Capítulo 13

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Las familias de todos habían sido cariñosas, mi familia literalmente me estaba lanzando al aire mientras que vitoreaban.

-¡Auxilio!

Grité mientras que me agarraba la falda del vestido para evitar que se viera algo de más, no fue hasta que mencionaron comida que me dejaron bajar. La fiesta sería en la casa, pero iríamos a almorzar al centro. O bueno, iríamos a comprarme comida a mi y luego volveríamos a casa.

-¿Me explicas por qué Alice está traduciendo el himno a la República en árabe?

Sonreí con nerviosismo y negué.

-Todavía no, deja que volvamos a casa y diremos todo lo que quieran saber.

Así que luego de comprarme comida chatarra, de nuevo, volvimos a casa en el auto mientras que almorzaba, pues sabía que Alice tendría que contar todo y no quería que me quitaran mi comida.

-Realmente no entiendo porqué te gusta eso...

Edward lo miró como si fuera algo asqueroso lo que estuviera comiendo y solo me encogí de hombros, debía aprovechar antes de que aquello pasara. Rápidamente llegamos a casa y comenzó la persecución, mientras que yo tenía que ver cómo rayos me iba a quitar este precioso vestido. Llegando a mi habitación mientras que sentía el aire en toda la casa, ahora de 7 personas que parecían jugar a las traes... ¿Qué por qué estaba tan tranquila?

Realmente no lo estaba, pero las fotos que había tomado con la cámara me llenaban de cierta nostalgia. Eran fotos que guardaría para siempre, por toda la eternidad, así que rápidamente las colgué en las cuerditas que adornaban una de las ventanas.

-¿Por qué te quitaste el vestido?

Me preguntó Alice al verme en una ropa un tanto más cómoda, a lo que solo reí.

-Está mejor así Al, ya me estaba muriendo de frío...

Tenía un polerón manga larga que dejaba mis hombros descubierto, y mi pantalón con lanita adentro de estampado de copos de nieve. Edward rápidamente enredó sus manos en mi cintura, por su mirada intuí que ya sabía lo que habíamos descubierto con Alice. La casa estaba hecha para la fiesta, y según él todos vendrían, y se refería a realmente todos nuestros compañeros y algunos de mis amigos.

Tuve que imitar el papel de una feliz anfitriona mientras que cada persona extraña tras persona extraña ingresaba a la casa saludando y se iba a lo qué obviamente se había vuelto una pista psicodélica de baile.

A pesar de que hoy nos graduábamos 4 personas, yo parecía ser el centro de atención, a lo mejor era el aspecto tan extraño que mis hermanos tenían bajo las luces.

-Deja de asustarlos.

Murmuré mientras que ponía en una bolsita varias golosinas.

-Tú deberías dejar de comer esto.

Lo miré un momento mientras que él se quitaba la gorra dejando ver sus rizos negros, Emmet se veía extrañamente aterrador debajo de las luces.

-¿Me guardaste bolsitas?

Él asintió y luego me alejé de la mesa en busca de alguien conocido, quizás Edward o Alice estarían por aquí pero realmente no sabía donde estaban. Algunos venían con preguntas indiscretas, en especial chicas, y usualmente era acerca de nuestra relación.

¿Qué podría decirles? El plan era revelar nuestra relación en esta fiesta, porque sí, Alice y yo lo habíamos planeado durante años, pero ahora no sabía bien que decir.

-Es mi novia, así que por favor, dennos permiso.

Sentí su mano en mi cintura cuando comenzó a atravesar el salón conmigo a su lado.

-Alguien ha venido a verte.

Me susurró en el oído y me llevó hasta la puerta trasera de la cocina, donde la música todavía no llegaba y vi a parte de los hombres lobo amigos míos. Jacob, Embry, Quil y Jared junto a Kim se encontraban en la puerta con algunos regalos y sonrisas preciosas.

-Tengo que irme, algo importante. Te lo diré luego.

Besó mi cabeza y salió a paso de rápido hacia el segundo piso.

-¿Llegamos en mal momento?

Preguntaron los chicos, pero no supe que responder realmente. Así que solo los invité a pasar, pero Jacob se quedó en la puerta, parecía desganado, supuse porqué.

-Bella, ¿eh?

Pregunté mientras que nos sentábamos en las escaleras afuera de la puerta, él apoyó su cabeza en mi hombro y sentí como comenzó a llorar.

-Yo... desearía que me hubiera aceptado, qué hubiera sanado. Quizás nada de esto habría pasado.

Acaricié suavemente su cabello, mientras que suspiraba.

-No fue tu culpa Jacke, no fue culpa de nadie. Ninguno de nosotros podría haber predicho lo que pasaría ese día...

Repentinamente él se enderezó, buscó algo y me lo dio.

-¿Y esto qué es?

Pregunté sorprendida, él sonrió con suavidad.

-Se lo había hecho a Bella como regalo por su cumpleaños, pero nunca llegué a dárselo porque... ya sabes, y teniendo en cuenta que te irás por un largo tiempo y quizás no viva para volverte a ver. Quiero darte esto en nombre de toda la manada, para que nos recuerdes siempre.

Cuando abrí la bolsita me sorprendí al ver un precioso lobito de madera, finamente tallado a mano, se veía tan real como aquel pequeño cola cuerno húngaro que le dieron a Harry en el cuarto libro.

-Es precioso, realmente precioso.

Chillé, con lo que me gustaban las cosas pequeñitas, esta se volvió rápidamente mi favorita de todas. Le escuché reír suavemente antes de que me ayude a ponérmelo, a pesar de mi delicada muñeca la pulsera me quedaba bastante bien.

-Miranda, tenemos que hablar.

Dijo la voz de Alice detrás de nosotros sacándonos de nuestro pequeño ensimismamiento, su rostro perfecto se veía extrañamente perturbado y supe que había pasado algo.

-¿Qué viste?

Pregunté, Jacob a mi lado también se levantó, atento a cada palabra. Repentinamente Jasper bajó, consiente de que mis amigos lobos habían venido, apareció a lado de Alice y lucía amenazante.

-Jasper tranquilo, pero Miranda realmente tengo que hablar contigo...

Asentí, pero no me moví de mi lugar, ni mi amigo.

-En serio

-Él tiene derecho a saberlo, si es que lo que creo que es ellos pueden ayudar.

Jacob ahora si nos miraba confundido, detrás de Alice y Jasper aparecieron los otros chicos.

-Mira, ya tomaron una decisión.

Murmuró ella aún nerviosa, y sentí como la sangre comenzaba a desvanecerse de mi cuerpo.

-¿Se van de Seattle?

Pregunté ansiosa, pero si pasó lo que esperaba.

-Ellos vienen aquí.

Sentí mis piernas temblar y caí al suelo, lancé un pequeño grito pues me golpeé muy fuerte las rodillas contra las escaleras. Obviamente había pensado bastante en la idea de que de verdad vinieran a por mi pero saber que lo iban a hacer me llenaba de ansiedad y estrés. Sentí que alguien me tomó del sobaco y me levantó, no sabía quién era, pero todo en mi cabeza comenzó a darme vueltas. 

Estrella fugaz ||Edward Cullen y tú|| ||3° Libro|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora