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El tono de llamada de mi celular hace que abra lentamente los ojos mientras un quejido se escapa de mi boca. Por unos segundos no sé dónde estoy, pero de apoco voy recobrando la consciencia. << ¿Por qué estoy en el suelo?>> me pregunto adolorida mientras me siento en el suelo. Me quedo unos segundos con los ojos cerrados pensando en qué momento caí de la cama, siento que lo voy a recordar cuando mi celular vuelve a sonar bajo la cama, doy un fuerte bostezo, me froto los ojos y me dispongo a arrastrarme por el suelo como una babosa para rescatar el aparato que no deja de sonar, cuando voy a mirar la pantalla del celular para ver quién me llama, mi vista se desvía a la hora y siento que me va a dar un ataque. Me levanto del suelo con un grito ahogado, <<Si no salgo en cinco minutos llegare tarde>> pienso mientras corro como una loca en búsqueda de ropa. Mi celular no deja de tocar una y otra vez la canción Train-Train del grupo The blue hearts, lo que me recuerda que debo tomar sí o sí el metro tren de las 7:20 o si no llegare tarde... muy tarde al trabajo. Estoy lista en tiempo record, cuando estoy a punto de salir, recuerdo que olvide mi celular. Tomo el aparato del suelo y corro hasta la puerta, tomo mi mochila y una bolsa con algunos utensilios de pastelería que me prestó Valentino y salgo disparada por el pasillo en dirección al ascensor, el cual abre sus puertas para que entren mis vecinos, estoy a punto de llegar, pero las puertas comienzan a cerrarse, antes que diga algo para que detengan las puertas, alguien lo hace y logro entrar. Tratando de calmar mi respiración mientras le agradezco a la persona que detuvo las puertas, él esboza una suave sonrisa. <<Lo voy a lograr>> pienso antes de ver que el maldito ascensor comienza a detenerse en cada piso << ¿Quién te mandó a vivir en el último piso del edificio?>> pienso mientras dejo mi mochila y la bolsa de Valentino en el suelo para hacer espacio y así más personas puedan subir. El ascensor baja los 24 pisos y apenas se abren las puertas salgo corriendo. Llego a la parada de autobús justo a tiempo, me subo al atiborrado bus sintiéndome un poco aliviada. Luego de varios minutos de viaje, que se me hacen eternos, bajo del autobús para correr a la estación en donde logro subir en el metro de las 7:20. Finalmente, siendo las 7:55, marco mi tarjeta de entrada al trabajo. <<Lo logre>> pienso aliviada mientras camino rauda a los vestidores para dejar mis cosas.

-¡Olimpia! – Dice Valentino cuando me ve entrar a los vestidores. – Pensé que no lo ibas a lograr.

-Amigo, pensé lo mismo. – Digo soltando un suspiro de cansancio.

-Estaba preocupado. – Dice apoyando su hombro en el locker que esta junto al mío.

-Trate de escribirte, pero el autobús y el metro estaban repletos. – Digo abriendo mi locker.

-¿Qué pasa? – Pregunta Valentino cuando ve que me quedo paralizada.

-¡Por la mierda! – Digo dejando caer mi mochila al suelo. – Valentino... perdí... perdí la bolsa con las cosas que me prestaste. – Digo angustiada. – Por favor perdóname.

-No te preocupes. – Me dice colocando su mano sobre mi hombro. – A lo mejor no la trajiste.

-Lo hice. – Digo colocando mis manos sobre mi cara.

Valentino va a decir algo, pero se queda callado. Saco mis manos de mi cara para ver qué sucede y veo a Matthias junto a la puerta, él desvía la mirada cuando nuestros ojos se cruzan.

-Chicos la reunión de equipo va a comenzar en 10 minutos, Mirta viene tarde.

-Ok. – Le responde Valentino. – Gracias por avisar.

Matthias se va dejando un silencio incomodo. Fuimos novios por cinco años y hace dos semanas, como dice la canción, todo se derrumbó dentro de mí, cuando una colega me dijo que él y Ángela, otra compañera de trabajo, llevaban un año saliendo.

Notas bajo el umbral (Tom Hiddleston &  Matthias Schweighöfer Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora