con las puntas de mis dedos o bajábamos al infierno por el calor de tu cuerpo.

Perdí la noción del tiempo desde el primer beso, y aún intento hacer memoria de cuantas veces rompimos la alarma del teléfono.

Sigo sin recoger el caos que provocastes en mi habitación, en la cocina, en el salón...
Maldita calma y bendito huracán, que me arrasó aquella noche.

Perdón mamá, estoy borracha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora