Siempre estare aquí

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Supongamos que aquí nunca tuvieron ningún conflicto a lo largo de la historia, están en muy buenos términos y son amigos desde hace tiempo.

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Reino Unido y España se conocían desde que surgieron como países, al principio apenas se dirigían la palabra, fue el paso del tiempo el  culpable de formar una buena amistad que los unió más que nada en el mundo, eran inseparables y siempre incluían al otro en alguna actividad solo para poder pasar tiempo juntos. Se podría decir que eso terminaría más allá de simples lazos de amistad, pero esta es la realidad y siempre es distinta a los que en fantasías se planea.

España siempre fue reconocido por sus logros, pero destacaba por el hecho de ser alguien muy pasional, teniendo encuentros furtivos con distintas naciones que no pasaban más allá de lo carnal y en otras ocasiones, rozando lo romántico, formando una relación que nunca duraba por mucho tiempo por lo inestable que se podía llegar a tornar.

Reino Unido tenía el estereotipo de que tanto él como su gente, eran personas extremadamente educadas, no estaba lejos de la realidad, pero en ocasiones el resto exageraba por eso. Siempre vistiendo con traje, galante, con un porte de un caballero de la más alta clase, todo lo contrario a su amigo y con ello, también se veía implicado que le costaba decir palabras coquetas. Si, alguna vez lo intento, pero nunca lo logró en su totalidad, así que solo prefería mantener distancia en ese tipo de asuntos porque sabía lo doloroso que era cuando alguna relación no salía bien, lo experimento en carne propia.

Ambos eran diferentes pero mantenían una relación estrecha, probablemente eso era lo que hacía que fuese doloroso para ambos, alguna vez se sintieron atraídos por el otro, pero simplemente ninguno dió alguna señal. Uno tenía miedo de volver a salir herido por no dar lo suficiente, el otro, de terminar aburriendose de la relación, descartandola como al resto de su pasado, más importante aún, ninguno de los dos deseaba desechar su preciosa amistad que tanto atesoraban.

España se trató de deshacer de esos sentimientos saliendo con distintos países. Con el de habla inglesa no fue distinto, pero no hizo lo mismo que el bicolor, solo se concentró en su trabajo como nacion para ignorar todo lo que estaba sintiendo, tachandolo como algo "inútil" y "doloroso". Eso sólo causó que se distanciaran del uno del otro, tanto que ya ni se dirigían la palabra, de una amistad a un par de desconocidos.

Los meses pasaron rápidamente después de tratar de borrar esos sentimientos románticos que albergaban, era una noche como otra cualquiera en las tierras del amante del té, realizando su rutina nocturna de tomar una ducha, mantenerse al tanto de su territorio leyendo con brevedad algunos de los tantos reportes acumulados en su escritorio, finalizando su día tomando un merecido descanso, pero fue interrumpido por los golpes constantes a la puerta de su hogar; más molesto que sorprendido, dejó lo que estaba a punto de hacer para ir a atender, grande fue su sorpresa al encontrarse con el de escudo, recargado en un mural de la vivienda para mantenerse en pie, apestando a alcohol.

–Spain, ¿qué estás haciendo aquí?, pensé que estarías con Italia o alguien más.– Murmuró en voz baja, con la mirada perdida unos segundos antes de ayudar al más bajo a entrar a su hogar, dejarlo desamparado en la entrada de su casa no era precisamente ético. Hizo que se sentará en el único sofá disponible, tomando una silla cercana para de igual manera, tomar asiento, mirándolo, esperando que le diera alguna palabra o señal de que no estaba muerto.

–Termine con Italia, porque, ah, me hecho, creo que...– Apenas podía formular palabras coherentes y tejer hilos entre las mismas, estaba haciendo un esfuerzo por no ceder ante los efectos secundarios del alcohol.– Se enfado, descubrió que estuve muchas veces con otros países, creía que era el único.– Dejó escapar una carcajada pero se quedó callado al sentir la intensa mirada de quién tenía en frente, cayó en cuenta que estaba siendo juzgado.

Antes de continuar hablando, observó el techo como si fuera lo más interesante que existía, se quedó así durante unos segundos antes de volver a seguir dando una explicación.– No tenía con quién ir, se que tengo una casa y a mis hijos, pero no me conocen.– Se recargo en el antebrazo del mueble, mirando a los ojos al ingles.–Lo hacen, pero no tan bien como tú.

–Eh, nunca cambiarás, Spain, llevamos siglos de conocernos, no me impresiona que estés aquí porque no sabes a dónde ir.– Se levantó para tomar al ajeno en brazos, cargandolo como si fuese un niño pequeño que se aferraba a su madre.

–Lo haces sonar como si fuera un vagabundo, que mal amigo tengo.– Alargó la última letra, abrazando por los hombros al más alto, para dejar caer su cabeza sobre cerrar los ojos, quedándose finalmente dormido.

Un silencio fue lo que se generó después de ello, por su parte el más alto trato de no romper en llanto ahí mismo. ¿Por qué?, porque todo ese tiempo había tratado de evitar al español, porque cada vez que lo veía o hablaba con él, solo generaba que esos sentimientos que creyó haber sepultado en lo más profundo de su pecho volvieran a surgir, eso le causaba dolor, porque odiaba sentir aquello que lo hirió.

Y el hispanohablante no estaba muy lejos de eso, siempre volvía con su más fiel amigo porque era el único que lo cuidaba y consolaba, incluso si también trataba de evitarlo a toda costa, que estupidez por ambas partes.

España seguiría volviendo con el contrario y Reino Unido siempre estaría ahí, para recibirlo con los brazos abiertos a pesar de que eso solo cause heridas en los dos.

Porque sabían perfectamente que nunca iban a poder estar juntos como sus corazones anhelaban.

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Uᴋ x Esᴘᴀɴ̃ᴀ ╭❲᥆ᥒᥱ ᥉ℎ᥆t᥉❳༉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora