Me sorprendo a mí misma mirando el reloj. Viendo cómo mis dedos se mueven al ritmo de la manecilla.
Y me pregunto, cuánto tiempo he desperdiciado esperando tu llamada.
Cuántos segundos, minutos y horas he malgastado esperándote.
Cómo recuperar ahora cada instante que he pasado llorando en la cama, recreando cada noche. Haciendo memoria de tus caricias...
- Otra más - le suplico al camarero.
- Sof, ¿no crees que ya es suficiente? - me pregunta Hugo.
Le miro, él sabe que nunca es suficiente.
Y con posar mis ojos claros sobre los suyos casi negros,me entendió. Poniendo ante mi una jarra de cerveza fría.
-Sof, ¿ cuánto tiempo piensas estar así?
-Hasta verano - le contesto en tono de broma pero convencida de lo que le había dicho a mi viejo amigo.
Hugo me miraba fijamente, clavaba sus ojos en mí, y yo procuraba mirar la pequeña televisión. Sabia por experiencia que si establecía contacto visual con él, rompería a llorar y no estoy segura de poder parar.
Pareció que se dio por vencido y fue atender a una chica rubia que acababa de llegar. Observé como jugaba con el pelo mientras se hacía la revoltosa pidiendo las bebidas.
Que idiotas podemos parecer las mujeres frente a un chico guapo.
Nos empeñamos en colocarnos el pelo, poner ojitos y sonreír a una persona que no ve más allá que unos pechos.
Bebí un trago a mi bebida.
No se cuantos minutos,horas o noches pase sentada en aquel taburete. El tiempo se había detenido y no avanzaba, y en mitad de ese desorden me encontraba yo.
- Se acabó, cuentame por qué estás así, ¿Que tenía ese tío que le hacia tan especial? - soltó Hugo.
En mi interior gritaba una voz, que me aconsejaba callar, no comenzar a contar nada. No soltar mis demonios, pero quizás fue la cerveza o el tiempo que ya pesaba muchísimo sobre mis hombros lo que me hizo hablar.
Le conté a mi amigo todo sobre él. Me sorprendía al recordar cada detalle de la noche en la que se me acercó, y en mitad de toda la gente y haciéndose notar por encima de la música que sonaba en el bar, me dijo: << me gustas un poquito>>.
Y como comencé a reír ante aquel “chulo playero" que al final me conquistó.
Adiós a mi orgullo… hace tiempo que tuve que tragarmelo para confesar que necesitaba de sus abrazos para dormir en las noches más frías.
Que sus ojos me hipnotizaban y sólo sabía seguir el ritmo de sus labios al hablar.
Y claro, también tuve la necesidad de contarle como me sentía cuando algunas noches provocaba que me sintiera sola, en ocasiones pérdida, no entendía que pasaba.
Hasta que llegó ese día, mi suerte cambió, la nube en la que vivía desapareció y me vi metida en aquello, que mucho antes de empezar,dije que nunca haría.
Fui una más, Hugo, creí que a mí no me pasaría, ya sabes, siempre he odiado a cupido y a su puntería... pero pasó.
Él eligió volver con su ex, y yo decidí ahogarme en las penas y cerveza.
Y quizás encontrarme en el fondo de alguna jarra.
Tardé en darme cuenta que unas lágrimas empezaban a brotar de mis ojos. Con la mayor rapidez y discreción, Sequé mis ojos, he dicho que esta noche no te voy a llorar cabrón.
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Perdón mamá, estoy borracha.
PoésieEn el borde de la desesperación, me uno a los tantos que maldicen aquello que llaman amor. Desde este bar, hago un llamamiento a todas las personas con un agujero en el pecho, o que guardan todo su afecto por alguien que no les sabe valorar. Brindo...