Verdades

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Invernalia

Sofia había pasado con Arya y Catelyn una parte del día de ayer y en ese tiempo se le pasó volando el día, al fin y al cabo si mantenía su mente lejos del recuerdo de Robb el día se pasaba más rápido, aunque eso no significara que ella sintiera a Invernalia vacía si no estaba el Joven Lobo con ella.

Sofi, Sofia.—dijo Melany por el radio y Sofia se despertó por ese maldito sonido, se sentó en la cama y cuando tuvo conciencia de que era el radio el cual sonaba corrió a su mochila.

—¿Qué pasa, enana?—preguntó Sofia cuando encontró el radio y descubrió que era Melany la que la necesitaba, aún no se acostumbraba a tenerla tan lejos, bien decían que una cosa era suponer los hechos y otra cosa muy diferente era llevarlos a la práctica.

me comprometí con Joffrey.—si Sofia aun tenía los ojos cerrados y la mente algo nublada e invadida por el sueño, esa frase logró despertarla en aquél preciso momento, su mente se aclaró instantáneamente como si le hubiese caído un balde de agua helada encima de la cabeza.

—¿Cómo pasó?—interrogó Sofia sobándose los ojos aún sin comprender cómo era posible que el engreído, odioso y perturbado Joffrey se haya comprometido con Melany, no lo entendía.

pues...no lo sé.—admitió la bastarda Tormenta del otro lado de la línea y Sofia soltó un suspiro.

—tú al igual que Nadaya y yo, tienes el don de cambiar o alterar los sentimientos, es probablemente lo que hiciste con Joffrey y con Cersei.—informó la joven Nieve y Melany chilló.

—vi una víbora enorme.—dijo Melany y Sofia rió levemente al escucharla, siempre le pareció divertida la manera en la que Melany reaccionaba con los reptiles, aunque también entendía su fobia, no era nada lindo enfrentarse a sus peores miedos.

—bien, solo espero que Joffrey no te lastime o lo mataré cuando venga porque para tu información van a venir a Invernalia.—advirtió ella y Melany soltó un largo suspiro ante sus palabras.

—esta bien, te dejo, tengo que salir con Joffrey porque me tiene una sorpresa.—confesó la joven que se encontraba en la capital del continente y Sofia rió sin admitir que eso le preocupaba.

—claro, te quiero, adiós.—se despidió Sofia y no se volvieron a escuchar sus voces comunicarse, Sofia se dio un tranquilo baño y se vistió para después ir al comedor para desayunar con los Stark.

—buenos días.—la saludó Lady Catelyn con una dulce sonrisa al ver a la joven entrar al comedor.

—buenos días.—Sofia le devolvió el saludo y se sentó frente a la mesa, en el momento apareció Arya con una mueca de sueño y se sentó frente a Sofia bajo la mirada de su madre.

—Arya, modales.—reclamó Lady Catelyn sentándose en el lugar libre que había entre Sofia y Ned, el cual estaba sentado en una punta de la mesa guardando completo silencio, como era siempre.

—buen día.—gruñó Arya con pocas ganas y Sofia sonrió divertida, es tan ella, pensó la viajera.

—Lady Catelyn, ¿Puedo darle un entrenamiento a Arya? Me tomo el atrevimiento de decir que aprenderá más conmigo que con una septa, además, estoy bastante segura de que esto sí le gustará hacer más que las clases, después de todo, he visto lo suficiente a Arya como para saber que ama con toda su alma una espada.—explicó Sofia y los tres Stark fijaron sus ojos en ella.

—si logras enseñarle modales.—aceptó Lady Catelyn mirando a Arya mientras Sofia sonreía y fijó su vista en el señor de Invernalia, esperando su aprobación para aquella moción.

Viaje en el TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora