Capítulo 14

512 34 0
                                    

Desperté algo alterada, solo sintiendo la soledad de la noche, no podían haberse ido sin mi, no se atreverían.

-Ya despertaste, me alegro, estaba muy preocupado por ti.

La voz de Edward llegó a mis oídos como una preciosa nota musical, me levanté con rapidez solo para notar que ni siquiera me habían cambiado, miré mi teléfono, 2:03 a.m.

-Bien, vamos a donde dijeron.

-Oh, tú no irás.

-Claro que lo haré.

Le miré desafiante, si venían por mi y tenían ese aroma tenía que, a pesar de que el no quiera. Tomé mi pequeña hacha y la envainé en mi espalda, busqué un abrigo y me cambié el polerón por este, para este punto me importaba realmente poco que Edward me viera en sujetador, había cosas más importantes.

-Realmente no me harás caso, ¿verdad?

Negué.

-Sabes que es más seguro para mi quedarme con ustedes que aquí sola.

Él asintió, derrotado y tomó mi mano, bajando juntos.

No pasó mucho hasta que llegamos al lugar pactado, un claro en medio del bosque, bastante bonito si tenía que decir. Debido a que esa noche no había luna llena y solamente nos alumbraban las estrellas me tardé en darme cuenta que este era el campo donde solían jugar béisbol los días de tormenta. Allí ya se encontraban todos, conversando como si nada pasara, a pesar de todo Edward parecía negarse a dejarme bajar de su espalda.

-¿En qué piensas?

Me preguntó, me encogí de hombros.

-Desde su regreso han pasado cosas muy raras, mejor dicho incluso antes de que volvieran. Pero sigo pensando rotundamente que solo hay dos personas que me quieren muerta y no les importan las reglas.

Él sabía bien a quiénes me refería.

-No importa si son ellas o son los Vulturis, no dejaré que nadie te haga daño.

Cuando llegamos, los únicos que parecían mal eran Alice y Jasper, ella realmente parecía sentirse mal.

-No puede ver nada por los licántropos...

Me explicó Jasper, y yo también me acerqué a darles un abrazo a mis hermanos. Edward fue a conversar con los otros, que llegaron al cabo de un muy corto momento.

Rápidamente murmuró algo, lo que causó que mi familia se formara en línea recta a mis costados, no pasó mucho hasta que vi sus ojos brillando en la oscuridad. Toda la manada salió de entre los árboles, como preciosos perros gigantes.

Edward dio un par de pasos adelante, pues él haría de intérprete, así que me adelanté un par de pasos con él. Noté como se ponía tenso, pero no me moví de mi lugar.

Comenzaron a conversar con mi familia, mientras que yo me les quedaba mirando con curiosidad, hace no mucho que los había visto así. Sin embargo la pregunta de Edward me sorprendió.

-Estamos dispuestos a ayudarlos, pero queremos conocer su razón.

Edward me miró confundido, así que me adelanté, supuse que era momento de decirlo, no me dejarían en paz hasta que lo haga.

Saqué el hacha y enterré el lado afilado en la tierra acercándome a ellos sin miedo alguno.

-No es necesario que lo hagas...

Esta vez era la voz de Ed la que me hablaba, me di la media vuelta y le sonreí.

-Sentado.

Sonreí un poco más.

Estrella fugaz ||Edward Cullen y tú|| ||3° Libro|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora