Estrella fugaz ||Edward Cullen y tú|| ||3° Libro|| ||Saga Crepúsculo||

Capítulo 15

-Vamos a dejar, bueno, tú vas a dejar una pista falsa hacia el claro. Los neófitos vienen de caza. Se entusiasmarán al captar tu esencia y haremos que vayan exactamente a donde nos interesa a nosotros. De ese modo, no tendremos que preocuparnos del tema. Alice ya ha visto que el truco funciona. Se dividirán en dos grupos en cuanto descubran nuestro aroma en un intento de atraparnos entre dos fuegos. La mitad cruzará el bosque, allí es donde la visión cesa de pronto...

-Osea, debo gastar estas cosas, ¿no?

Pregunté mientras que les mostraba los perfumitos y ellos asintieron, sonreí y me dirigí a mi habitación para recoger la caja. Acto seguido bajé a la cocina para comenzar a hacer lo que necesitaba hacer.

Teníamos varias botellas vacías en una de las alacenas, comencé a dárselas a Rosalie mientras que ella las ponía en la alacena sin preguntar.

-¿Qué planea esa pequeña cabecita tuya?

Preguntó ella con cierto dejo de curiosidad en su preciosa voz, solamente sonreí cuando saqué las botellas que creí suficiente, y saqué una gaseosa de la alacena de arriba.

-El de lazo rojo es tuyo, pero llévatelo ahora o no lo volverás a ver.

Como un tornado rubio aquella botella desapareció junto con ella, a la par que Edward ingresaba y se acomodaba en la isla.

-Pregunto lo mismo, parece que te tomaste demasiado bien lo que ser carnada.

Sonreí una vez más mientras que le daba un perfume y él le quitaba con suma facilidad el rociador dorado, puse el embudo en la primera botella y comencé a echar el contenido dentro de esta.

-Estoy a punto de sacrificar todos mis perfumes por esto, así que espero una compensación.

Él sabía mejor que nadie lo importante que eran estos para todos nosotros, sin ellos no soportarían mi aroma.

-¿Qué es lo que pides?

-Te quedaras conmigo.

Dije con firmeza, a lo que él me miró confundido.

-Jacob me mensajeó en la mañana, dijo que su aroma tapa el mío por completo, ya conversé con él. Tamara, Seth y los otros dos jóvenes licántropos se quedarán conmigo. Puede que sea extraño pero siento miedo, todos ellos son igual de impulsivos y podrían terminar heridos.

Le expliqué, así que su ceño fruncido pareció relajarse.

-Y qué pinto yo, ¿cariño? Ellos podrían defenderte sin problemas.

Negué con rapidez.

-No...

Suspiré pesadamente.

-Edward, realmente no podré concentrarme si no estás conmigo, puedes leerle la mentes a los chicos, ellos podrán avisarte y avisarme si la familia está bien. Pero confío en que lo estarán, sé que lo que pido es muy egoísta pero...

Temblé un poco.

-¿Qué pasa si me encuentran?

Pregunté temerosa, si él no estaba allí no tendría fuerzas para decir algo, temía mucho por los que se quedarían conmigo. Quiera o no, sin él no me sentiría realmente segura, sería presa fácil.

-No estás siendo egoísta Miranda, en realidad es la primera vez que te oigo pedirme algo así con tanta...

-Vehemencia.

Le miré suplicante.

-Dios, realmente estoy siendo muy egoísta...

Me cubrí la cara con ambas manos y apoyé los codos en la isla, sintiendo los brazos cálidos de Edward envolverme.